<p class=»ue-c-article__paragraph»>El 29 de julio de 2021 publiqué aquí <i>Gobierno en la sombra</i>, sobre los perversos mecanismos de promoción interna que había establecido <strong>Sánchez</strong>, precisamente porque su plan incluía la forja de un partido paralelo basado en el instinto de depredación y desconfianza mutua entre cuadros y arribistas. Por alguna razón, su entonces esforzado meritorio y hoy actual jefe de Gabinete, <strong>Diego Rubio</strong>, se dio por aludido y colgó un tuit de aspecto cortés y sinuoso reproche. En honor a su trayectoria, en apenas cuatro líneas coló tres gazapos y falacias que la filósofa italiana <strong>D’Agostini </strong>incluiría en la categoría de «mentira sin mentira». Así que el día 31 publiqué <i>Las evidencias engañan</i>. Cité a la Oficina Nacional de Prospectiva. Su director me lo había puesto fácil.</p>
Sánchez tiene a los suyos lo suficientemente fanatizados como para ‘sentirse’ informados evitando verdades incómodas
<p class=»ue-c-article__paragraph»>El 29 de julio de 2021 publiqué aquí <i>Gobierno en la sombra</i>, sobre los perversos mecanismos de promoción interna que había establecido <strong>Sánchez</strong>, precisamente porque su plan incluía la forja de un partido paralelo basado en el instinto de depredación y desconfianza mutua entre cuadros y arribistas. Por alguna razón, su entonces esforzado meritorio y hoy actual jefe de Gabinete, <strong>Diego Rubio</strong>, se dio por aludido y colgó un tuit de aspecto cortés y sinuoso reproche. En honor a su trayectoria, en apenas cuatro líneas coló tres gazapos y falacias que la filósofa italiana <strong>D’Agostini </strong>incluiría en la categoría de «mentira sin mentira». Así que el día 31 publiqué <i>Las evidencias engañan</i>. Cité a la Oficina Nacional de Prospectiva. Su director me lo había puesto fácil.</p>
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