<p class=»ue-c-article__paragraph»>Ya anunciamos aquí que el Rocío es un manantial de noticias e imágenes tan inesperadas como sorprendentes que se van conociendo a medida que alguien, humano o periodista, las revela o traiciona; y siempre sorprende. Así ha sido, y la gran portada esta semana es la de <i>Diez Minutos</i> con <strong>Isabel Pantoja</strong> a la salida de la ermita, llorando con la boca muy, muy abierta, como una «Pietá» que trocase el mármol vaticano de <strong>Miguel Ángel</strong> por el caluroso horizonte almonteño. Lo raro es que en las fotos del interior la cantaora aparece muy normal, sin alardes ni convulsiones, lo cual sugiere que sufrió un súbito ataque de pena, pero no padece un estado depresivo agravado en el Camino. Pero una vez más, sale la Pantoja y se colapsan los medios del corazón. Ahora viene cuando la ponen verde sus hijos. Eterno.</p>
Ya anunciamos aquí que el Rocío es un manantial de noticias e imágenes tan inesperadas como sorprendentes que se van conociendo a medida que algu
<p class=»ue-c-article__paragraph»>Ya anunciamos aquí que el Rocío es un manantial de noticias e imágenes tan inesperadas como sorprendentes que se van conociendo a medida que alguien, humano o periodista, las revela o traiciona; y siempre sorprende. Así ha sido, y la gran portada esta semana es la de <i>Diez Minutos</i> con <strong>Isabel Pantoja</strong> a la salida de la ermita, llorando con la boca muy, muy abierta, como una «Pietá» que trocase el mármol vaticano de <strong>Miguel Ángel</strong> por el caluroso horizonte almonteño. Lo raro es que en las fotos del interior la cantaora aparece muy normal, sin alardes ni convulsiones, lo cual sugiere que sufrió un súbito ataque de pena, pero no padece un estado depresivo agravado en el Camino. Pero una vez más, sale la Pantoja y se colapsan los medios del corazón. Ahora viene cuando la ponen verde sus hijos. Eterno.</p>
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