Cuando un gestor cultural español accede a su puesto de trabajo por concurso suele anunciarlo a bombo y platillo. Porque los concursos, aunque a veces cuenten con jurados extremadamente cercanos al agraciado, legitiman el procedimiento de puertas para afuera. Ante un sector malacostumbrado a los nombramientos a dedo, llegar por concurso y justificar los méritos para un cargo en el ámbito cultural se ha vuelto crucial. Eso sí, hay excepciones. Sobre todo si se trata de un puesto nuevo, creado ex profeso para emplear a alguien. Parece que Juan de Nieves, director de la Oficina de Imagen Institucional en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), tiene una carrera nada relacionada con la ciencia y la lucha contra el cáncer pero repleta de puestos de nueva creación. Como estar al frente de una colección para el centro dependiente del Ministerio de Ciencia, gastando cientos de miles de euros en compras, viajes y personal a su disposición para realizar actividades artísticas. ¿De dónde sale este profesional y qué aporta en tan turbio entramado?Nacido en La Coruña, en 1964, al poco de licenciarse en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela, De Nieves fue nombrado comisario adjunto en el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC) , puesto en el que se mantuvo alrededor de cuatro años, coincidiendo con un periodo de fortaleza del gobierno socialista municipal.Otra comisaria de exposiciones coruñesa que tenía contactos en Valencia lo ayudó a desembarcar allí a fin de prosperar, según fuentes de su círculo. Así es como llegó a técnico del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana en 1998. Con el firme apoyo de Esteban González Pons en su etapa de consejero de Cultura de la Generalitat Valenciana, quien le propuso, supuestamente, un traslado a otra entidad en la que podría ascender de técnico a director rápidamente.Noticia Relacionada estandar Si El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas fraccionó contratos sin aclarar «su necesidad ni objeto» José A. PérezSe trataba del Espai d’Art Contemporàni de Castelló (EACC), donde su labor pasó largos años sin estar definida, porque la figura de director artístico creada para él no encajaba en el organigrama. Cuentan que tuvo sus roces con el PP castellonense, en especial con Vicente Farnós, condenado más tarde por su implicación en contratos de la trama Gürtel. Tras casi una década se fue de allí, donde había sido nombrado a dedo, quejándose de que a ese tipo de cargo se debería de acceder vía concurso público. Algo que tampoco le preocupó mucho al aceptar el empleo en el CNIO. Sin concurso y sin un cometido coherente.Feria en MadridSí que ganó uno en 2013 para dirigir una «plataforma de pensadores y artistas» llamada Rupert, que se gestó durante 2012 en Vilna, capital de Lituania. Lo estrenó con un programa de residencias para creadores internacionales. Estableció contactos con artistas y galeristas que le servirían, al año siguiente, para dedicarse a la dirección artística de una feria en Madrid de la empresa ArtFairs (la misma que organiza JustMad y de la que es dueño Enrique Polanco). Se llamó Summa y tuvo un corto recorrido durante el cual De Nieves hizo sobre todo labores de comercial. Un perfil camaleónico al que algunos de los compañeros que han trabajado con él en distintos lugares definen como «un buscavidas» que «se caracterizaba por su altivez» pero que «sabía engatusar». En definitiva, un comisario de arte muy dependiente del dinero público, gobierne quien gobierne. Encajando donde sea con calzador. Cuando un gestor cultural español accede a su puesto de trabajo por concurso suele anunciarlo a bombo y platillo. Porque los concursos, aunque a veces cuenten con jurados extremadamente cercanos al agraciado, legitiman el procedimiento de puertas para afuera. Ante un sector malacostumbrado a los nombramientos a dedo, llegar por concurso y justificar los méritos para un cargo en el ámbito cultural se ha vuelto crucial. Eso sí, hay excepciones. Sobre todo si se trata de un puesto nuevo, creado ex profeso para emplear a alguien. Parece que Juan de Nieves, director de la Oficina de Imagen Institucional en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), tiene una carrera nada relacionada con la ciencia y la lucha contra el cáncer pero repleta de puestos de nueva creación. Como estar al frente de una colección para el centro dependiente del Ministerio de Ciencia, gastando cientos de miles de euros en compras, viajes y personal a su disposición para realizar actividades artísticas. ¿De dónde sale este profesional y qué aporta en tan turbio entramado?Nacido en La Coruña, en 1964, al poco de licenciarse en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela, De Nieves fue nombrado comisario adjunto en el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC) , puesto en el que se mantuvo alrededor de cuatro años, coincidiendo con un periodo de fortaleza del gobierno socialista municipal.Otra comisaria de exposiciones coruñesa que tenía contactos en Valencia lo ayudó a desembarcar allí a fin de prosperar, según fuentes de su círculo. Así es como llegó a técnico del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana en 1998. Con el firme apoyo de Esteban González Pons en su etapa de consejero de Cultura de la Generalitat Valenciana, quien le propuso, supuestamente, un traslado a otra entidad