Noqueado por el caso de Santos Cerdán, el Gobierno intenta perimetrar el escándalo a solo tres personas, el ex secretario de Organización del PSOE, el exministro José Luis Ábalos y el tercero en discordia, Koldo García, a la sazón chófer, acompañante y hombre para todo -incluidas las correrías y comentarios sobre mujeres que tanta indignación han levantado en la opinión pública y en el seno del PSOE- del segundo. «El triángulo tóxico», como lo definió la semana pasada la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría. El propio Pedro Sánchez, en su comparecencia del pasado lunes, sabedor de que no puede desvincularse de Ábalos y Cerdán, sí lo hizo de Koldo, del que dijo que no había sido un «estrecho colaborador suyo», a diferencia de sus dos secretarios de Organización, el puesto clave en cualquier organización política para el control del aparato del partido, incluidos los territorios. Todo ello ante el demoledor informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que además de situar a estas tres personas al frente de una presunta organización criminal, apunta a irregularidades en las primarias en las que Sánchez se convirtió en líder del PSOE. «Vas sin que te vea nadie y metes dos papeletas», le dijo Cerdán a Koldo en uno de los mensajes intervenidos por la UCO. Un exmilitante socialista que intentó participar en aquellas primarias de 2014, y que se quedó a pocos avales de competir contra Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, el sociólogo Alberto Sotillos, aseguró en una entrevista reciente con ABC que «nunca se nos dijo el número de avales, y eso que lo pedimos», y afirmó no sentirse sorprendido por las irregularidades detectadas por la UCO. «No sabemos si son dos votos, trescientos o mil. Si una persona como Cerdán lo establece de manera tan natural… como si fuera: ‘bueno, mete dos votos y los apuntas’, creo que pone en duda el proceso que teóricamente le dio a él la victoria», señaló Sotillos.Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López, en las primarias de 2017 del PSOE MAYA BALANYAPuede que Koldo no encaje en la teoría de cercano colaborador del presidente del Gobierno, pero desde luego tampoco en la de perfecto desconocido. El propio líder del PSOE le citó en su primer libro de memorias, ‘Manual de resistencia’, relatando cómo fue el custodio de sus avales la noche previa a entregarlos. Hablamos ya del segundo proceso de primarias de Sánchez, el de 2017, el que tras su abrupta dimisión del año anterior recuperó el mando tras derrotar a la entones presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Una responsabilidad, la de guardar a buen recaudo las firmas de los militantes en apoyo de una candidatura, que no se le da a cualquiera, como sabe toda persona que haya participado en un proceso interno de este tipo, en uno u otro partido político.Noticia Relacionada estandar Si La UCO en Ferraz: la imagen que roza la línea roja de los socios con Sánchez Paloma EstebanY desde luego, no todo el mundo aparece mencionado en un libro de memorias. «A mí no me citó», comentaba en cierta ocasión en tono jocoso un socialista que ha ocupado importantes responsabilidades, incluido asiento en el Consejo de Ministros. Sánchez, además, también dedicaba entrañables elogios a Koldo y a su actividad como ‘aizkolari’ [la disciplina de tala de troncos con hacha], como acreditan algunas fotos en las que García le entrega el hacha a Sánchez y en cuya vestimenta deportiva aparece como patrocinador Servinabar, precisamente la empresa que aparece en la trama dentro de una UTE con Acciona y de la que Cerdán tendría el 45% de las acciones.La leyenda de los sanchistasLa leyenda política de Sánchez se ha construido sobre esas dos victorias en las primarias, en el caso de las de 2014, las primeras en las que todos lo militantes pudieron elegir con su voto sin intermediarios de ningún tipo, como solían ser los delegados de los congresos federales, a su secretario general. Pero las segundas cimentaron todavía más el relato de un líder providencial que se sobrepuso a su propia caída un año antes y que derrotó no solo a toda una presidenta andaluza, como era Díaz, sino a todo un aparato, a toda una vieja guardia (Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, hoy abiertamente enfrentados, apoyaron ambos a Díaz) e incluso a una cierta órbita cultural y mediática del PSOE. Esa circunstancia