España era, el 6 de noviembre de 1975 , un silente polvorín. Franco llevaba tres semanas en el hospital -donde moriría el día 20- y se vivía una contenida expectación; no parecía por tanto el mejor momento para estrenar en Madrid un musical que había triunfado en ciudades como Nueva York o Londres: ‘ Jesucristo Superstar ‘ (‘Jesus Christ Superstar’). Pero ese 6 de noviembre, y tras no pocas dificultades -desde la censura hasta las manifestaciones de protesta en la puerta del teatro Alcalá, donde se estrenó- se levantó el telón de un espectáculo que supuso, sin ninguna duda, un antes y un después en el teatro (y no solo el teatro musical) en nuestro país. «Se creó una industria», recuerda Jaime Azpilicueta , director del espectáculo y el hombre que, junto a Nacho Artime , trajo a España, contra viento y marea, un musical que revolucionó el género. Dos jóvenes británicos, el compositor Andrew Lloyd Webber y el autor Tim Rice , decidieron crear una obra sobre los últimos días de Jesús de Nazaret, presentarlos de modo contemporáneo y desde la mirada de Judas Iscariote. Escribieron una ‘ópera rock’ que dieron a conocer primero en forma de disco con figuras como Ian Gillan (Deep Purple), Murray Head o Yvonne Elliman . La primera producción teatral, dirigida por Tom O’Horgan , se estrenó en el teatro Mark Hellinger de Nueva York el 12 de octubre de 1971. El 9 de agosto de 1972 llegó a Londres, y estuvo en cartel en el Palace Theatre durante ocho años.«Nosotros lo vimos en Nueva York -evoca Azpilicueta-; a mí sí me gustó el montaje, al contrario que a los autores. Yo había escuchado el disco y había visualizado lo que se podía hacer con esa obra sobre un escenario». Azpilicueta y Artime se pusieron a buscar financiación -«el propio Raphael lo quiso hacer, pero se dio cuenta de que no era un proyecto ni un papel para él», dice el director de escena-. El proyecto tomó cuerpo cuando Camilo Sesto , en aquellos días un cantante melódico de gran éxito, se sumó a él como protagonista y productor. De su bolsillo salió la financiación de la producción. «Lo recuperó con creces, porque a partir de entonces su carrera creció como la espuma, igual que su caché», dice Azpilicueta.Ben Vereen (Judas), en el montaje original de Broadway de 1971; Lorena Calero, Ignasi Vidal y Miquel Fernández en la producción española de 2007; y Camilo Sesto en el montaje del Alcalá Palace de 1975 ABC / Javier NavalLa historia del montaje español empieza con las audiciones. «Vimos a 1.216 aspirantes, la gran mayoría sin experiencia teatral ninguna. Se presentó incluso, me lo dijo hace poco Teddy Bautista porque yo ese día no estaba, Antonio Banderas . Hay que tener en cuenta que no se habían hecho musicales en España más de que una manera esporádica. Los que sabían cantar no sabían bailar ni actuar, y viceversa». Pero se formó un reparto liderado por Camilo Sesto, Teddy Bautista -líder del grupo Los Canarios-, la dominicana Ángela Carrasco, Alfonso Nadal, Charly Chausson, Guillermo Antón, Antonio de Diego y Dick Zappala .De ABBA a la ópera El papel de Caifás lo interpretó un barítono aragonés: Carlos Chausson (Charly Chausson, por la costumbre de la época de anglicanizar los nombres), que posteriormente haría una extraordinaria carrera internacional principalmente en el repertorio bufo italiano. La mala experiencia que vivió Andrew Lloyd Webber con la puesta en escena del musical en Broadway provocó el nacimiento de las ‘franquicias’, y que sus musicales se tuvieran que presentar con el mismo montaje original. Agnetha Fältskog -la ‘rubia’ de ABBA – interpretó en 1972, el mismo año en que se incorporó al cuarteto, el papel de María Magdalena en la producción del musical estrenada en Estocolmo.’Jesucristo Superstar’ fue uno de los últimos espectáculos sometidos a la censura, pero tuvo que batallar con ella -«nunca hice tantos pasillos en el ministerio como entonces», dice Azpilicueta- y tuvo el musical una complicación añadida para