No se recuerda en Frankfurt una situación de incertidumbre como la que ahora se cierne sobre el euro. Además de las guerras y la tensión geopolítica, los aranceles de Trump amenazan con revertir los resultados de la política monetaria del BCE , que tras su serie de movimientos de normalización hasta el 2%, hace ahora una pausa a la espera de los acontecimientos. Y sin embargo, el mensaje de Christine Lagarde , en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, es de optimismo. Lagarde ha reconocido que « la inflación puede moverse en cualquier momento y en cualquier dirección » y asume también que «el riesgo para el crecimiento persiste a la baja, impulsado por las tensiones comerciales globales… Las tensiones geopolíticas podrían generar una importante fuente de incertidumbre». Incluso, admite que los aranceles pueden ocasionar consecuencias absolutamente indeseables.Noticia Relacionada estandar Si El BCE mantiene los tipos en el 2% a la espera de los aranceles de Trump Raúl MasaA pesar de todo ello, considera que la política monetaria de los últimos meses y la consolidación de la economía del euro son una buena base, incluso para el escenario menos deseable. Christine Lagarde mantiene una posición dura de cara a la negociación con la Administración estadounidense, y asegura que «estamos en buena posición para afrontar lo que venga en los próximos meses».« No nos comprometemos de antemano con ninguna trayectoria de tipos de interés en particular », ha reiterado en la rueda de prensa. «Sí, ya sé que los mercados desean orientación y que es mejor una política monetaria previsible, pero no, en este caso no es posible», se ha disculpado, mientras sugería que hay tantos factores que pueden influir en la inflación hasta final de año que no es posible planificar una reacción. Entre estos factores se encuentran la apreciación del euro, la ralentización de la economía global y el desmantelamiento de las cadenas de suministro globales. «La inflación podría resultar más alta si una fragmentación de las cadenas de suministro globales eleva los precios de importación y añade cuellos de botella en la economía doméstica», ha descrito el posible escenario, que se ve agravado por las tensiones comerciales, que están afectando al comercio y a la confianza empresarial.Otro de los elementos que podrían alimentar las presiones inflacionistas es el aumento del gasto público, que se está disparando especialmente en defensa e infraestructuras. Lagarde ha apuntado que « un impulso del gasto en defensa e infraestructuras podría también aumentar la inflación a medio plazo », sobre todo si la capacidad productiva no se ajusta a tiempo. Y también ha mencionado el papel del cambio climático y sus consecuencias sobre la inflación. «Los fenómenos meteorológicos extremos y, en general, la crisis climática en desarrollo, podrían hacer subir los precios de los alimentos más de lo previsto», ha dicho, tras constatar en los últimos meses que las anomalías climáticas están afectando al suministro agrícola en varias regiones del mundo y causando repuntes puntuales en los precios de los alimentos.En cierta forma, Lagarde ha dado a entender que el BCE confía en ciertas fuerzas que están empujando en la dirección contraria. Una de las más destacadas es la moderación de los costes laborales, que han seguido moderándose. El crecimiento interanual de la compensación por empleado se desaceleró al 3,8% en el primer trimestre. Este dato contrasta con el 4,1% del trimestre anterior y refleja una tendencia de relajación de las presiones salariales. La fortaleza del euro es otro freno potencial a la inflación. « Un euro más fuerte podría reducir aún más la inflación de lo esperado», ha encomendado Lagarde el futuro de los precios a medio plazo al cambio con el dólar ». Efectivamente, un tipo de cambio apreciado abarataría las importaciones, reduciendo el precio de bienes y servicios adquiridos fuera de la eurozona. La presidenta del BCE ha evitado referirse al nivel citado por Luis de Guindos, 1,2 dólares por euro, como línea roja. Se ha limitado a comentar que «estamos monitoreando la situación» y «coincidimos en que hay que seguir esto y tiene una importancia