Muy poco antes de las 10 de este martes, haciéndose de rogar, apurando el tiempo hasta el último minuto como nos tienen acostumbrados, las exmonjas de Belorado han encarado la calle del juzgado de Briviesca con cadencia lenta, pero paso firme, avanzado hasta las cámaras y periodistas que esperan su llegada. Antes de entrar, unas breves declaraciones en las que no han faltado las críticas de siempre, pero con escasos argumentos. “Llegamos optimistas y con mucha paz”, ha asegurado sor Paloma, que ha actuado como portavoz inicialmente, quien ha criticado abiertamente al comisario pontificio para los monasterios, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a quien ha calificado de “cobarde” por no acudir a la vista.Sus argumentos han sido los mismos de siempre, la defensa de que el monasterio pertenece a la comunidad de clarisas -lo que nadie discute-, pero que ellas, y no el comisario pontificio, son las legales representantes, por lo que tienen derecho a seguir en ellos, que es precisamente lo que se va resolver en esta demanda de desahucio. “No estamos desahuciadas, venimos al juicio”, comentaron a la prensa.Así, han insistido en que que tienen derecho a permanecer en el monasterio como entidad jurídica independiente, ajena —según ellas— a la “Iglesia conciliar”. “Somos católicas, él no lo es. Él pertenece a algo que se han inventado”, han insistido, en referencia a Iceta. Ante el juicio, han asegurado tener la conciencia tranquila, aunque se sienten más representadas por la justicia divina más que por la humana: “Nosotras no nos sometemos al juicio de la tierra, vivimos del juicio de Dios, con la santa libertad de los hijos de Dios”. Quizás un presagio de a dónde se acogerán si la justicia terrenal, las que las juzga este martes, no les acaba dando la razón que dicen tener.Tampoco han faltado críticas directas a los medios y a los artículos, como los publicados por ABC, que ha desvelado sus verdaderas intenciones desde un primer momento, el control de los inmuebles, muy alejada, y mucho más mundana, que la apariencia de cisma con la que lo revistieron desde un primer momento. “Navarro, ¿dónde está Navarro?”, ha preguntado Laura García de Viedma, la exabadesa, en referencia a este redactor, y al artículo de la semana pasada en la que desvelamos su intención de sacar de Belorado a las monjas más mayores, que tienen entre 86 y 100 y no han sido excomulgadas, y trasladarlas al monasterio de Orduña, ante la inminencia de un posible desahucio.Sobre el lugar en la que se encuentran estas hermanas mayores, que son la legítima comunidad monástica de Belorado al no haber participado en el cisma, sus respuestas han sido contradictorias. Primero se han negado a contestar si se encuentran en Belorado o ya en Orduña. Más tarde, la exabadesa ha dicho que están en su comunidad, en Belorado, aunque sus palabras no parecían expresa una absoluta convicción. La respuesta definitiva, la han fiado para la rueda de prensa que tiene previsto realizar después de la vista previa.Además, han acusado al arzobispo de no haberse comunicado con ellas, pese a que desde su entorno se sostiene lo contrario. “Iceta no ha llamado nunca; es falso”, aseguraron. Finalmente, reiteraron que seguirán siendo una sola comunidad “de clarisas y hermanas que viven juntas”, independientemente de lo que dicte la jueza. “Somos realmente hermanas pobres, vivimos la providencia al día. Hoy estamos aquí y mañana afrontaremos lo que venga”, concluyeron antes de entrar al edificio que acoge el único juzgado de Briviesca. Muy poco antes de las 10 de este martes, haciéndose de rogar, apurando el tiempo hasta el último minuto como nos tienen acostumbrados, las exmonjas de Belorado han encarado la calle del juzgado de Briviesca con cadencia lenta, pero paso firme, avanzado hasta las cámaras y periodistas que esperan su llegada. Antes de entrar, unas breves declaraciones en las que no han faltado las críticas de siempre, pero con escasos argumentos. “Llegamos optimistas y con mucha paz”, ha asegurado sor Paloma, que ha actuado como portavoz inicialmente, quien ha criticado abiertamente al comisario pontificio para los monasterios, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a quien ha calificado de “cobarde” por no acudir a la vista.Sus argumentos han sido los mismos de siempre, la defensa de que el monasterio pertenece a la comunidad de clarisas -lo que nadie discute-, pero que ellas, y no el comisario pontificio, son las legales representantes, por lo que tienen derecho a seguir en ellos, que es precisamente lo que se va resolver en esta demanda de desahucio. “No estamos desahuciadas, venimos al juicio”, comentaron a la prensa.Así, han insistido en que que tienen derecho a permanecer en el monasterio como entidad jurídica independiente, ajena —según ellas— a la “Iglesia conciliar”. “Somos católicas, él no lo es. Él pertenece a algo que se han inventado”, han insistido, en referencia a Iceta. Ante el juicio, han asegurado tener la conciencia tranquila, aunque se sienten más representadas por la justicia divina más que por la humana: “Nosotras no nos sometemos al juicio de la tierra, vivimos del juicio de Dios, con la santa libertad de los hijos de Dios”. Quizás un presagio de a dónde se acogerán si la justicia terrenal, las que las juzga este martes, no les acaba dando la razón que dicen