Las abundantes precipitaciones del invierno y la húmeda primavera llenaron los embalses e hicieron que el campo entrase en el verano en ‘verde’. El del color de tierras de labor y montes frondosos. La cara positiva. Pero esa abundante vegetación también se presuponía un riesgo de cara a los incendios forestales al convertirse en abundante combustible vegetal susceptible de arder cuando el calor más aprieta y lo seca, cuando entra en la época de mayor riesgo. Y cierto que junio , en el que el terreno guardaba la humedad y las nubes siguieron descargando, transcurrió con cierta tranquilidad. El balance, apenas 1.300 hectáreas quemadas , un 83 por ciento menos que la media del promedio del decenio anterior (casi 7.325) en 391 incendios, un 41 por ciento por debajo de esa referencia previa, y con ocho de cada diez que no pasaron de conatos (menos de una hectárea afectada).Pero con la llegada de la s egunda quincena de julio , la estadística se ha roto. Tanto que en poco más de dos semanas ha ardido no sólo más que durante todo el primer semestre, sino que también casi tanto como lo que se quemó en el conjunto del año 2024. Claro que el anterior fue uno de los ‘mejores’ en la estadística reciente y nada que ver con el dramático 2022 de casi 98.000 hectáreas carbonizadas. El pasado ejercicio, menos de 5.500 afectadas por el fuego en los doce meses –y ni llegaron a 4.700 hasta el cierre de la campaña de riesgo alto a mediados de octubre–. En 2023, fueron algo más de 3.500, y en 2018 se quedaron por debajo de las 2.900.Dos incendios, ambos declarados en la provincia de Ávila, tienen la ‘culpa’ de las cifras. Aún sin darse definitivamente por extinguidos, los primeros cálculos ya apuntan a que entre el detectado el 18 de julio –y luego reproducido en varias ocasiones– en Navaluenga y el que en la noche del 28 comenzó a arder en Cuevas del Valle han reducido a cenizas casi 4.000 hectáreas. MÁS INFORMACIÓN noticia No Los vecinos del valle del Tiétar lloran «una tragedia» que les ha «roto el corazón» noticia No La impresionante imagen del incendio del Tiétar esta noche junto al Santuario de San Pedro de Alcántara noticia No «Clara intencionalidad» en el incendio del Valle del Tiétar, que sigue descontroladoEl mayor de los dos es el del Valle del Tiétar. Ya está en «fase de controlado» cinco días después de que comenzase a arder a eso de las 23.00 horas del pasado lunes de forma intencionada , según las primeras investigaciones. A falta de un cálculo más exacto –no toda la superficie dentro del perímetro se ve afectada en un incendio– se superan las 2.260 hectáreas carbonizadas entre los términos de Cuevas del Valle, Mombeltrán, El Arenal y Arenas de San Pedro. Y afecta a un espacio que ya había ardido en 2009, cuando también un 28 de julio las llamas abrasaron unas 5.000 hectáreas. Regeneradas dieciséis años después sobre todo con un espeso matorral pasto de nuevo del voraz fuego.1.900 ya cifradasA esas 2.262 hectáreas quemadas dentro de un perímetro de 25 kilómetros en el conocido como Barranco de las Cinco Villas hay que añadir las más de 1.500 del incendio forestal de Navaluenga , cuyas cifras oficiales tampoco están cerradas. Estos dos grandes incendios forestales –se consideran así a los que superan las 500 hectáreas– se sitúan entre los siete mayores registrados este año en toda España. Y los dos en la provincia de Ávila, que con medio centenar de incendios contabilizados de los 600 de toda Castilla y León acapara más del 60 por ciento de la superficie afectada por el fuego en lo que va de año. Así, en base a las cifras cerradas en la estadística de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio –1.900 hectáreas ya certificadas– y las que faltan por añadir de los incendios todavía por perimetrar, habría ardido unas 6.000 hectáreas . Entre ellas, precisamente las de esos dos grandes u otro en Villafranca del Bierzo (León), también de los llegó alcanzar mayor nivel de riesgo de los desatados hasta ahora.A Ávila le siguen, en superficie quemada, Zamora, con unas 700 hectáreas afectadas; y León, con 560 ya incluidas en la estadística. Donde menos, de nuevo en Soria, pues no llegan a 20. Por delante, Segovia, con unas 70 calcinadas. Que las cifras de este año ya superen a las de 2024 también se debe a que ese año sólo hubo un fuego considerado gran incendio : el de Astorga (León), originado por un peregrino del Camino de Santiago al calentarse la comida. Quemó 589 hectáreas. En todo el verano, se declararon 910. Este julio, ya van cerca de 300. Al acabar junio eran 391. Las abundantes precipitaciones