revalorizó, pasado el tiempo, a los pocos sanchistas que quedaron entonces con alguna relevancia en el partido. Aunque no todos corrieron igual suerte. El único líder autonómico que le apoyó fue el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, hoy senador tras haber denunciado este pasado invierno maniobras tóxicas de Cerdán en su contra. El mismo camino que ya había corrido otra leal sanchista, la ex número dos del partido Adriana Lastra. Pero el ex secretario de Organización y Ábalos nunca dejaron de gozar del apoyo de Sánchez, hasta que la UCO y la evidencia de la corrupción separó sus caminos. Ábalos era ya un veterano desahuciado hacía tiempo en su federación, la valenciana, incluso en tiempos de Zapatero. Cerdán era un oscuro dirigente de Navarra, donde fungía como secretario de Organización en un tiempo en el que la UCO sitúa el origen de la trama.Como muchos en el PSOE empiezan a pensar ahora, la vitola de personas que, como Sánchez, habían apostado por un proyecto contra todo les confirió siempre una legitimidad extra, que quizás explique muchas cosas ahora. La misma que, en otra dimensión, tienen figuras como el presidente del CIS, José Félix Tezanos, que cuando empezó a apoyar a Sánchez era un viejo ‘guerrista’ que llevaba años postergado en el partido. Visto su final, no parece que Cerdán y Ábalos, y mucho menos el ínclito Koldo, tuviesen coste de oportunidad alguno por su fiel e indeclinable apoyo a Sánchez. Noqueado por el caso de Santos Cerdán, el Gobierno intenta perimetrar el escándalo a solo tres personas, el ex secretario de Organización del PSOE, el exministro José Luis Ábalos y el tercero en discordia, Koldo García, a la sazón chófer, acompañante y hombre para todo -incluidas las correrías y comentarios sobre mujeres que tanta indignación han levantado en la opinión pública y en el seno del PSOE- del segundo. «El triángulo tóxico», como lo definió la semana pasada la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría. El propio Pedro Sánchez, en su comparecencia del pasado lunes, sabedor de que no puede desvincularse de Ábalos y Cerdán, sí lo hizo de Koldo, del que dijo que no había sido un «estrecho colaborador suyo», a diferencia de sus dos secretarios de Organización, el puesto clave en cualquier organización política para el control del aparato del partido, incluidos los territorios. Todo ello ante el demoledor informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que además de situar a estas tres personas al frente de una presunta organización criminal, apunta a irregularidades en las primarias en las que Sánchez se convirtió en líder del PSOE. «Vas sin que te vea nadie y metes dos papeletas», le dijo Cerdán a Koldo en uno de los mensajes intervenidos por la UCO. Un exmilitante socialista que intentó participar en aquellas primarias de 2014, y que se quedó a pocos avales de competir contra Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, el sociólogo Alberto Sotillos, aseguró en una entrevista reciente con ABC que «nunca se nos dijo el número de avales, y eso que lo pedimos», y afirmó no sentirse sorprendido por las irregularidades detectadas por la UCO. «No sabemos si son dos votos, trescientos o mil. Si una persona como Cerdán lo establece de manera tan natural… como si fuera: ‘bueno, mete dos votos y los apuntas’, creo que pone en duda el proceso que teóricamente le dio a él la victoria», señaló Sotillos.Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López, en las primarias de 2017 del PSOE MAYA BALANYAPuede que Koldo no encaje en la teoría de cercano colaborador del presidente del Gobierno, pero desde luego tampoco en la de perfecto desconocido. El propio líder del PSOE le citó en su primer libro de memorias, ‘Manual de resistencia’, relatando cómo fue el custodio de sus avales la noche previa a entregarlos. Hablamos ya del segundo proceso de primarias de Sánchez, el de 2017, el que tras su abrupta dimisión del año anterior recuperó el mando tras derrotar a la entones presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Una responsabilidad, la de guardar a buen recaudo las firmas de los militantes en apoyo de una candidatura, que no se le da a cualquiera, como sabe toda persona que haya participado en un proceso interno de este tipo, en uno u otro partido político.Noticia Relacionada estandar Si La UCO en Ferraz: la imagen que roza la línea roja de los socios con Sánchez Paloma