<p class=»ue-c-article__paragraph»>Curiosa paradoja la que alumbra la portada de Lecturas esta semana. Sale <strong>Lamine Yamal</strong>, el delantero del Barça y la Selección, con una <i>influencer </i>de 30 años, <strong>Fati Vázquez</strong>, y ya se sabe cómo son: morritos, bikinis y gestos entre la muñeca hinchable y el manga de lencería. Pero Lamine Yamal sólo tiene 17 años, y legalmente no se puede sacar a un menor en una portada de este género sin pixelarlo, incluso con permiso paterno. Dicen los suyos que Lamine ya sale en los anuncios de la selección sin pixelar, pero esa es su actividad profesional. El ligue es vida privada. ¿Y si mañana Lamine es abandonado y denuncia a Fati por perversión de menores? He ahí materia conversable en terrazas y chiringuitos, a orillas del tinto de verano, el gran problema de la temporada.</p>
Curiosa paradoja la que alumbra la portada de Lecturas esta semana. Sale Lamine Yamal, el delantero del Barça y la Selección, co
<p class=»ue-c-article__paragraph»>Curiosa paradoja la que alumbra la portada de Lecturas esta semana. Sale <strong>Lamine Yamal</strong>, el delantero del Barça y la Selección, con una <i>influencer </i>de 30 años, <strong>Fati Vázquez</strong>, y ya se sabe cómo son: morritos, bikinis y gestos entre la muñeca hinchable y el manga de lencería. Pero Lamine Yamal sólo tiene 17 años, y legalmente no se puede sacar a un menor en una portada de este género sin pixelarlo, incluso con permiso paterno. Dicen los suyos que Lamine ya sale en los anuncios de la selección sin pixelar, pero esa es su actividad profesional. El ligue es vida privada. ¿Y si mañana Lamine es abandonado y denuncia a Fati por perversión de menores? He ahí materia conversable en terrazas y chiringuitos, a orillas del tinto de verano, el gran problema de la temporada.</p>
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