del invierno y la húmeda primavera llenaron los embalses e hicieron que el campo entrase en el verano en ‘verde’. El del color de tierras de labor y montes frondosos. La cara positiva. Pero esa abundante vegetación también se presuponía un riesgo de cara a los incendios forestales al convertirse en abundante combustible vegetal susceptible de arder cuando el calor más aprieta y lo seca, cuando entra en la época de mayor riesgo. Y cierto que junio , en el que el terreno guardaba la humedad y las nubes siguieron descargando, transcurrió con cierta tranquilidad. El balance, apenas 1.300 hectáreas quemadas , un 83 por ciento menos que la media del promedio del decenio anterior (casi 7.325) en 391 incendios, un 41 por ciento por debajo de esa referencia previa, y con ocho de cada diez que no pasaron de conatos (menos de una hectárea afectada).Pero con la llegada de la s egunda quincena de julio , la estadística se ha roto. Tanto que en poco más de dos semanas ha ardido no sólo más que durante todo el primer semestre, sino que también casi tanto como lo que se quemó en el conjunto del año 2024. Claro que el anterior fue uno de los ‘mejores’ en la estadística reciente y nada que ver con el dramático 2022 de casi 98.000 hectáreas carbonizadas. El pasado ejercicio, menos de 5.500 afectadas por el fuego en los doce meses –y ni llegaron a 4.700 hasta el cierre de la campaña de riesgo alto a mediados de octubre–. En 2023, fueron algo más de 3.500, y en 2018 se quedaron por debajo de las 2.900.Dos incendios, ambos declarados en la provincia de Ávila, tienen la ‘culpa’ de las cifras. Aún sin darse definitivamente por extinguidos, los primeros cálculos ya apuntan a que entre el detectado el 18 de julio –y luego reproducido en varias ocasiones– en Navaluenga y el que en la noche del 28 comenzó a arder en Cuevas del Valle han reducido a cenizas casi 4.000 hectáreas. MÁS INFORMACIÓN noticia No Los vecinos del valle del Tiétar lloran «una tragedia» que les ha «roto el corazón» noticia No La impresionante imagen del incendio del Tiétar esta noche junto al Santuario de San Pedro de Alcántara noticia No «Clara intencionalidad» en el incendio del Valle del Tiétar, que sigue descontroladoEl mayor de los dos es el del Valle del Tiétar. Ya está en «fase de controlado» cinco días después de que comenzase a arder a eso de las 23.00 horas del pasado lunes de forma intencionada , según las primeras investigaciones. A falta de un cálculo más exacto –no toda la superficie dentro del perímetro se ve afectada en un incendio– se superan las 2.260 hectáreas carbonizadas entre los términos de Cuevas del Valle, Mombeltrán, El Arenal y Arenas de San Pedro. Y afecta a un espacio que ya había ardido en 2009, cuando también un 28 de julio las llamas abrasaron unas 5.000 hectáreas. Regeneradas dieciséis años después sobre todo con un espeso matorral pasto de nuevo del voraz fuego.1.900 ya cifradasA esas 2.262 hectáreas quemadas dentro de un perímetro de 25 kilómetros en el conocido como Barranco de las Cinco Villas hay que añadir las más de 1.500 del incendio forestal de Navaluenga , cuyas cifras oficiales tampoco están cerradas. Estos dos grandes incendios forestales –se consideran así a los que superan las 500 hectáreas– se sitúan entre los siete mayores registrados este año en toda España. Y los dos en la provincia de Ávila, que con medio centenar de incendios contabilizados de los 600 de toda Castilla y León acapara más del 60 por ciento de la superficie afectada por el fuego en lo que va de año. Así, en base a las cifras cerradas en la estadística de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio –1.900 hectáreas ya certificadas– y las que faltan por añadir de los incendios todavía por perimetrar, habría ardido unas 6.000 hectáreas . Entre ellas, precisamente las de esos dos grandes u otro en Villafranca del Bierzo (León), también de los llegó alcanzar mayor nivel de riesgo de los desatados hasta ahora.A Ávila le siguen, en superficie quemada, Zamora, con unas 700 hectáreas afectadas; y León, con 560 ya incluidas en la estadística. Donde menos, de nuevo en Soria, pues no llegan a 20. Por delante, Segovia, con unas 70 calcinadas. Que las cifras de este año ya superen a las de 2024 también se debe a que ese año sólo hubo un fuego considerado gran incendio : el de Astorga (León), originado por un peregrino del Camino de Santiago al calentarse la comida. Quemó 589 hectáreas. En todo el verano, se declararon 910. Este julio, ya van cerca de 300. Al acabar junio eran 391. Las abundantes precipitaciones del invierno y la húmeda