Durante los últimos años hemos asistido a una eclosión de muy buenos escritores de novela negra. Citaré algunos: Henning Mankell, Stieg Larsson, Ian Rankin, Jo Nesbo, Dennis Lehane, Petros Márkaris , Leonardo Padura, entre otros. El género ha florecido tras décadas de decadencia.La literatura italiana también ha aportado dos nombres a la tradición del ‘thriller’. El primero es Andrea Camilleri, padre del comisario Salvo Montalbano, el agudo y escéptico policía siciliano, llevado a la televisión en una serie de gran éxito. El segundo nombre —y también mi preferido— es un fiscal de Bari, de 64 años, llamado Gianrico Carofiglio. Le descubrí por casualidad hace casi dos décadas cuando se publicó ‘Testigo involuntario’, su primera novela, aparecida en Italia en 2002.Hombre discreto y de pocas palabras, le conocí en Madrid cuando vino a presentar una de sus novelas hace más de una década. Al igual que Camilleri acuñó en su imaginación al comisario Montalbano, Carofiglio escribió una serie de novelas con el abogado Guido Guerrieri, su alter ego, como protagonista de sus historias. La cuarta de ellas, ‘Las perfecciones provisionales’, publicada en 2010, es tal vez la más interesante y representativa.Es un trabajo excelente, con una trama muy bien construida, que mantiene el pulso hasta el final. Destacan los diálogos filosóficos entre Guerrieri y una prostituta a la que evitó la cárcel. Son dos almas gemelas que sienten a disgusto en un mundo regido por los valores materiales y la hipocresía.Su protagonista, Guerrieri, representa le estética del perdedor, es un ser que solo aspira a sobrevivir en un mundo hostilGuido Guerrieri es un buen abogado y vive volcado hacia su trabajo. Aunque detesta a los delincuentes, se gana la vida defendiéndoles. No tiene familia, pues su mujer lo abandonó; está desengañado de amores y es una persona un tanto solitaria, muy amante de los libros. Al hilo de la investigación va dando a conocer aspectos de su vida corriente, que le hacen bastante humano: ajetreo habitual de su bufete, práctica casera del boxeo y paseos nocturnos. Vive en Bari y su existencia transcurre sin especiales sobresaltos. Un día, sin embargo, acude a él un matrimonio desesperado porque su guapa hija Manuela hace seis meses que lleva desaparecida. Los carabinieri han dado por cerrado el asunto. Además, les han dicho que Manuela es mayor de edad, por lo que se puede haber ido voluntariamente. Aunque no tiene ninguna pista fiable, poco a poco se irá introduciendo en el caso: repasa el dosier que le han entregado, con todas las declaraciones, y se dedicará a entrevistar a esas personas, sobre todo amigas, por si han olvidado algún detalle relevante. ¿Quién miente, o no dice toda la verdad? SensualidadLa novela resulta entretenida y gustará a los amantes del género. Como resalta el editor, hay una cierta sensualidad en algunos pasajes, fundamentalmente conversaciones subidas de tono: charlas con mujeres de la calle, con traficantes de droga, con una compañera de trabajo, con la que tendrá también un discreto ‘affaire’ amoroso. «Carofiglio consigue en ‘Las perfecciones provisionales’ una gran novela negra filosófica, escrita con un estilo fluido y claro. Es al mismo tiempo una reflexión crítica y un análisis antropológico. Su ritmo dinámico y el lenguaje irónico le otorga a la novela una frescura narrativa que atrapa y cautiva», reseñó el periódico ‘L’Unità’.Guerrieri representa le estética del perdedor, es un ser que solo aspira a sobrevivir en un mundo hostil, en el que es casi imposible ser honrado. Domina los procedimientos y logra que se haga justicia pese a que el aparato judicial italiano es descrito como una burocracia esclerotizada, en la que el ser humano es un insecto aplastado por el peso de una ley impersonal.La niñez, el pasado, los recuerdos están también siempre presentes en las ocho novelas de Carofiglio, que tienen Bari como escenario, su ciudad natal, cuyos bares, paseos y paisajes llegamos a conocer a través de su obra. Es magistrado de profesión y ejerció como fiscal antimafia de su provincia. Llevado por su voluntad de mejorar el poder judicial y emulando al juez Giovanni Falcone, entró en política en 2008. Estuvo en la Comisión parlamentaria Antimafia tras ser elegido senador por el Partido Democrático de Italia (PDI). Tras su paso por la política, se ha convertido en una referencia de la lucha contra el crimen organizado y la mafia sin abandonar una carrera literaria en la que hoy es una referencia. Merece la pena leer las novelas de este juez que halló en la literatura el instrumento para reivindicar el esforzado trabajo de algunos de sus compañeros que tan trágico precio pagaron por su profesión. Durante los últimos años