Un día después del espectacular desprendimiento registrado entre la Cascada Grande de Maro y la playa mareña, el Ayuntamiento de Nerja ha llamado este lunes a la calma y ha enmarcado el suceso en la dinámica natural de los acantilados de la zona. «Tranquilidad absoluta, todo bien; los turistas lo toman más como anécdota que como otra cosa», ha afirmado a este periódico un portavoz municipal, que subraya que no se han producido daños materiales ni personales y que la zona ya está balizada para impedir el acceso de curiosos.El incidente se produjo el domingo, 27 de julio, a las 17.10 horas, cuando un tramo de unos treinta metros de ladera se desprendió provocando un estruendo y una nube de polvo que alarmó a los centenares de bañistas que disfrutaban de la playa y a los palistas que navegaban en kayak bajo el acantilado. El vídeo del momento, de apenas cinco segundos de duración, se viralizó enseguida en redes sociales y dio pie a titulares sobre un « importante desprendimiento de rocas ».Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario restan gravedad al episodio. «Ha sido más tierra que piedra; hablamos de un barranco en un acantilado donde este tipo de fenómenos se repiten cada cierto tiempo , a veces en invierno, cuando no hay nadie en la playa y apenas trascienden», han explicado. Según la misma voz, Protección Civil y la Policía Local acordonaron de inmediato la franja afectada y revisaron que ningún bañista se encontrara bajo el talud. A los pocos minutos el servicio de socorrismo confirmó que no había heridos .Los servicios técnicos municipales inspeccionarán el terreno esta semana para determinar qué originó el corrimiento . Las primeras hipótesis apuntan a la combinación de las intensas lluvias registradas en el último año hidrológico y las altas temperaturas de las últimas semanas, que podrían haber saturado y dilatado la capa superficial del acantilado . La existencia de cultivos en la parte alta, algunos de ellos muy próximos al filo del precipicio, también se estudia como factor que favorece la inestabilidad.El Ayuntamiento insiste en que el suceso « no ha sido tan grande como se está pintando» y que la dimensión real se ha visto magnificada por el impacto de las imágenes. «Si hubiera ocurrido de noche o en temporada baja, a penas se habría enterado nadie », aseguran. Los testimonios recabados entre los bañistas coinciden: tras la polvareda inicial y el estrépito de la caída, no se observaron bloques de gran tamaño ni olas de rebote significativas. Aun así, el Ayuntamiento recuerda que los Acantilados de Maro–Cerro Gordo constituyen un espacio natural protegido con relieve abrupto y dinámico: «Estos taludes están vivos y sufren un proceso de erosión constante ; el riesgo cero no existe».El suceso llega en plena temporada alta, con la Costa del Sol batiendo de nuevo récords de afluencia (el aeropuerto de Málaga llegó a los 12,3 millones de viajeros en el primer semestre del año) y con la Cascada Grande de Maro consolidada como uno de los puntos más fotografiados del litoral malagueño . El Ayuntamiento descarta que el desprendimiento vaya a lastrar esa demanda , pero considera necesario analizar con detalle la situación para que no haya que lamentar en otra ocasión heridos. Un día después del espectacular desprendimiento registrado entre la Cascada Grande de Maro y la playa mareña, el Ayuntamiento de Nerja ha llamado este lunes a la calma y ha enmarcado el suceso en la dinámica natural de los acantilados de la zona. «Tranquilidad absoluta, todo bien; los turistas lo toman más como anécdota que como otra cosa», ha afirmado a este periódico un portavoz municipal, que subraya que no se han producido daños materiales ni personales y que la zona ya está balizada para impedir el acceso de curiosos.El incidente se produjo el domingo, 27 de julio, a las 17.10 horas, cuando un tramo de unos treinta metros de ladera se desprendió provocando un estruendo y una nube de polvo que alarmó a los centenares de bañistas que disfrutaban de la playa y a los palistas que navegaban en kayak bajo el acantilado. El vídeo del momento, de apenas cinco segundos de duración, se viralizó enseguida en redes sociales y dio pie a titulares sobre un « importante desprendimiento de rocas ».Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario restan gravedad al episodio. «Ha sido más tierra que piedra; hablamos de un barranco en un acantilado donde este tipo de fenómenos se repiten cada cierto tiempo , a veces en invierno, cuando no hay nadie en la playa y apenas trascienden», han explicado. Según la misma voz, Protección Civil y la Policía Local acordonaron de inmediato la franja afectada y revisaron que ningún bañista se encontrara bajo el talud. A los pocos minutos el servicio de socorrismo confirmó que no había heridos .Los servicios técnicos municipales inspeccionarán el terreno esta semana para determinar qué originó el corrimiento . Las primeras hipótesis apuntan a la combinación de las intensas lluvias registradas en el último año hidrológico y las altas temperaturas de las últimas semanas, que podrían haber saturado y dilatado la capa superficial del acantilado . La existencia de cultivos en la parte alta, algunos de ellos muy próximos al filo del precipicio, también se estudia como factor que favorece la inestabilidad.El Ayuntamiento insiste en que el suceso « no ha sido tan grande como se está pintando» y que la dimensión real se ha visto magnificada por el impacto de las imágenes. «Si hubiera ocurrido de noche o en temporada baja, a penas se habría enterado nadie », aseguran. Los testimonios recabados entre los bañistas coinciden: tras la polvareda inicial y el estrépito de la caída, no se observaron bloques de gran tamaño ni olas de rebote significativas. Aun así, el Ayuntamiento recuerda que los Acantilados de Maro–Cerro Gordo constituyen un espacio natural protegido con relieve abrupto y dinámico: «Estos taludes están vivos y sufren un proceso de erosión constante ; el riesgo cero no existe».El suceso llega en plena temporada alta, con la Costa del Sol batiendo de nuevo récords de afluencia (el aeropuerto de Málaga llegó a los 12,3 millones de viajeros en el primer semestre del año) y con la Cascada Grande de Maro consolidada como uno de los puntos más fotografiados del litoral malagueño . El Ayuntamiento descarta que el desprendimiento vaya a lastrar esa demanda , pero considera necesario analizar con detalle la situación para que no haya que lamentar en otra ocasión heridos. Un día después del espectacular desprendimiento registrado entre la Cascada Grande de Maro y la playa mareña, el Ayuntamiento de Nerja ha llamado este lunes a la calma y ha enmarcado el suceso en la dinámica natural de los acantilados de la zona. «Tranquilidad absoluta, todo bien; los turistas lo toman más como anécdota que como otra cosa», ha afirmado a este periódico un portavoz municipal, que subraya que no se han producido daños materiales ni personales y que la zona ya está balizada para impedir el acceso de curiosos.El incidente se produjo el domingo, 27 de julio, a las 17.10 horas, cuando un tramo de unos treinta metros de ladera se desprendió provocando un estruendo y una nube de polvo que alarmó a los centenares de bañistas que disfrutaban de la playa y a los palistas que navegaban en kayak bajo el acantilado. El vídeo del momento, de apenas cinco segundos de duración, se viralizó enseguida en redes sociales y dio pie a titulares sobre un « importante desprendimiento de rocas ».Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario restan gravedad al episodio. «Ha sido más tierra que piedra; hablamos de un barranco en un acantilado donde este tipo de fenómenos se repiten cada cierto tiempo , a veces en invierno, cuando no hay nadie en la playa y apenas trascienden», han explicado. Según la misma voz, Protección Civil y la Policía Local acordonaron de inmediato la franja afectada y revisaron que ningún bañista se encontrara bajo el talud. A los pocos minutos el servicio de socorrismo confirmó que no había heridos .Los servicios técnicos municipales inspeccionarán el terreno esta semana para determinar qué originó el corrimiento . Las primeras hipótesis apuntan a la combinación de las intensas lluvias registradas en el último año hidrológico y las altas temperaturas de las últimas semanas, que podrían haber saturado y dilatado la capa superficial del acantilado . La existencia de cultivos en la parte alta, algunos de ellos muy próximos al filo del precipicio, también se estudia como factor que favorece la inestabilidad.El Ayuntamiento insiste en que el suceso « no ha sido tan grande como se está pintando» y que la dimensión real se ha visto magnificada por el impacto de las imágenes. «Si hubiera ocurrido de noche o en temporada baja, a penas se habría enterado nadie », aseguran. Los testimonios recabados entre los bañistas coinciden: tras la polvareda inicial y el estrépito de la caída, no se observaron bloques de gran tamaño ni olas de rebote significativas. Aun así, el Ayuntamiento recuerda que los Acantilados de Maro–Cerro Gordo constituyen un espacio natural protegido con relieve abrupto y dinámico: «Estos taludes están vivos y sufren un proceso de erosión constante ; el riesgo cero no existe».El suceso llega en plena temporada alta, con la Costa del Sol batiendo de nuevo récords de afluencia (el aeropuerto de Málaga llegó a los 12,3 millones de viajeros en el primer semestre del año) y con la Cascada Grande de Maro consolidada como uno de los puntos más fotografiados del litoral malagueño . El Ayuntamiento descarta que el desprendimiento vaya a lastrar esa demanda , pero considera necesario analizar con detalle la situación para que no haya que lamentar en otra ocasión heridos. RSS de noticias de espana/andalucia
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