directa en las previsiones, pero no hay ningún nivel en particular».La caída de las expectativas de inflación a corto plazo también sugiere un entorno menos inflacionista en los próximos meses y, según Lagarde «las expectativas de inflación de los consumidores a corto plazo bajaron tanto en mayo como en junio, revirtiendo el repunte observado en los meses anteriores». Además, por supuesto, está también el impacto que los aranceles tendrán sobre el comercio. Lagarde ha explicado que «la inflación podría ser más baja si los aranceles más altos reducen la demanda de exportaciones de la zona euro e inducen a países con exceso de capacidad a redirigir sus exportaciones hacia Europa». Una caída de la demanda externa al mismo tiempo que una mayor competencia en el mercado europeo podrían echar abajo los precios y obligar al BCE a actuar en la dirección contraria, según muestran algunos de los modelos de proyección que se ensayan y calculan una y otra vez en Frankfurt. « Actuamos con los supuestos arancelarios que teníamos en junio », ha confesado, a la espera de los nuevos datos de los que el BCE dispondrá en septiembre y permitirán pensar en medidas de política monetaria con mucha mayor precisión. Lo único que pide Lagarde es que se resuelva cuanto antes la negociación. «Cuanto antes acabe, mejor será para nosotros porque acabará la incertidumbre», ha zanjado. No se recuerda en Frankfurt una situación de incertidumbre como la que ahora se cierne sobre el euro. Además de las guerras y la tensión geopolítica, los aranceles de Trump amenazan con revertir los resultados de la política monetaria del BCE , que tras su serie de movimientos de normalización hasta el 2%, hace ahora una pausa a la espera de los acontecimientos. Y sin embargo, el mensaje de Christine Lagarde , en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, es de optimismo. Lagarde ha reconocido que « la inflación puede moverse en cualquier momento y en cualquier dirección » y asume también que «el riesgo para el crecimiento persiste a la baja, impulsado por las tensiones comerciales globales… Las tensiones geopolíticas podrían generar una importante fuente de incertidumbre». Incluso, admite que los aranceles pueden ocasionar consecuencias absolutamente indeseables.Noticia Relacionada estandar Si El BCE mantiene los tipos en el 2% a la espera de los aranceles de Trump Raúl MasaA pesar de todo ello, considera que la política monetaria de los últimos meses y la consolidación de la economía del euro son una buena base, incluso para el escenario menos deseable. Christine Lagarde mantiene una posición dura de cara a la negociación con la Administración estadounidense, y asegura que «estamos en buena posición para afrontar lo que venga en los próximos meses».« No nos comprometemos de antemano con ninguna trayectoria de tipos de interés en particular », ha reiterado en la rueda de prensa. «Sí, ya sé que los mercados desean orientación y que es mejor una política monetaria previsible, pero no, en este caso no es posible», se ha disculpado, mientras sugería que hay tantos factores que pueden influir en la inflación hasta final de año que no es posible planificar una reacción. Entre estos factores se encuentran la apreciación del euro, la ralentización de la economía global y el desmantelamiento de las cadenas de suministro globales. «La inflación podría resultar más alta si una fragmentación de las cadenas de suministro globales eleva los precios de importación y añade cuellos de botella en la economía doméstica», ha descrito el posible escenario, que se ve agravado por las tensiones comerciales, que están afectando al comercio y a la confianza empresarial.Otro de los elementos que podrían alimentar las presiones inflacionistas es el aumento del gasto público, que se está disparando especialmente en defensa e infraestructuras. Lagarde ha apuntado que « un impulso del gasto en defensa e infraestructuras podría también aumentar la inflación a medio plazo », sobre todo si la capacidad productiva no se ajusta a tiempo. Y también ha mencionado el papel del cambio climático y sus consecuencias sobre la inflación. «Los fenómenos meteorológicos extremos y, en general, la crisis climática