hemos asistido a una eclosión de muy buenos escritores de novela negra. Citaré algunos: Henning Mankell, Stieg Larsson, Ian Rankin, Jo Nesbo, Dennis Lehane, Petros Márkaris , Leonardo Padura, entre otros. El género ha florecido tras décadas de decadencia.La literatura italiana también ha aportado dos nombres a la tradición del ‘thriller’. El primero es Andrea Camilleri, padre del comisario Salvo Montalbano, el agudo y escéptico policía siciliano, llevado a la televisión en una serie de gran éxito. El segundo nombre —y también mi preferido— es un fiscal de Bari, de 64 años, llamado Gianrico Carofiglio. Le descubrí por casualidad hace casi dos décadas cuando se publicó ‘Testigo involuntario’, su primera novela, aparecida en Italia en 2002.Hombre discreto y de pocas palabras, le conocí en Madrid cuando vino a presentar una de sus novelas hace más de una década. Al igual que Camilleri acuñó en su imaginación al comisario Montalbano, Carofiglio escribió una serie de novelas con el abogado Guido Guerrieri, su alter ego, como protagonista de sus historias. La cuarta de ellas, ‘Las perfecciones provisionales’, publicada en 2010, es tal vez la más interesante y representativa.Es un trabajo excelente, con una trama muy bien construida, que mantiene el pulso hasta el final. Destacan los diálogos filosóficos entre Guerrieri y una prostituta a la que evitó la cárcel. Son dos almas gemelas que sienten a disgusto en un mundo regido por los valores materiales y la hipocresía.Su protagonista, Guerrieri, representa le estética del perdedor, es un ser que solo aspira a sobrevivir en un mundo hostilGuido Guerrieri es un buen abogado y vive volcado hacia su trabajo. Aunque detesta a los delincuentes, se gana la vida defendiéndoles. No tiene familia, pues su mujer lo abandonó; está desengañado de amores y es una persona un tanto solitaria, muy amante de los libros. Al hilo de la investigación va dando a conocer aspectos de su vida corriente, que le hacen bastante humano: ajetreo habitual de su bufete, práctica casera del boxeo y paseos nocturnos. Vive en Bari y su existencia transcurre sin especiales sobresaltos. Un día, sin embargo, acude a él un matrimonio desesperado porque su guapa hija Manuela hace seis meses que lleva desaparecida. Los carabinieri han dado por cerrado el asunto. Además, les han dicho que Manuela es mayor de edad, por lo que se puede haber ido voluntariamente. Aunque no tiene ninguna pista fiable, poco a poco se irá introduciendo en el caso: repasa el dosier que le han entregado, con todas las declaraciones, y se dedicará a entrevistar a esas personas, sobre todo amigas, por si han olvidado algún detalle relevante. ¿Quién miente, o no dice toda la verdad? SensualidadLa novela resulta entretenida y gustará a los amantes del género. Como resalta el editor, hay una cierta sensualidad en algunos pasajes, fundamentalmente conversaciones subidas de tono: charlas con mujeres de la calle, con traficantes de droga, con una compañera de trabajo, con la que tendrá también un discreto ‘affaire’ amoroso. «Carofiglio consigue en ‘Las perfecciones provisionales’ una gran novela negra filosófica, escrita con un estilo fluido y claro. Es al mismo tiempo una reflexión crítica y un análisis antropológico. Su ritmo dinámico y el lenguaje irónico le otorga a la novela una frescura narrativa que atrapa y cautiva», reseñó el periódico ‘L’Unità’.Guerrieri representa le estética del perdedor, es un ser que solo aspira a sobrevivir en un mundo hostil, en el que es casi imposible ser honrado. Domina los procedimientos y logra que se haga justicia pese a que el aparato judicial italiano es descrito como una burocracia esclerotizada, en la que el ser humano es un insecto aplastado por el peso de una ley impersonal.La niñez, el pasado, los recuerdos están también siempre presentes en las ocho novelas de Carofiglio, que tienen Bari como escenario, su ciudad natal, cuyos bares, paseos y paisajes llegamos a conocer a través de su obra. Es magistrado de profesión y ejerció como fiscal antimafia de su provincia. Llevado por su voluntad de mejorar el poder judicial y emulando al juez Giovanni Falcone, entró en política en 2008. Estuvo en la Comisión parlamentaria Antimafia tras ser elegido senador por el Partido Democrático de Italia (PDI). Tras su paso por la política, se ha convertido en una referencia de la lucha contra el crimen organizado y la mafia sin abandonar una carrera literaria en la que hoy es una referencia. Merece la pena leer las novelas de este juez que halló en la literatura el instrumento para reivindicar el esforzado trabajo de algunos de sus compañeros que tan trágico precio pagaron por su profesión. Durante los últimos años hemos asistido a una eclosión