poder levantar el telón: la agonía de Franco , que llevó a retrasar el estreno un día y otro «hasta que no podíamos esperar más, y estrenamos». Todavía hubo que salvar un último obstáculo; al igual que en Nueva York o en Londres, grupos ultras religiosos protestaban a las puertas del teatro. «Había un grupo de jóvenes en la esquina de la calle Alcalá que le decía a la gente que iba al teatro que no quedaban entradas o que la obra era muy mala. Llegaron a amenazar a las taquilleras , dos señoras muy mayores, diciéndoles que en diez minutos iba a explotar un artefacto explosivo. Cuando yo las veía corriendo por el teatro, ya sabía qué había pasado… Luego esos chicos se acabaron cansando». El éxito del estreno, recuerda el director, fue arrollador -«como tal espectáculo ‘Jesucristo Superstar’ establece un nivel que difícilmente será superado en los años próximos», escribió Adolfo Prego en ABC -. «Pero al día siguiente apenas había veinte personas en el patio de butacas. Habíamos ‘inventado’ el musical y había que ‘inventar’ al público». La aparición de la compañía en el programa ‘Directísimo’, de José María Íñigo , fue un punto de inflexión que convirtió en un gran éxito -se mantuvo cinco meses en cartel- un montaje que es, cincuenta años después, historia del teatro español. España era, el 6 de noviembre de 1975 , un silente polvorín. Franco llevaba tres semanas en el hospital -donde moriría el día 20- y se vivía una contenida expectación; no parecía por tanto el mejor momento para estrenar en Madrid un musical que había triunfado en ciudades como Nueva York o Londres: ‘ Jesucristo Superstar ‘ (‘Jesus Christ Superstar’). Pero ese 6 de noviembre, y tras no pocas dificultades -desde la censura hasta las manifestaciones de protesta en la puerta del teatro Alcalá, donde se estrenó- se levantó el telón de un espectáculo que supuso, sin ninguna duda, un antes y un después en el teatro (y no solo el teatro musical) en nuestro país. «Se creó una industria», recuerda Jaime Azpilicueta , director del espectáculo y el hombre que, junto a Nacho Artime , trajo a España, contra viento y marea, un musical que revolucionó el género. Dos jóvenes británicos, el compositor Andrew Lloyd Webber y el autor Tim Rice , decidieron crear una obra sobre los últimos días de Jesús de Nazaret, presentarlos de modo contemporáneo y desde la mirada de Judas Iscariote. Escribieron una ‘ópera rock’ que dieron a conocer primero en forma de disco con figuras como Ian Gillan (Deep Purple), Murray Head o Yvonne Elliman . La primera producción teatral, dirigida por Tom O’Horgan , se estrenó en el teatro Mark Hellinger de Nueva York el 12 de octubre de 1971. El 9 de agosto de 1972 llegó a Londres, y estuvo en cartel en el Palace Theatre durante ocho años.«Nosotros lo vimos en Nueva York -evoca Azpilicueta-; a mí sí me gustó el montaje, al contrario que a los autores. Yo había escuchado el disco y había visualizado lo que se podía hacer con esa obra sobre un escenario». Azpilicueta y Artime se pusieron a buscar financiación -«el propio Raphael lo quiso hacer, pero se dio cuenta de que no era un proyecto ni un papel para él», dice el director de escena-. El proyecto tomó cuerpo cuando Camilo Sesto , en aquellos días un cantante melódico de gran éxito, se sumó a él como protagonista y productor. De su bolsillo salió la financiación de la producción. «Lo recuperó con creces, porque a partir de entonces su carrera creció como la espuma, igual que su caché», dice Azpilicueta.Ben Vereen (Judas), en el montaje original de Broadway de 1971; Lorena Calero, Ignasi Vidal y Miquel Fernández en la producción española de 2007; y Camilo Sesto en el montaje del Alcalá Palace de 1975 ABC / Javier NavalLa historia del montaje español empieza con las audiciones. «Vimos a 1.216 aspirantes, la gran mayoría sin experiencia teatral ninguna. Se presentó incluso, me lo dijo hace poco Teddy Bautista porque yo ese día no estaba, Antonio Banderas . Hay que