en desarrollo, podrían hacer subir los precios de los alimentos más de lo previsto», ha dicho, tras constatar en los últimos meses que las anomalías climáticas están afectando al suministro agrícola en varias regiones del mundo y causando repuntes puntuales en los precios de los alimentos.En cierta forma, Lagarde ha dado a entender que el BCE confía en ciertas fuerzas que están empujando en la dirección contraria. Una de las más destacadas es la moderación de los costes laborales, que han seguido moderándose. El crecimiento interanual de la compensación por empleado se desaceleró al 3,8% en el primer trimestre. Este dato contrasta con el 4,1% del trimestre anterior y refleja una tendencia de relajación de las presiones salariales. La fortaleza del euro es otro freno potencial a la inflación. « Un euro más fuerte podría reducir aún más la inflación de lo esperado», ha encomendado Lagarde el futuro de los precios a medio plazo al cambio con el dólar ». Efectivamente, un tipo de cambio apreciado abarataría las importaciones, reduciendo el precio de bienes y servicios adquiridos fuera de la eurozona. La presidenta del BCE ha evitado referirse al nivel citado por Luis de Guindos, 1,2 dólares por euro, como línea roja. Se ha limitado a comentar que «estamos monitoreando la situación» y «coincidimos en que hay que seguir esto y tiene una importancia directa en las previsiones, pero no hay ningún nivel en particular».La caída de las expectativas de inflación a corto plazo también sugiere un entorno menos inflacionista en los próximos meses y, según Lagarde «las expectativas de inflación de los consumidores a corto plazo bajaron tanto en mayo como en junio, revirtiendo el repunte observado en los meses anteriores». Además, por supuesto, está también el impacto que los aranceles tendrán sobre el comercio. Lagarde ha explicado que «la inflación podría ser más baja si los aranceles más altos reducen la demanda de exportaciones de la zona euro e inducen a países con exceso de capacidad a redirigir sus exportaciones hacia Europa». Una caída de la demanda externa al mismo tiempo que una mayor competencia en el mercado europeo podrían echar abajo los precios y obligar al BCE a actuar en la dirección contraria, según muestran algunos de los modelos de proyección que se ensayan y calculan una y otra vez en Frankfurt. « Actuamos con los supuestos arancelarios que teníamos en junio », ha confesado, a la espera de los nuevos datos de los que el BCE dispondrá en septiembre y permitirán pensar en medidas de política monetaria con mucha mayor precisión. Lo único que pide Lagarde es que se resuelva cuanto antes la negociación. «Cuanto antes acabe, mejor será para nosotros porque acabará la incertidumbre», ha zanjado. No se recuerda en Frankfurt una situación de incertidumbre como la que ahora se cierne sobre el euro. Además de las guerras y la tensión geopolítica, los aranceles de Trump amenazan con revertir los resultados de la política monetaria del BCE , que tras su serie de movimientos de normalización hasta el 2%, hace ahora una pausa a la espera de los acontecimientos. Y sin embargo, el mensaje de Christine Lagarde , en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, es de optimismo. Lagarde ha reconocido que « la inflación puede moverse en cualquier momento y en cualquier dirección » y asume también que «el riesgo para el crecimiento persiste a la baja, impulsado por las tensiones comerciales globales… Las tensiones geopolíticas podrían generar una importante fuente de incertidumbre». Incluso, admite que los aranceles pueden ocasionar consecuencias absolutamente indeseables.Noticia Relacionada estandar Si El BCE mantiene los tipos en el 2% a la espera de los aranceles de Trump Raúl MasaA pesar de todo ello, considera que la política monetaria de los últimos meses y la consolidación de la economía del euro son una buena base, incluso para el escenario menos deseable. Christine Lagarde mantiene una posición dura de cara a la negociación con la Administración estadounidense, y asegura que «estamos en buena posición para afrontar lo que venga en los próximos meses».