Los sociólogos Rafael Ruiz Andrés, Ignacia Perugorría y Joseba García Martín han publicado en la Revista Española de Sociología (RES) un artículo titulado ‘De qué hablamos cuando hablamos de Hakuna: claves para entender el catolicismo «cool» en España’. Analizan el singular caso de Hakuna como exponente de lo que la teóloga norteamericana Katherin Dugan ha denominado «catolicismo cool». Estudiando a Hakuna lo hacen también, en el sustrato de lo común, de las realidades de Iglesia que en el ámbito de la juventud están despistando al espectador secularizado. En un contexto de profunda y acelerada secularización, como el que está atravesando España, se está configurando una forma de ser católico, principalmente en los ámbitos juveniles, que pone en evidencia «las contradicciones y ambigüedades de la secularización española, así como de la metamorfosis y el pluralismo católico». Treinta mil jóvenes españoles participan estos días en este entrenamiento de Jornadas Mundiales de la Juventud que es el Jubileo de los Jóvenes . España es el segundo país, después de Italia, que más chavales ha llevado esta semana a la ciudad eterna. Allí están además una cincuentena de obispos españoles que, sin duda, le han cogido el punto a este fenómeno de configuración del catolicismo que marca tendencia. Este «catolicismo cool» es fruto de los pontificados recientes y plantea una fe desacomplejada, con fuerte identidad de distinción, que se expresa en las categorías de la juventud, lenguajes musicales principalmente, para transmitir la experiencia de la fe con modulaciones e imaginarios de interconexión. Es el catolicismo guay posterior a la revolución del mayo del 68 que apuesta a fondo por la compatibilidad entre ser cristiano y ser moderno, como dijera Juan Pablo II la última vez que estuvo en España. Una forma de entender el ser cristiano que está sufriendo una especie de «demonización» pública, incluso desde sectores internos de la Iglesia, y que también puede tener sus riesgos, entre ellos el emotivismo y cierta autonomía individualista que marca distancia con el sujeto eclesial, incluso cierto tinte inconformista de reacción. Son también estos, aunque no solo ellos, los jóvenes que ahora están con el Papa. Los sociólogos Rafael Ruiz Andrés, Ignacia Perugorría y Joseba García Martín han publicado en la Revista Española de Sociología (RES) un artículo titulado ‘De qué hablamos cuando hablamos de Hakuna: claves para entender el catolicismo «cool» en España’. Analizan el singular caso de Hakuna como exponente de lo que la teóloga norteamericana Katherin Dugan ha denominado «catolicismo cool». Estudiando a Hakuna lo hacen también, en el sustrato de lo común, de las realidades de Iglesia que en el ámbito de la juventud están despistando al espectador secularizado. En un contexto de profunda y acelerada secularización, como el que está atravesando España, se está configurando una forma de ser católico, principalmente en los ámbitos juveniles, que pone en evidencia «las contradicciones y ambigüedades de la secularización española, así como de la metamorfosis y el pluralismo católico». Treinta mil jóvenes españoles participan estos días en este entrenamiento de Jornadas Mundiales de la Juventud que es el Jubileo de los Jóvenes . España es el segundo país, después de Italia, que más chavales ha llevado esta semana a la ciudad eterna. Allí están además una cincuentena de obispos españoles que, sin duda, le han cogido el punto a este fenómeno de configuración del catolicismo que marca tendencia. Este «catolicismo cool» es fruto de los pontificados recientes y plantea una fe desacomplejada, con fuerte identidad de distinción, que se expresa en las categorías de la juventud, lenguajes musicales principalmente, para transmitir la experiencia de la fe con modulaciones e imaginarios de interconexión. Es el catolicismo guay posterior a la revolución del mayo del 68 que apuesta a fondo por la compatibilidad entre ser cristiano y ser moderno, como dijera Juan Pablo II la última vez que estuvo en España. Una forma de entender el ser cristiano que está sufriendo una especie de «demonización» pública, incluso desde sectores internos de la Iglesia, y que también puede tener sus riesgos, entre ellos el emotivismo y cierta autonomía individualista que marca distancia con el sujeto eclesial, incluso cierto tinte inconformista de reacción. Son también estos, aunque no solo ellos, los jóvenes que ahora están con el Papa. Los sociólogos Rafael Ruiz Andrés, Ignacia Perugorría y Joseba García Martín han publicado en la Revista Española de Sociología (RES) un artículo titulado ‘De qué hablamos cuando hablamos de Hakuna: claves para entender el catolicismo «cool» en España’. Analizan el singular caso de Hakuna como exponente de lo que la teóloga norteamericana Katherin Dugan ha denominado «catolicismo cool». Estudiando a Hakuna lo hacen también, en el sustrato de lo común, de las realidades de Iglesia que en el ámbito de la juventud están despistando al espectador secularizado. En un contexto de profunda y acelerada secularización, como el que está atravesando España, se está configurando una forma de ser católico, principalmente en los ámbitos juveniles, que pone en evidencia «las contradicciones y ambigüedades de la secularización española, así como de la metamorfosis y el pluralismo católico». Treinta mil jóvenes españoles participan estos días en este entrenamiento de Jornadas Mundiales de la Juventud que es el Jubileo de los Jóvenes . España es el segundo país, después de Italia, que más chavales ha llevado esta semana a la ciudad eterna. Allí están además una cincuentena de obispos españoles que, sin duda, le han cogido el punto a este fenómeno de configuración del catolicismo que marca tendencia. Este «catolicismo cool» es fruto de los pontificados recientes y plantea una fe desacomplejada, con fuerte identidad de distinción, que se expresa en las categorías de la juventud, lenguajes musicales principalmente, para transmitir la experiencia de la fe con modulaciones e imaginarios de interconexión. Es el catolicismo guay posterior a la revolución del mayo del 68 que apuesta a fondo por la compatibilidad entre ser cristiano y ser moderno, como dijera Juan Pablo II la última vez que estuvo en España. Una forma de entender el ser cristiano que está sufriendo una especie de «demonización» pública, incluso desde sectores internos de la Iglesia, y que también puede tener sus riesgos, entre ellos el emotivismo y cierta autonomía individualista que marca distancia con el sujeto eclesial, incluso cierto tinte inconformista de reacción. Son también estos, aunque no solo ellos, los jóvenes que ahora están con el Papa. RSS de noticias de sociedad
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