El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se lleva a La Mareta su ‘cuadernillo Rubio’ para un veraneo con ejercicios de refuerzo. Los socios de coalición no coinciden en nada salvo en una cosa: la legislatura no pasará de 2026 y para entonces tiene que estar completada la sangría con la que intercambian sus votos en el Congreso. Con Carles Puigdemont en Waterloo todavía por mucho tiempo y con el catalán fuera de las lenguas oficiales de la Unión Europea ‘sine die’, la formación neoconvergente se ha puesto pragmática y ha decidido meter la cuchilla en la parte de la alforja que creen más llena y accesible. Tres son los deseos que, como Aladino a la lámpara, han pedido a La Moncloa: el control de un banco con RH propio como sería el Sabadell, autonomía sobre la obsolescencia programada de las centrales nucleares con sede en Cataluña, y designación inmediata de sus peones clave en los consejos de administración de compañías ‘asaltadas’ vía SEPI .Como los sueños sueños son, lo primero ya les ha salido rana: la Audiencia Nacional ha rechazado la petición de Josep Sánchez Llibre y su Fomento del Trabajo para frenar la opa del BBVA sobre el Sabadell . Resulta que tras la salida de José Ramón Navarro del tribunal no se hacen las cosas por allí como el clan de la ceja estaba acostumbrado y hasta el muy sanchista Enrique Riquelme le ha largado de Cox Energy. La Audiencia, ya digo, le ha dicho que nones a Sánchez Llibre y a Puigdemont, valga la redundancia. La opa de Carlos Torres, presidente de BBVA, avanza, eso sí, pero ahora con los de Josep Oliu recordando que el BBVA tendría muchos años sinergias cero y con la consabida matraca de moda de la consolidación europea. Acuérdense, hasta ahora a los directivos más ‘in’ se les detectaba por decir «altura de miras», «concepto holístico» o «implementación». Ahora, la frase favorita de los ‘idem es «consolidación europea» . No tiene pérdida. Ahora que desde Fráncfort, por ejemplo, nos llega que el Banco Central Europeo (BCE) no parece que vaya a tragar y ha deslizado a muchos de nuestros ejecutivos que antes de hablar de matrimonios continentales se pongan a tratar los noviazgos domésticos. Y que se dejen de zarandajas. Veremos de aquí en adelante.El segundo deseo, el de la singularidad atómica , va por idéntico camino. Prolongar el cierre de unas centrales en Cataluña para condenar a otras fuera de esa comunidad es imposible, porque además de no entender que la energía que producen no se circunscribe a la región donde está situada la planta nuclear, significa hacer saltar por los aires los planes de negocio de las eléctricas, que compensan las cuantiosas inversiones en unas con los retornos en otras para completar una última línea positiva. Claro, política y matemáticas están reñidas. Las eléctricas no quieren ni oír hablar de una rebelión en un mapa territorial que domina el PP –imaginen con Almaraz cerrando en Extremadura– y tienen bastante con defenderse de los ataques de Red Eléctrica para culparlas del apagón y con insistirle a los populares que revoque cuanto antes el nombramiento de Alberto Nadal al frente de la economía de Alberto Núñez Feijóo tras desvelarse el caso Montoro. El presidente del PP no dará su brazo a torcer fácilmente, más aún cuando el movimiento familiar pactado conllevó la salida de la mujer de Nadal, Eva Valle, del Banco de España de su buen amigo José Luis Escrivá. Tiempo al tiempo.Y el tercer mandamiento es el que tiene más posibilidades de fraguar con un Gobierno abierto en canal por los escándalos de corrupción. Junts quiere multiplicar la presencia de sus acólitos en los consejos de administración de la compañías ‘asaltadas’. Al fin y al cabo, ahí no pueden decir que dependen de Bruselas ni de los malvados jueces o pérfidos periodistas. La formación independentista quiere dejar el Ibex 35 trufado de diletantes, células durmientes –nunca mejor dicho– que puedan reactivarse cuando gobierne el PP . Saben de la pereza histórica de los populares para limpiar los órganos de gobierno del tejido empresarial y quieren sacar provecho. Que le pregunten si no a algún que ‘otro externo’, por ejemplo el consejero que va para dos décadas en Telefónica.Sánchez tiene tarea por delante para reforzar el aprendizaje separatista en las próximas semanas mientras repasa una y otra vez el vídeo de Paraguay donde fue recibido con banda de música. A final de agosto, Puigdemont pregunta la lección y va con regla en mano. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se lleva a La Mareta su ‘cuadernillo Rubio’ para un veraneo con ejercicios de refuerzo. Los socios de coalición no coinciden en nada salvo en una cosa: la legislatura no pasará de 2026 y para entonces tiene que estar completada la sangría con la que intercambian sus votos en el Congreso. Con Carles Puigdemont en Waterloo todavía por mucho tiempo y con el catalán fuera de las lenguas oficiales de la Unión Europea ‘sine die’, la formación neoconvergente se ha puesto pragmática y ha decidido meter la cuchilla en la parte de la alforja que creen más llena y accesible. Tres son los deseos que, como Aladino a la lámpara, han pedido a La Moncloa: el control de un banco con RH propio como sería el Sabadell, autonomía sobre la obsolescencia programada de las centrales nucleares con sede en Cataluña, y designación inmediata de sus peones clave en los consejos de administración de compañías ‘asaltadas’ vía SEPI .Como los sueños sueños son, lo primero ya les ha salido rana: la Audiencia Nacional ha rechazado la petición de Josep Sánchez Llibre y su Fomento del Trabajo para frenar la opa del BBVA sobre el Sabadell . Resulta que tras la salida de José Ramón Navarro del tribunal no se hacen las cosas por allí como el clan de la ceja estaba acostumbrado y hasta el muy sanchista Enrique Riquelme le ha largado de Cox Energy. La Audiencia, ya digo, le ha dicho que nones a Sánchez Llibre y a Puigdemont, valga la redundancia. La opa de Carlos Torres, presidente de BBVA, avanza, eso sí, pero ahora con los de Josep Oliu recordando que el BBVA tendría muchos años sinergias cero y con la consabida matraca de moda de la consolidación europea. Acuérdense, hasta ahora a los directivos más ‘in’ se les detectaba por decir «altura de miras», «concepto holístico» o «implementación». Ahora, la frase favorita de los ‘idem es «consolidación europea» . No tiene pérdida. Ahora que desde Fráncfort, por ejemplo, nos llega que el Banco Central Europeo (BCE) no parece que vaya a tragar y ha deslizado a muchos de nuestros ejecutivos que antes de hablar de matrimonios continentales se pongan a tratar los noviazgos domésticos. Y que se dejen de zarandajas. Veremos de aquí en adelante.El segundo deseo, el de la singularidad atómica , va por idéntico camino. Prolongar el cierre de unas centrales en Cataluña para condenar a otras fuera de esa comunidad es imposible, porque además de no entender que la energía que producen no se circunscribe a la región donde está situada la planta nuclear, significa hacer saltar por los aires los planes de negocio de las eléctricas, que compensan las cuantiosas inversiones en unas con los retornos en otras para completar una última línea positiva. Claro, política y matemáticas están reñidas. Las eléctricas no quieren ni oír hablar de una rebelión en un mapa territorial que domina el PP –imaginen con Almaraz cerrando en Extremadura– y tienen bastante con defenderse de los ataques de Red Eléctrica para culparlas del apagón y con insistirle a los populares que revoque cuanto antes el nombramiento de Alberto Nadal al frente de la economía de Alberto Núñez Feijóo tras desvelarse el caso Montoro. El presidente del PP no dará su brazo a torcer fácilmente, más aún cuando el movimiento familiar pactado conllevó la salida de la mujer de Nadal, Eva Valle, del Banco de España de su buen amigo José Luis Escrivá. Tiempo al tiempo.Y el tercer mandamiento es el que tiene más posibilidades de fraguar con un Gobierno abierto en canal por los escándalos de corrupción. Junts quiere multiplicar la presencia de sus acólitos en los consejos de administración de la compañías ‘asaltadas’. Al fin y al cabo, ahí no pueden decir que dependen de Bruselas ni de los malvados jueces o pérfidos periodistas. La formación independentista quiere dejar el Ibex 35 trufado de diletantes, células durmientes –nunca mejor dicho– que puedan reactivarse cuando gobierne el PP . Saben de la pereza histórica de los populares para limpiar los órganos de gobierno del tejido empresarial y quieren sacar provecho. Que le pregunten si no a algún que ‘otro externo’, por ejemplo el consejero que va para dos décadas en Telefónica.Sánchez tiene tarea por delante para reforzar el aprendizaje separatista en las próximas semanas mientras repasa una y otra vez el vídeo de Paraguay donde fue recibido con banda de música. A final de agosto, Puigdemont pregunta la lección y va con regla en mano. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se lleva a La Mareta su ‘cuadernillo Rubio’ para un veraneo con ejercicios de refuerzo. Los socios de coalición no coinciden en nada salvo en una cosa: la legislatura no pasará de 2026 y para entonces tiene que estar completada la sangría con la que intercambian sus votos en el Congreso. Con Carles Puigdemont en Waterloo todavía por mucho tiempo y con el catalán fuera de las lenguas oficiales de la Unión Europea ‘sine die’, la formación neoconvergente se ha puesto pragmática y ha decidido meter la cuchilla en la parte de la alforja que creen más llena y accesible. Tres son los deseos que, como Aladino a la lámpara, han pedido a La Moncloa: el control de un banco con RH propio como sería el Sabadell, autonomía sobre la obsolescencia programada de las centrales nucleares con sede en Cataluña, y designación inmediata de sus peones clave en los consejos de administración de compañías ‘asaltadas’ vía SEPI .Como los sueños sueños son, lo primero ya les ha salido rana: la Audiencia Nacional ha rechazado la petición de Josep Sánchez Llibre y su Fomento del Trabajo para frenar la opa del BBVA sobre el Sabadell . Resulta que tras la salida de José Ramón Navarro del tribunal no se hacen las cosas por allí como el clan de la ceja estaba acostumbrado y hasta el muy sanchista Enrique Riquelme le ha largado de Cox Energy. La Audiencia, ya digo, le ha dicho que nones a Sánchez Llibre y a Puigdemont, valga la redundancia. La opa de Carlos Torres, presidente de BBVA, avanza, eso sí, pero ahora con los de Josep Oliu recordando que el BBVA tendría muchos años sinergias cero y con la consabida matraca de moda de la consolidación europea. Acuérdense, hasta ahora a los directivos más ‘in’ se les detectaba por decir «altura de miras», «concepto holístico» o «implementación». Ahora, la frase favorita de los ‘idem es «consolidación europea» . No tiene pérdida. Ahora que desde Fráncfort, por ejemplo, nos llega que el Banco Central Europeo (BCE) no parece que vaya a tragar y ha deslizado a muchos de nuestros ejecutivos que antes de hablar de matrimonios continentales se pongan a tratar los noviazgos domésticos. Y que se dejen de zarandajas. Veremos de aquí en adelante.El segundo deseo, el de la singularidad atómica , va por idéntico camino. Prolongar el cierre de unas centrales en Cataluña para condenar a otras fuera de esa comunidad es imposible, porque además de no entender que la energía que producen no se circunscribe a la región donde está situada la planta nuclear, significa hacer saltar por los aires los planes de negocio de las eléctricas, que compensan las cuantiosas inversiones en unas con los retornos en otras para completar una última línea positiva. Claro, política y matemáticas están reñidas. Las eléctricas no quieren ni oír hablar de una rebelión en un mapa territorial que domina el PP –imaginen con Almaraz cerrando en Extremadura– y tienen bastante con defenderse de los ataques de Red Eléctrica para culparlas del apagón y con insistirle a los populares que revoque cuanto antes el nombramiento de Alberto Nadal al frente de la economía de Alberto Núñez Feijóo tras desvelarse el caso Montoro. El presidente del PP no dará su brazo a torcer fácilmente, más aún cuando el movimiento familiar pactado conllevó la salida de la mujer de Nadal, Eva Valle, del Banco de España de su buen amigo José Luis Escrivá. Tiempo al tiempo.Y el tercer mandamiento es el que tiene más posibilidades de fraguar con un Gobierno abierto en canal por los escándalos de corrupción. Junts quiere multiplicar la presencia de sus acólitos en los consejos de administración de la compañías ‘asaltadas’. Al fin y al cabo, ahí no pueden decir que dependen de Bruselas ni de los malvados jueces o pérfidos periodistas. La formación independentista quiere dejar el Ibex 35 trufado de diletantes, células durmientes –nunca mejor dicho– que puedan reactivarse cuando gobierne el PP . Saben de la pereza histórica de los populares para limpiar los órganos de gobierno del tejido empresarial y quieren sacar provecho. Que le pregunten si no a algún que ‘otro externo’, por ejemplo el consejero que va para dos décadas en Telefónica.Sánchez tiene tarea por delante para reforzar el aprendizaje separatista en las próximas semanas mientras repasa una y otra vez el vídeo de Paraguay donde fue recibido con banda de música. A final de agosto, Puigdemont pregunta la lección y va con regla en mano. RSS de noticias de economia
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