« No nos comprometemos de antemano con ninguna trayectoria de tipos de interés en particular », ha reiterado en la rueda de prensa. «Sí, ya sé que los mercados desean orientación y que es mejor una política monetaria previsible, pero no, en este caso no es posible», se ha disculpado, mientras sugería que hay tantos factores que pueden influir en la inflación hasta final de año que no es posible planificar una reacción. Entre estos factores se encuentran la apreciación del euro, la ralentización de la economía global y el desmantelamiento de las cadenas de suministro globales. «La inflación podría resultar más alta si una fragmentación de las cadenas de suministro globales eleva los precios de importación y añade cuellos de botella en la economía doméstica», ha descrito el posible escenario, que se ve agravado por las tensiones comerciales, que están afectando al comercio y a la confianza empresarial.Otro de los elementos que podrían alimentar las presiones inflacionistas es el aumento del gasto público, que se está disparando especialmente en defensa e infraestructuras. Lagarde ha apuntado que « un impulso del gasto en defensa e infraestructuras podría también aumentar la inflación a medio plazo », sobre todo si la capacidad productiva no se ajusta a tiempo. Y también ha mencionado el papel del cambio climático y sus consecuencias sobre la inflación. «Los fenómenos meteorológicos extremos y, en general, la crisis climática en desarrollo, podrían hacer subir los precios de los alimentos más de lo previsto», ha dicho, tras constatar en los últimos meses que las anomalías climáticas están afectando al suministro agrícola en varias regiones del mundo y causando repuntes puntuales en los precios de los alimentos.En cierta forma, Lagarde ha dado a entender que el BCE confía en ciertas fuerzas que están empujando en la dirección contraria. Una de las más destacadas es la moderación de los costes laborales, que han seguido moderándose. El crecimiento interanual de la compensación por empleado se desaceleró al 3,8% en el primer trimestre. Este dato contrasta con el 4,1% del trimestre anterior y refleja una tendencia de relajación de las presiones salariales. La fortaleza del euro es otro freno potencial a la inflación. « Un euro más fuerte podría reducir aún más la inflación de lo esperado», ha encomendado Lagarde el futuro de los precios a medio plazo al cambio con el dólar ». Efectivamente, un tipo de cambio apreciado abarataría las importaciones, reduciendo el precio de bienes y servicios adquiridos fuera de la eurozona. La presidenta del BCE ha evitado referirse al nivel citado por Luis de Guindos, 1,2 dólares por euro, como línea roja. Se ha limitado a comentar que «estamos monitoreando la situación» y «coincidimos en que hay que seguir esto y tiene una importancia directa en las previsiones, pero no hay ningún nivel en particular».La caída de las expectativas de inflación a corto plazo también sugiere un entorno menos inflacionista en los próximos meses y, según Lagarde «las expectativas de inflación de los consumidores a corto plazo bajaron tanto en mayo como en junio, revirtiendo el repunte observado en los meses anteriores». Además, por supuesto, está también el impacto que los aranceles tendrán sobre el comercio. Lagarde ha explicado que «la inflación podría ser más baja si los aranceles más altos reducen la demanda de exportaciones de la zona euro e inducen a países con exceso de capacidad a redirigir sus exportaciones hacia Europa». Una caída de la demanda externa al mismo tiempo que una mayor competencia en el mercado europeo podrían echar abajo los precios y obligar al BCE a actuar en la dirección contraria, según muestran algunos de los modelos de proyección que se ensayan y calculan una y otra vez en Frankfurt. « Actuamos con los supuestos arancelarios que teníamos en junio », ha confesado, a la espera de los nuevos datos de los que el BCE dispondrá en septiembre y permitirán pensar en medidas de política monetaria con mucha mayor precisión. Lo único que pide Lagarde es que se resuelva cuanto antes la negociación. «Cuanto antes acabe, mejor será para nosotros porque acabará la incertidumbre», ha zanjado. RSS de noticias de economia
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