El Gobierno de Egon Krenz decidió ayer abrir todas sus fronteras, equiparando así la facilidad de salida de la República Oriental de Alemania a la de cualquier país occidental.Cientos de berlineses orientales celebraron el acontecimiento en un ambiente de carnaval. Botellas de champán, bailes por las calles, banderas al viento, besos y abrazos entre los habitantes de Berlín, eran las muestras de júbilo y alegría de unos ciudadanos que han permanecido veintiocho años con la vergüenza del muro a sus espaldas.«Es la locura, es la locura», gritaban los primeros jóvenes que pasaban a Berlín Oeste. Los acontecimientos se suceden en la ROA a contrarreloj.Tras la dimisión del Gobierno, la sustitución del Politburó, la nominación del reformista Hans Modrow como primer ministro y el anuncio de elecciones libres, el Comité Central reunido en Berlín anunció ayer la total apertura de sus fronteras.Los ciudadanos podrán abandonar la ROA simplemente con su pasaporte, a cambio del cual les será inmediatamente entregado en la frontera un visado.La medida pone fin a los efectos prácticos del odiado muro de Berlín, erigido en 1961. Su destrucción física es ahora un paso menor.La decisión fue anunciada por Guenter Schabowski, miembro reelegido del Politburó, jefe del partido por Berlín Este y encargado de Información y Medios de Comunicación.Schabowski efectúa en la práctica la misión de portavoz del Comité Central, y anuncia desde el miércoles las decisiones de este órgano dirigente del Partido Comunista.Según sus declaraciones en rueda de prensa, la decisión anunciada será válida sin más precisiones hasta la entrada en vigor de una nueva ley de viajes, que determinará todos los aspectos necesarios para una práctica regular de la libertad de movimiento.«Hoy –fue el anuncio oficial– se ha tomado la decisión que hace posible para todos los ciudadanos abandonar el país a través de todos los pasos fronterizos de la ROA.» Al parecer, el éxodo a través de Checoslovaquia se ha convertido en inaceptable para este aliado del Pacto de Varsovia, que, como Hungría recientemente, se vio obligado a abrir sus fronteras hacia la República Federal de Alemania; con el fin de dar salida a la avalancha de germano-orientales que llenaban la Embajada federal en su capital. El Gobierno de Egon Krenz decidió ayer abrir todas sus fronteras, equiparando así la facilidad de salida de la República Oriental de Alemania a la de cualquier país occidental.Cientos de berlineses orientales celebraron el acontecimiento en un ambiente de carnaval. Botellas de champán, bailes por las calles, banderas al viento, besos y abrazos entre los habitantes de Berlín, eran las muestras de júbilo y alegría de unos ciudadanos que han permanecido veintiocho años con la vergüenza del muro a sus espaldas.«Es la locura, es la locura», gritaban los primeros jóvenes que pasaban a Berlín Oeste. Los acontecimientos se suceden en la ROA a contrarreloj.Tras la dimisión del Gobierno, la sustitución del Politburó, la nominación del reformista Hans Modrow como primer ministro y el anuncio de elecciones libres, el Comité Central reunido en Berlín anunció ayer la total apertura de sus fronteras.Los ciudadanos podrán abandonar la ROA simplemente con su pasaporte, a cambio del cual les será inmediatamente entregado en la frontera un visado.La medida pone fin a los efectos prácticos del odiado muro de Berlín, erigido en 1961. Su destrucción física es ahora un paso menor.La decisión fue anunciada por Guenter Schabowski, miembro reelegido del Politburó, jefe del partido por Berlín Este y encargado de Información y Medios de Comunicación.Schabowski efectúa en la práctica la misión de portavoz del Comité Central, y anuncia desde el miércoles las decisiones de este órgano dirigente del Partido Comunista.Según sus declaraciones en rueda de prensa, la decisión anunciada será válida sin más precisiones hasta la entrada en vigor de una nueva ley de viajes, que determinará todos los aspectos necesarios para una práctica regular de la libertad de movimiento.«Hoy –fue el anuncio oficial– se ha tomado la decisión que hace posible para todos los ciudadanos abandonar el país a través de todos los pasos fronterizos de la ROA.» Al parecer, el éxodo a través de Checoslovaquia se ha convertido en inaceptable para este aliado del Pacto de Varsovia, que, como Hungría recientemente, se vio obligado a abrir sus fronteras hacia la República Federal de Alemania; con el fin de dar salida a la avalancha de germano-orientales que llenaban la Embajada federal en su capital. El Gobierno de Egon Krenz decidió ayer abrir todas sus fronteras, equiparando así la facilidad de salida de la República Oriental de Alemania a la de cualquier país occidental.Cientos de berlineses orientales celebraron el acontecimiento en un ambiente de carnaval. Botellas de champán, bailes por las calles, banderas al viento, besos y abrazos entre los habitantes de Berlín, eran las muestras de júbilo y alegría de unos ciudadanos que han permanecido veintiocho años con la vergüenza del muro a sus espaldas.«Es la locura, es la locura», gritaban los primeros jóvenes que pasaban a Berlín Oeste. Los acontecimientos se suceden en la ROA a contrarreloj.Tras la dimisión del Gobierno, la sustitución del Politburó, la nominación del reformista Hans Modrow como primer ministro y el anuncio de elecciones libres, el Comité Central reunido en Berlín anunció ayer la total apertura de sus fronteras.Los ciudadanos podrán abandonar la ROA simplemente con su pasaporte, a cambio del cual les será inmediatamente entregado en la frontera un visado.La medida pone fin a los efectos prácticos del odiado muro de Berlín, erigido en 1961. Su destrucción física es ahora un paso menor.La decisión fue anunciada por Guenter Schabowski, miembro reelegido del Politburó, jefe del partido por Berlín Este y encargado de Información y Medios de Comunicación.Schabowski efectúa en la práctica la misión de portavoz del Comité Central, y anuncia desde el miércoles las decisiones de este órgano dirigente del Partido Comunista.Según sus declaraciones en rueda de prensa, la decisión anunciada será válida sin más precisiones hasta la entrada en vigor de una nueva ley de viajes, que determinará todos los aspectos necesarios para una práctica regular de la libertad de movimiento.«Hoy –fue el anuncio oficial– se ha tomado la decisión que hace posible para todos los ciudadanos abandonar el país a través de todos los pasos fronterizos de la ROA.» Al parecer, el éxodo a través de Checoslovaquia se ha convertido en inaceptable para este aliado del Pacto de Varsovia, que, como Hungría recientemente, se vio obligado a abrir sus fronteras hacia la República Federal de Alemania; con el fin de dar salida a la avalancha de germano-orientales que llenaban la Embajada federal en su capital. 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