de muy buenos escritores de novela negra. Citaré algunos: Henning Mankell, Stieg Larsson, Ian Rankin, Jo Nesbo, Dennis Lehane, Petros Márkaris , Leonardo Padura, entre otros. El género ha florecido tras décadas de decadencia.La literatura italiana también ha aportado dos nombres a la tradición del ‘thriller’. El primero es Andrea Camilleri, padre del comisario Salvo Montalbano, el agudo y escéptico policía siciliano, llevado a la televisión en una serie de gran éxito. El segundo nombre —y también mi preferido— es un fiscal de Bari, de 64 años, llamado Gianrico Carofiglio. Le descubrí por casualidad hace casi dos décadas cuando se publicó ‘Testigo involuntario’, su primera novela, aparecida en Italia en 2002.Hombre discreto y de pocas palabras, le conocí en Madrid cuando vino a presentar una de sus novelas hace más de una década. Al igual que Camilleri acuñó en su imaginación al comisario Montalbano, Carofiglio escribió una serie de novelas con el abogado Guido Guerrieri, su alter ego, como protagonista de sus historias. La cuarta de ellas, ‘Las perfecciones provisionales’, publicada en 2010, es tal vez la más interesante y representativa.Es un trabajo excelente, con una trama muy bien construida, que mantiene el pulso hasta el final. Destacan los diálogos filosóficos entre Guerrieri y una prostituta a la que evitó la cárcel. Son dos almas gemelas que sienten a disgusto en un mundo regido por los valores materiales y la hipocresía.Su protagonista, Guerrieri, representa le estética del perdedor, es un ser que solo aspira a sobrevivir en un mundo hostilGuido Guerrieri es un buen abogado y vive volcado hacia su trabajo. Aunque detesta a los delincuentes, se gana la vida defendiéndoles. No tiene familia, pues su mujer lo abandonó; está desengañado de amores y es una persona un tanto solitaria, muy amante de los libros. Al hilo de la investigación va dando a conocer aspectos de su vida corriente, que le hacen bastante humano: ajetreo habitual de su bufete, práctica casera del boxeo y paseos nocturnos. Vive en Bari y su existencia transcurre sin especiales sobresaltos. Un día, sin embargo, acude a él un matrimonio desesperado porque su guapa hija Manuela hace seis meses que lleva desaparecida. Los carabinieri han dado por cerrado el asunto. Además, les han dicho que Manuela es mayor de edad, por lo que se puede haber ido voluntariamente. Aunque no tiene ninguna pista fiable, poco a poco se irá introduciendo en el caso: repasa el dosier que le han entregado, con todas las declaraciones, y se dedicará a entrevistar a esas personas, sobre todo amigas, por si han olvidado algún detalle relevante. ¿Quién miente, o no dice toda la verdad? SensualidadLa novela resulta entretenida y gustará a los amantes del género. Como resalta el editor, hay una cierta sensualidad en algunos pasajes, fundamentalmente conversaciones subidas de tono: charlas con mujeres de la calle, con traficantes de droga, con una compañera de trabajo, con la que tendrá también un discreto ‘affaire’ amoroso. «Carofiglio consigue en ‘Las perfecciones provisionales’ una gran novela negra filosófica, escrita con un estilo fluido y claro. Es al mismo tiempo una reflexión crítica y un análisis antropológico. Su ritmo dinámico y el lenguaje irónico le otorga a la novela una frescura narrativa que atrapa y cautiva», reseñó el periódico ‘L’Unità’.Guerrieri representa le estética del perdedor, es un ser que solo aspira a sobrevivir en un mundo hostil, en el que es casi imposible ser honrado. Domina los procedimientos y logra que se haga justicia pese a que el aparato judicial italiano es descrito como una burocracia esclerotizada, en la que el ser humano es un insecto aplastado por el peso de una ley impersonal.La niñez, el pasado, los recuerdos están también siempre presentes en las ocho novelas de Carofiglio, que tienen Bari como escenario, su ciudad natal, cuyos bares, paseos y paisajes llegamos a conocer a través de su obra. Es magistrado de profesión y ejerció como fiscal antimafia de su provincia. Llevado por su voluntad de mejorar el poder judicial y emulando al juez Giovanni Falcone, entró en política en 2008. Estuvo en la Comisión parlamentaria Antimafia tras ser elegido senador por el Partido Democrático de Italia (PDI). Tras su paso por la política, se ha convertido en una referencia de la lucha contra el crimen organizado y la mafia sin abandonar una carrera literaria en la que hoy es una referencia. Merece la pena leer las novelas de este juez que halló en la literatura el instrumento para reivindicar el esforzado trabajo de algunos de sus compañeros que tan trágico precio pagaron por su profesión. RSS de noticias de cultura
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