tener.Tampoco han faltado críticas directas a los medios y a los artículos, como los publicados por ABC, que ha desvelado sus verdaderas intenciones desde un primer momento, el control de los inmuebles, muy alejada, y mucho más mundana, que la apariencia de cisma con la que lo revistieron desde un primer momento. “Navarro, ¿dónde está Navarro?”, ha preguntado Laura García de Viedma, la exabadesa, en referencia a este redactor, y al artículo de la semana pasada en la que desvelamos su intención de sacar de Belorado a las monjas más mayores, que tienen entre 86 y 100 y no han sido excomulgadas, y trasladarlas al monasterio de Orduña, ante la inminencia de un posible desahucio.Sobre el lugar en la que se encuentran estas hermanas mayores, que son la legítima comunidad monástica de Belorado al no haber participado en el cisma, sus respuestas han sido contradictorias. Primero se han negado a contestar si se encuentran en Belorado o ya en Orduña. Más tarde, la exabadesa ha dicho que están en su comunidad, en Belorado, aunque sus palabras no parecían expresa una absoluta convicción. La respuesta definitiva, la han fiado para la rueda de prensa que tiene previsto realizar después de la vista previa.Además, han acusado al arzobispo de no haberse comunicado con ellas, pese a que desde su entorno se sostiene lo contrario. “Iceta no ha llamado nunca; es falso”, aseguraron. Finalmente, reiteraron que seguirán siendo una sola comunidad “de clarisas y hermanas que viven juntas”, independientemente de lo que dicte la jueza. “Somos realmente hermanas pobres, vivimos la providencia al día. Hoy estamos aquí y mañana afrontaremos lo que venga”, concluyeron antes de entrar al edificio que acoge el único juzgado de Briviesca. Muy poco antes de las 10 de este martes, haciéndose de rogar, apurando el tiempo hasta el último minuto como nos tienen acostumbrados, las exmonjas de Belorado han encarado la calle del juzgado de Briviesca con cadencia lenta, pero paso firme, avanzado hasta las cámaras y periodistas que esperan su llegada. Antes de entrar, unas breves declaraciones en las que no han faltado las críticas de siempre, pero con escasos argumentos. “Llegamos optimistas y con mucha paz”, ha asegurado sor Paloma, que ha actuado como portavoz inicialmente, quien ha criticado abiertamente al comisario pontificio para los monasterios, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a quien ha calificado de “cobarde” por no acudir a la vista.Sus argumentos han sido los mismos de siempre, la defensa de que el monasterio pertenece a la comunidad de clarisas -lo que nadie discute-, pero que ellas, y no el comisario pontificio, son las legales representantes, por lo que tienen derecho a seguir en ellos, que es precisamente lo que se va resolver en esta demanda de desahucio. “No estamos desahuciadas, venimos al juicio”, comentaron a la prensa.Así, han insistido en que que tienen derecho a permanecer en el monasterio como entidad jurídica independiente, ajena —según ellas— a la “Iglesia conciliar”. “Somos católicas, él no lo es. Él pertenece a algo que se han inventado”, han insistido, en referencia a Iceta. Ante el juicio, han asegurado tener la conciencia tranquila, aunque se sienten más representadas por la justicia divina más que por la humana: “Nosotras no nos sometemos al juicio de la tierra, vivimos del juicio de Dios, con la santa libertad de los hijos de Dios”. Quizás un presagio de a dónde se acogerán si la justicia terrenal, las que las juzga este martes, no les acaba dando la razón que dicen tener.Tampoco han faltado críticas directas a los medios y a los artículos, como los publicados por ABC, que ha desvelado sus verdaderas intenciones desde un primer momento, el control de los inmuebles, muy alejada, y mucho más mundana, que la apariencia de cisma con la que lo revistieron desde un primer momento. “Navarro, ¿dónde está Navarro?”, ha preguntado Laura García de Viedma, la exabadesa, en referencia a este redactor, y al artículo de la semana pasada en la que desvelamos su intención de sacar de Belorado a las monjas más mayores, que tienen entre 86 y 100 y no han sido excomulgadas, y trasladarlas al monasterio de Orduña, ante la inminencia de un posible desahucio.Sobre el lugar en la que se encuentran estas hermanas mayores, que son la legítima comunidad monástica de Belorado al no haber participado en el cisma, sus respuestas han sido contradictorias. Primero se han negado a contestar si se encuentran en Belorado o ya en Orduña. Más tarde, la exabadesa ha dicho que están en su comunidad, en Belorado, aunque sus palabras no parecían expresa una absoluta convicción. La respuesta definitiva, la han fiado para la rueda de prensa que tiene previsto realizar después de la vista previa.Además, han acusado al arzobispo de no haberse comunicado con ellas, pese a que desde su entorno se sostiene lo contrario. “Iceta no ha llamado nunca; es falso”, aseguraron. Finalmente, reiteraron que seguirán siendo una sola comunidad “de clarisas y hermanas que viven juntas”, independientemente de lo que dicte la jueza. “Somos realmente hermanas pobres, vivimos la providencia al día. Hoy estamos aquí y mañana afrontaremos lo que venga”, concluyeron antes de entrar al edificio que acoge el único juzgado de Briviesca. RSS de noticias de sociedad
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