tener en cuenta que no se habían hecho musicales en España más de que una manera esporádica. Los que sabían cantar no sabían bailar ni actuar, y viceversa». Pero se formó un reparto liderado por Camilo Sesto, Teddy Bautista -líder del grupo Los Canarios-, la dominicana Ángela Carrasco, Alfonso Nadal, Charly Chausson, Guillermo Antón, Antonio de Diego y Dick Zappala .De ABBA a la ópera El papel de Caifás lo interpretó un barítono aragonés: Carlos Chausson (Charly Chausson, por la costumbre de la época de anglicanizar los nombres), que posteriormente haría una extraordinaria carrera internacional principalmente en el repertorio bufo italiano. La mala experiencia que vivió Andrew Lloyd Webber con la puesta en escena del musical en Broadway provocó el nacimiento de las ‘franquicias’, y que sus musicales se tuvieran que presentar con el mismo montaje original. Agnetha Fältskog -la ‘rubia’ de ABBA – interpretó en 1972, el mismo año en que se incorporó al cuarteto, el papel de María Magdalena en la producción del musical estrenada en Estocolmo.’Jesucristo Superstar’ fue uno de los últimos espectáculos sometidos a la censura, pero tuvo que batallar con ella -«nunca hice tantos pasillos en el ministerio como entonces», dice Azpilicueta- y tuvo el musical una complicación añadida para poder levantar el telón: la agonía de Franco , que llevó a retrasar el estreno un día y otro «hasta que no podíamos esperar más, y estrenamos». Todavía hubo que salvar un último obstáculo; al igual que en Nueva York o en Londres, grupos ultras religiosos protestaban a las puertas del teatro. «Había un grupo de jóvenes en la esquina de la calle Alcalá que le decía a la gente que iba al teatro que no quedaban entradas o que la obra era muy mala. Llegaron a amenazar a las taquilleras , dos señoras muy mayores, diciéndoles que en diez minutos iba a explotar un artefacto explosivo. Cuando yo las veía corriendo por el teatro, ya sabía qué había pasado… Luego esos chicos se acabaron cansando». El éxito del estreno, recuerda el director, fue arrollador -«como tal espectáculo ‘Jesucristo Superstar’ establece un nivel que difícilmente será superado en los años próximos», escribió Adolfo Prego en ABC -. «Pero al día siguiente apenas había veinte personas en el patio de butacas. Habíamos ‘inventado’ el musical y había que ‘inventar’ al público». La aparición de la compañía en el programa ‘Directísimo’, de José María Íñigo , fue un punto de inflexión que convirtió en un gran éxito -se mantuvo cinco meses en cartel- un montaje que es, cincuenta años después, historia del teatro español. España era, el 6 de noviembre de 1975 , un silente polvorín. Franco llevaba tres semanas en el hospital -donde moriría el día 20- y se vivía una contenida expectación; no parecía por tanto el mejor momento para estrenar en Madrid un musical que había triunfado en ciudades como Nueva York o Londres: ‘ Jesucristo Superstar ‘ (‘Jesus Christ Superstar’). Pero ese 6 de noviembre, y tras no pocas dificultades -desde la censura hasta las manifestaciones de protesta en la puerta del teatro Alcalá, donde se estrenó- se levantó el telón de un espectáculo que supuso, sin ninguna duda, un antes y un después en el teatro (y no solo el teatro musical) en nuestro país. «Se creó una industria», recuerda Jaime Azpilicueta , director del espectáculo y el hombre que, junto a Nacho Artime , trajo a España, contra viento y marea, un musical que revolucionó el género. Dos jóvenes británicos, el compositor Andrew Lloyd Webber y el autor Tim Rice , decidieron crear una obra sobre los últimos días de Jesús de Nazaret, presentarlos de modo contemporáneo y desde la mirada de Judas Iscariote. Escribieron una ‘ópera rock’ que dieron a conocer primero en forma de disco con figuras como Ian Gillan (Deep Purple), Murray Head o Yvonne Elliman . La primera producción teatral, dirigida por Tom O’Horgan , se estrenó en el teatro Mark Hellinger de Nueva York el 12 de octubre de 1971. El 9 de agosto de 1972 llegó a Londres, y estuvo en cartel en el Palace Theatre durante ocho años.