EstebanY desde luego, no todo el mundo aparece mencionado en un libro de memorias. «A mí no me citó», comentaba en cierta ocasión en tono jocoso un socialista que ha ocupado importantes responsabilidades, incluido asiento en el Consejo de Ministros. Sánchez, además, también dedicaba entrañables elogios a Koldo y a su actividad como ‘aizkolari’ [la disciplina de tala de troncos con hacha], como acreditan algunas fotos en las que García le entrega el hacha a Sánchez y en cuya vestimenta deportiva aparece como patrocinador Servinabar, precisamente la empresa que aparece en la trama dentro de una UTE con Acciona y de la que Cerdán tendría el 45% de las acciones.La leyenda de los sanchistasLa leyenda política de Sánchez se ha construido sobre esas dos victorias en las primarias, en el caso de las de 2014, las primeras en las que todos lo militantes pudieron elegir con su voto sin intermediarios de ningún tipo, como solían ser los delegados de los congresos federales, a su secretario general. Pero las segundas cimentaron todavía más el relato de un líder providencial que se sobrepuso a su propia caída un año antes y que derrotó no solo a toda una presidenta andaluza, como era Díaz, sino a todo un aparato, a toda una vieja guardia (Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, hoy abiertamente enfrentados, apoyaron ambos a Díaz) e incluso a una cierta órbita cultural y mediática del PSOE. Esa circunstancia revalorizó, pasado el tiempo, a los pocos sanchistas que quedaron entonces con alguna relevancia en el partido. Aunque no todos corrieron igual suerte. El único líder autonómico que le apoyó fue el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, hoy senador tras haber denunciado este pasado invierno maniobras tóxicas de Cerdán en su contra. El mismo camino que ya había corrido otra leal sanchista, la ex número dos del partido Adriana Lastra. Pero el ex secretario de Organización y Ábalos nunca dejaron de gozar del apoyo de Sánchez, hasta que la UCO y la evidencia de la corrupción separó sus caminos. Ábalos era ya un veterano desahuciado hacía tiempo en su federación, la valenciana, incluso en tiempos de Zapatero. Cerdán era un oscuro dirigente de Navarra, donde fungía como secretario de Organización en un tiempo en el que la UCO sitúa el origen de la trama.Como muchos en el PSOE empiezan a pensar ahora, la vitola de personas que, como Sánchez, habían apostado por un proyecto contra todo les confirió siempre una legitimidad extra, que quizás explique muchas cosas ahora. La misma que, en otra dimensión, tienen figuras como el presidente del CIS, José Félix Tezanos, que cuando empezó a apoyar a Sánchez era un viejo ‘guerrista’ que llevaba años postergado en el partido. Visto su final, no parece que Cerdán y Ábalos, y mucho menos el ínclito Koldo, tuviesen coste de oportunidad alguno por su fiel e indeclinable apoyo a Sánchez. Noqueado por el caso de Santos Cerdán, el Gobierno intenta perimetrar el escándalo a solo tres personas, el ex secretario de Organización del PSOE, el exministro José Luis Ábalos y el tercero en discordia, Koldo García, a la sazón chófer, acompañante y hombre para todo -incluidas las correrías y comentarios sobre mujeres que tanta indignación han levantado en la opinión pública y en el seno del PSOE- del segundo. «El triángulo tóxico», como lo definió la semana pasada la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría. El propio Pedro Sánchez, en su comparecencia del pasado lunes, sabedor de que no puede desvincularse de Ábalos y Cerdán, sí lo hizo de Koldo, del que dijo que no había sido un «estrecho colaborador suyo», a diferencia de sus dos secretarios de Organización, el puesto clave en cualquier organización política para el control del aparato del partido, incluidos los territorios. Todo ello ante el demoledor informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que además de situar a estas tres personas al frente de una presunta organización criminal, apunta a irregularidades en las primarias en las que Sánchez se convirtió en líder del PSOE. «Vas sin que te vea nadie y metes dos papeletas», le dijo Cerdán a Koldo en uno de los mensajes intervenidos por la UCO. Un exmilitante socialista que intentó participar en aquellas primarias de 2014, y que se quedó a pocos avales de competir contra Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, el sociólogo Alberto Sotillos, aseguró en una entrevista reciente con ABC que «nunca se nos dijo el número de avales, y eso que lo pedimos», y afirmó no sentirse sorprendido por las irregularidades detectadas por la UCO. «No sabemos si son dos votos, trescientos o mil. Si una persona como Cerdán lo establece de manera tan natural… como si fuera: ‘bueno, mete dos votos y los apuntas’, creo que pone en duda el proceso que teóricamente le dio a él la victoria», señaló Sotillos.Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López, en las primarias de 2017 del PSOE MAYA BALANYAPuede que Koldo no encaje en la teoría de cercano colaborador del presidente del Gobierno, pero desde luego tampoco en la de perfecto desconocido. El propio líder del PSOE le citó en su primer libro de memorias, ‘Manual de resistencia’, relatando cómo fue el custodio de sus avales la noche previa a entregarlos. Hablamos ya del segundo proceso de primarias de Sánchez, el de 2017, el que tras su abrupta dimisión del año anterior recuperó el mando tras derrotar a la entones presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Una responsabilidad, la de guardar a buen recaudo las firmas de los militantes en apoyo de una candidatura, que no se le da a cualquiera, como sabe toda persona que haya participado en un proceso interno de este tipo, en uno u otro partido político.Noticia Relacionada estandar Si La UCO en Ferraz: la imagen que roza la línea roja de los socios con Sánchez Paloma EstebanY desde luego, no todo el mundo aparece mencionado en un libro de memorias. «A mí no me citó», comentaba en cierta ocasión en tono jocoso un socialista que ha ocupado importantes responsabilidades, incluido asiento en el Consejo de Ministros. Sánchez, además, también dedicaba entrañables elogios a Koldo y a su actividad como ‘aizkolari’ [la disciplina de tala de troncos con hacha], como acreditan algunas fotos en las que García le entrega el hacha a Sánchez y en cuya vestimenta deportiva aparece como patrocinador Servinabar, precisamente la empresa que aparece en la trama dentro de una UTE con Acciona y de la que Cerdán tendría el 45% de las acciones.La leyenda de los sanchistasLa leyenda política de Sánchez se ha construido sobre esas dos victorias en las primarias, en el caso de las de 2014, las primeras en las que todos lo militantes pudieron elegir con su voto sin intermediarios de ningún tipo, como solían ser los delegados de los congresos federales, a su secretario general. Pero las segundas cimentaron todavía más el relato de un líder providencial que se sobrepuso a su propia caída un año antes y que derrotó no solo a toda una presidenta andaluza, como era Díaz, sino a todo un aparato, a toda una vieja guardia (Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, hoy abiertamente enfrentados, apoyaron ambos a Díaz) e incluso a una cierta órbita cultural y mediática del PSOE. Esa circunstancia revalorizó, pasado el tiempo, a los pocos sanchistas que quedaron entonces con alguna relevancia en el partido. Aunque no todos corrieron igual suerte. El único líder autonómico que le apoyó fue el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, hoy senador tras haber denunciado este pasado invierno maniobras tóxicas de Cerdán en su contra. El mismo camino que ya había corrido otra leal sanchista, la ex número dos del partido Adriana Lastra. Pero el ex secretario de Organización y Ábalos nunca dejaron de gozar del apoyo de Sánchez, hasta que la UCO y la evidencia de la corrupción separó sus caminos. Ábalos era ya un veterano desahuciado hacía tiempo en su federación, la valenciana, incluso en tiempos de Zapatero. Cerdán era un oscuro dirigente de Navarra, donde fungía como secretario de Organización en un tiempo en el que la UCO sitúa el origen de la trama.Como muchos en el PSOE empiezan a pensar ahora, la vitola de personas que, como Sánchez, habían apostado por un proyecto contra todo les confirió siempre una legitimidad extra, que quizás explique muchas cosas ahora. La misma que, en otra dimensión, tienen figuras como el presidente del CIS, José Félix Tezanos, que cuando empezó a apoyar a Sánchez era un viejo ‘guerrista’ que llevaba años postergado en el partido. Visto su final, no parece que Cerdán y Ábalos, y mucho menos el ínclito Koldo, tuviesen coste de oportunidad alguno por su fiel e indeclinable apoyo a Sánchez. RSS de noticias de espana
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