primavera llenaron los embalses e hicieron que el campo entrase en el verano en ‘verde’. El del color de tierras de labor y montes frondosos. La cara positiva. Pero esa abundante vegetación también se presuponía un riesgo de cara a los incendios forestales al convertirse en abundante combustible vegetal susceptible de arder cuando el calor más aprieta y lo seca, cuando entra en la época de mayor riesgo. Y cierto que junio , en el que el terreno guardaba la humedad y las nubes siguieron descargando, transcurrió con cierta tranquilidad. El balance, apenas 1.300 hectáreas quemadas , un 83 por ciento menos que la media del promedio del decenio anterior (casi 7.325) en 391 incendios, un 41 por ciento por debajo de esa referencia previa, y con ocho de cada diez que no pasaron de conatos (menos de una hectárea afectada).Pero con la llegada de la s egunda quincena de julio , la estadística se ha roto. Tanto que en poco más de dos semanas ha ardido no sólo más que durante todo el primer semestre, sino que también casi tanto como lo que se quemó en el conjunto del año 2024. Claro que el anterior fue uno de los ‘mejores’ en la estadística reciente y nada que ver con el dramático 2022 de casi 98.000 hectáreas carbonizadas. El pasado ejercicio, menos de 5.500 afectadas por el fuego en los doce meses –y ni llegaron a 4.700 hasta el cierre de la campaña de riesgo alto a mediados de octubre–. En 2023, fueron algo más de 3.500, y en 2018 se quedaron por debajo de las 2.900.Dos incendios, ambos declarados en la provincia de Ávila, tienen la ‘culpa’ de las cifras. Aún sin darse definitivamente por extinguidos, los primeros cálculos ya apuntan a que entre el detectado el 18 de julio –y luego reproducido en varias ocasiones– en Navaluenga y el que en la noche del 28 comenzó a arder en Cuevas del Valle han reducido a cenizas casi 4.000 hectáreas. MÁS INFORMACIÓN noticia No Los vecinos del valle del Tiétar lloran «una tragedia» que les ha «roto el corazón» noticia No La impresionante imagen del incendio del Tiétar esta noche junto al Santuario de San Pedro de Alcántara noticia No «Clara intencionalidad» en el incendio del Valle del Tiétar, que sigue descontroladoEl mayor de los dos es el del Valle del Tiétar. Ya está en «fase de controlado» cinco días después de que comenzase a arder a eso de las 23.00 horas del pasado lunes de forma intencionada , según las primeras investigaciones. A falta de un cálculo más exacto –no toda la superficie dentro del perímetro se ve afectada en un incendio– se superan las 2.260 hectáreas carbonizadas entre los términos de Cuevas del Valle, Mombeltrán, El Arenal y Arenas de San Pedro. Y afecta a un espacio que ya había ardido en 2009, cuando también un 28 de julio las llamas abrasaron unas 5.000 hectáreas. Regeneradas dieciséis años después sobre todo con un espeso matorral pasto de nuevo del voraz fuego.1.900 ya cifradasA esas 2.262 hectáreas quemadas dentro de un perímetro de 25 kilómetros en el conocido como Barranco de las Cinco Villas hay que añadir las más de 1.500 del incendio forestal de Navaluenga , cuyas cifras oficiales tampoco están cerradas. Estos dos grandes incendios forestales –se consideran así a los que superan las 500 hectáreas– se sitúan entre los siete mayores registrados este año en toda España. Y los dos en la provincia de Ávila, que con medio centenar de incendios contabilizados de los 600 de toda Castilla y León acapara más del 60 por ciento de la superficie afectada por el fuego en lo que va de año. Así, en base a las cifras cerradas en la estadística de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio –1.900 hectáreas ya certificadas– y las que faltan por añadir de los incendios todavía por perimetrar, habría ardido unas 6.000 hectáreas . Entre ellas, precisamente las de esos dos grandes u otro en Villafranca del Bierzo (León), también de los llegó alcanzar mayor nivel de riesgo de los desatados hasta ahora.A Ávila le siguen, en superficie quemada, Zamora, con unas 700 hectáreas afectadas; y León, con 560 ya incluidas en la estadística. Donde menos, de nuevo en Soria, pues no llegan a 20. Por delante, Segovia, con unas 70 calcinadas. Que las cifras de este año ya superen a las de 2024 también se debe a que ese año sólo hubo un fuego considerado gran incendio : el de Astorga (León), originado por un peregrino del Camino de Santiago al calentarse la comida. Quemó 589 hectáreas. En todo el verano, se declararon 910. Este julio, ya van cerca de 300. Al acabar junio eran 391. RSS de noticias de espana
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