«Nosotros lo vimos en Nueva York -evoca Azpilicueta-; a mí sí me gustó el montaje, al contrario que a los autores. Yo había escuchado el disco y había visualizado lo que se podía hacer con esa obra sobre un escenario». Azpilicueta y Artime se pusieron a buscar financiación -«el propio Raphael lo quiso hacer, pero se dio cuenta de que no era un proyecto ni un papel para él», dice el director de escena-. El proyecto tomó cuerpo cuando Camilo Sesto , en aquellos días un cantante melódico de gran éxito, se sumó a él como protagonista y productor. De su bolsillo salió la financiación de la producción. «Lo recuperó con creces, porque a partir de entonces su carrera creció como la espuma, igual que su caché», dice Azpilicueta.Ben Vereen (Judas), en el montaje original de Broadway de 1971; Lorena Calero, Ignasi Vidal y Miquel Fernández en la producción española de 2007; y Camilo Sesto en el montaje del Alcalá Palace de 1975 ABC / Javier NavalLa historia del montaje español empieza con las audiciones. «Vimos a 1.216 aspirantes, la gran mayoría sin experiencia teatral ninguna. Se presentó incluso, me lo dijo hace poco Teddy Bautista porque yo ese día no estaba, Antonio Banderas . Hay que tener en cuenta que no se habían hecho musicales en España más de que una manera esporádica. Los que sabían cantar no sabían bailar ni actuar, y viceversa». Pero se formó un reparto liderado por Camilo Sesto, Teddy Bautista -líder del grupo Los Canarios-, la dominicana Ángela Carrasco, Alfonso Nadal, Charly Chausson, Guillermo Antón, Antonio de Diego y Dick Zappala .De ABBA a la ópera El papel de Caifás lo interpretó un barítono aragonés: Carlos Chausson (Charly Chausson, por la costumbre de la época de anglicanizar los nombres), que posteriormente haría una extraordinaria carrera internacional principalmente en el repertorio bufo italiano. La mala experiencia que vivió Andrew Lloyd Webber con la puesta en escena del musical en Broadway provocó el nacimiento de las ‘franquicias’, y que sus musicales se tuvieran que presentar con el mismo montaje original. Agnetha Fältskog -la ‘rubia’ de ABBA – interpretó en 1972, el mismo año en que se incorporó al cuarteto, el papel de María Magdalena en la producción del musical estrenada en Estocolmo.’Jesucristo Superstar’ fue uno de los últimos espectáculos sometidos a la censura, pero tuvo que batallar con ella -«nunca hice tantos pasillos en el ministerio como entonces», dice Azpilicueta- y tuvo el musical una complicación añadida para poder levantar el telón: la agonía de Franco , que llevó a retrasar el estreno un día y otro «hasta que no podíamos esperar más, y estrenamos». Todavía hubo que salvar un último obstáculo; al igual que en Nueva York o en Londres, grupos ultras religiosos protestaban a las puertas del teatro. «Había un grupo de jóvenes en la esquina de la calle Alcalá que le decía a la gente que iba al teatro que no quedaban entradas o que la obra era muy mala. Llegaron a amenazar a las taquilleras , dos señoras muy mayores, diciéndoles que en diez minutos iba a explotar un artefacto explosivo. Cuando yo las veía corriendo por el teatro, ya sabía qué había pasado… Luego esos chicos se acabaron cansando». El éxito del estreno, recuerda el director, fue arrollador -«como tal espectáculo ‘Jesucristo Superstar’ establece un nivel que difícilmente será superado en los años próximos», escribió Adolfo Prego en ABC -. «Pero al día siguiente apenas había veinte personas en el patio de butacas. Habíamos ‘inventado’ el musical y había que ‘inventar’ al público». La aparición de la compañía en el programa ‘Directísimo’, de José María Íñigo , fue un punto de inflexión que convirtió en un gran éxito -se mantuvo cinco meses en cartel- un montaje que es, cincuenta años después, historia del teatro español. RSS de noticias de cultura
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