en la que podría ascender de técnico a director rápidamente.Noticia Relacionada estandar Si El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas fraccionó contratos sin aclarar «su necesidad ni objeto» José A. PérezSe trataba del Espai d’Art Contemporàni de Castelló (EACC), donde su labor pasó largos años sin estar definida, porque la figura de director artístico creada para él no encajaba en el organigrama. Cuentan que tuvo sus roces con el PP castellonense, en especial con Vicente Farnós, condenado más tarde por su implicación en contratos de la trama Gürtel. Tras casi una década se fue de allí, donde había sido nombrado a dedo, quejándose de que a ese tipo de cargo se debería de acceder vía concurso público. Algo que tampoco le preocupó mucho al aceptar el empleo en el CNIO. Sin concurso y sin un cometido coherente.Feria en MadridSí que ganó uno en 2013 para dirigir una «plataforma de pensadores y artistas» llamada Rupert, que se gestó durante 2012 en Vilna, capital de Lituania. Lo estrenó con un programa de residencias para creadores internacionales. Estableció contactos con artistas y galeristas que le servirían, al año siguiente, para dedicarse a la dirección artística de una feria en Madrid de la empresa ArtFairs (la misma que organiza JustMad y de la que es dueño Enrique Polanco). Se llamó Summa y tuvo un corto recorrido durante el cual De Nieves hizo sobre todo labores de comercial. Un perfil camaleónico al que algunos de los compañeros que han trabajado con él en distintos lugares definen como «un buscavidas» que «se caracterizaba por su altivez» pero que «sabía engatusar». En definitiva, un comisario de arte muy dependiente del dinero público, gobierne quien gobierne. Encajando donde sea con calzador. Cuando un gestor cultural español accede a su puesto de trabajo por concurso suele anunciarlo a bombo y platillo. Porque los concursos, aunque a veces cuenten con jurados extremadamente cercanos al agraciado, legitiman el procedimiento de puertas para afuera. Ante un sector malacostumbrado a los nombramientos a dedo, llegar por concurso y justificar los méritos para un cargo en el ámbito cultural se ha vuelto crucial. Eso sí, hay excepciones. Sobre todo si se trata de un puesto nuevo, creado ex profeso para emplear a alguien. Parece que Juan de Nieves, director de la Oficina de Imagen Institucional en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), tiene una carrera nada relacionada con la ciencia y la lucha contra el cáncer pero repleta de puestos de nueva creación. Como estar al frente de una colección para el centro dependiente del Ministerio de Ciencia, gastando cientos de miles de euros en compras, viajes y personal a su disposición para realizar actividades artísticas. ¿De dónde sale este profesional y qué aporta en tan turbio entramado?Nacido en La Coruña, en 1964, al poco de licenciarse en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela, De Nieves fue nombrado comisario adjunto en el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC) , puesto en el que se mantuvo alrededor de cuatro años, coincidiendo con un periodo de fortaleza del gobierno socialista municipal.Otra comisaria de exposiciones coruñesa que tenía contactos en Valencia lo ayudó a desembarcar allí a fin de prosperar, según fuentes de su círculo. Así es como llegó a técnico del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana en 1998. Con el firme apoyo de Esteban González Pons en su etapa de consejero de Cultura de la Generalitat Valenciana, quien le propuso, supuestamente, un traslado a otra entidad en la que podría ascender de técnico a director rápidamente.Noticia Relacionada estandar Si El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas fraccionó contratos sin aclarar «su necesidad ni objeto» José A. PérezSe trataba del Espai d’Art Contemporàni de Castelló (EACC), donde su labor pasó largos años sin estar definida, porque la figura de director artístico creada para él no encajaba en el organigrama. Cuentan que tuvo sus roces con el PP castellonense, en especial con Vicente Farnós, condenado más tarde por su implicación en contratos de la trama Gürtel. Tras casi una década se fue de allí, donde había sido nombrado a dedo, quejándose de que a ese tipo de cargo se debería de acceder vía concurso público. Algo que tampoco le preocupó mucho al aceptar el empleo en el CNIO. Sin concurso y sin un cometido coherente.Feria en MadridSí que ganó uno en 2013 para dirigir una «plataforma de pensadores y artistas» llamada Rupert, que se gestó durante 2012 en Vilna, capital de Lituania. Lo estrenó con un programa de residencias para creadores internacionales. Estableció contactos con artistas y galeristas que le servirían, al año siguiente, para dedicarse a la dirección artística de una feria en Madrid de la empresa ArtFairs (la misma que organiza JustMad y de la que es dueño Enrique Polanco). Se llamó Summa y tuvo un corto recorrido durante el cual De Nieves hizo sobre todo labores de comercial. Un perfil camaleónico al que algunos de los compañeros que han trabajado con él en distintos lugares definen como «un buscavidas» que «se caracterizaba por su altivez» pero que «sabía engatusar». En definitiva, un comisario de arte muy dependiente del dinero público, gobierne quien gobierne. Encajando donde sea con calzador. RSS de noticias de espana
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