El laberinto financiero del sistema de pensiones, con todo un abanico de modalidades y requisitos para acceder a la jubilación, ofrece la posibilidad de retirarse del mercado laboral sin que la prestación que le corresponde sufra un gran recorte con respecto al último salario cobrado: hay un punto en el que quienes hayan cotizado menos años –siempre por encima del mínimo legal exigido– se ven benficiados por una pensión generosa frente a quienes cotizan más años. Aunque pueda parecer increíble .La casuística del sistema de pensiones determina que quienes hayan cotizado menos de 25 años a lo largo de su vida laboral, les resulta una buena tasa de reemplazo. Esto es, la cuantía de su primera pensión no es tan distinta a la de su último sueldo. Y ello supone una ventaja porque lo habitual es que los españoles pierdan con este cambio hasta un tercio de su nómina.Al mismo tiempo, quienes tengan cotizados más de 25 años verán cómo se produce el efecto contrario . A más tiempo trabajado, se produce una mayor tasa de reemplazo. Es decir, su pensión baja bastante con respecto al sueldo que esos trabajadores tenían hasta justo antes de retirarse del mercado laboral.La explicación financiera a esta realidad la tiene la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) , en cuyos análisis técnicos derivados del examen de las pensiones que elaboró en marzo se determina cómo la pensión es más generosa para quienes hayan cotizado menos años, y tiene más impacto, para los que hayan trabajado más. Así, por ejemplo, calcula cómo quienes tienen derecho a las pensiones mínimas, los trabajadores con carreras más cortas (suele darse, hasta ahora, entre las mujeres) o, en el otro extremo, quienes hayan trabajado muy por encima de la media, tienen una prestación que se asemeja mucho a su último salario. La tasa de reemplazo para una persona que haya cotizado menos de 20 años y cobre la pensión mínima será del 80% (tomando como referencia un sueldo del 100%). En el caso de quienes hayan cotizado entre 20 y 25 años, esa tasa se reduce al 70% . Sin embargo, a partir del cuarto de siglo de vida cotizado, se va reduciendo hasta caer al 60%.En España esa tasa de reemplazo se encuentra, de media, en el 75% . Es decir, si alguien cobraba 1.000 euros en su última nómina, le corresponde una pensión de 750 euros. De hecho, es uno de los indicadores más elevados del mundo occidental si se compara con otros países, donde esa tasa apenas llega al 58% en el conjunto de la Unión Europea ; un 48% en Alemania ; un 60% en Francia ; o un 68% en Portugal , según los últimos datos disponibles de Eurostat.Un 20% de las pensiones salen reforzadasEsta realidad, que se circunscribe a prestaciones de baja cuantía, es posible porque el sistema de complementos a mínimos que el Gobierno fija permite elevar las pensiones para alcanzar el umbral mínimo de pobreza. De esta forma, con esta inyección extra, aunque no se tengan cumplidos los requisitos ordinario s –como los años cotizados o los importes aportados–, la pensión es más generosa. De hecho, un 20% de las prestaciones cuentan ya con estos complementos a mínimos. Se trata de más de dos millones de pensiones. Los últimos cambios en las reformas de las pensiones han provocado dos efectos en la decisión de los trabajadores a la hora de jubilarse: cada vez hay menos ciudadanos que anticipan ese paso; y al mismo tiempo cada vez hay más que siguen en sus puestos de trabajo aunque hayan cumplido la edad legal, que llegará a los 67 años en 2027. Los últimos datos indican que apenas un tercio de los trabajadores anticipan su retiro –hace pocos años llegaron a ser más del 40%– y uno de cada diez afiliados sigue cotizando gracias a las recompensas económicas fijadas en la última reforma de la ley. El laberinto financiero del sistema de pensiones, con todo un abanico de modalidades y requisitos para acceder a la jubilación, ofrece la posibilidad de retirarse del mercado laboral sin que la prestación que le corresponde sufra un gran recorte con respecto al último salario cobrado: hay un punto en el que quienes hayan cotizado menos años –siempre por encima del mínimo legal exigido– se ven benficiados por una pensión generosa frente a quienes cotizan más años. Aunque pueda parecer increíble .La casuística del sistema de pensiones determina que quienes hayan cotizado menos de 25 años a lo largo de su vida laboral, les resulta una buena tasa de reemplazo. Esto es, la cuantía de su primera pensión no es tan distinta a la de su último sueldo. Y ello supone una ventaja porque lo habitual es que los españoles pierdan con este cambio hasta un tercio de su nómina.Al mismo tiempo, quienes tengan cotizados más de 25 años verán cómo se produce el efecto contrario . A más tiempo trabajado, se produce una mayor tasa de reemplazo. Es decir, su pensión baja bastante con respecto al sueldo que esos trabajadores tenían hasta justo antes de retirarse del mercado laboral.La explicación financiera a esta realidad la tiene la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) , en cuyos análisis técnicos derivados del examen de las pensiones que elaboró en marzo se determina cómo la pensión es más generosa para quienes hayan cotizado menos años, y tiene más impacto, para los que hayan trabajado más. Así, por ejemplo, calcula cómo quienes tienen derecho a las pensiones mínimas, los trabajadores con carreras más cortas (suele darse, hasta ahora, entre las mujeres) o, en el otro extremo, quienes hayan trabajado muy por encima de la media, tienen una prestación que se asemeja mucho a su último salario. La tasa de reemplazo para una persona que haya cotizado menos de 20 años y cobre la pensión mínima será del 80% (tomando como referencia un sueldo del 100%). En el caso de quienes hayan cotizado entre 20 y 25 años, esa tasa se reduce al 70% . Sin embargo, a partir del cuarto de siglo de vida cotizado, se va reduciendo hasta caer al 60%.En España esa tasa de reemplazo se encuentra, de media, en el 75% . Es decir, si alguien cobraba 1.000 euros en su última nómina, le corresponde una pensión de 750 euros. De hecho, es uno de los indicadores más elevados del mundo occidental si se compara con otros países, donde esa tasa apenas llega al 58% en el conjunto de la Unión Europea ; un 48% en Alemania ; un 60% en Francia ; o un 68% en Portugal , según los últimos datos disponibles de Eurostat.Un 20% de las pensiones salen reforzadasEsta realidad, que se circunscribe a prestaciones de baja cuantía, es posible porque el sistema de complementos a mínimos que el Gobierno fija permite elevar las pensiones para alcanzar el umbral mínimo de pobreza. De esta forma, con esta inyección extra, aunque no se tengan cumplidos los requisitos ordinario s –como los años cotizados o los importes aportados–, la pensión es más generosa. De hecho, un 20% de las prestaciones cuentan ya con estos complementos a mínimos. Se trata de más de dos millones de pensiones. Los últimos cambios en las reformas de las pensiones han provocado dos efectos en la decisión de los trabajadores a la hora de jubilarse: cada vez hay menos ciudadanos que anticipan ese paso; y al mismo tiempo cada vez hay más que siguen en sus puestos de trabajo aunque hayan cumplido la edad legal, que llegará a los 67 años en 2027. Los últimos datos indican que apenas un tercio de los trabajadores anticipan su retiro –hace pocos años llegaron a ser más del 40%– y uno de cada diez afiliados sigue cotizando gracias a las recompensas económicas fijadas en la última reforma de la ley. El laberinto financiero del sistema de pensiones, con todo un abanico de modalidades y requisitos para acceder a la jubilación, ofrece la posibilidad de retirarse del mercado laboral sin que la prestación que le corresponde sufra un gran recorte con respecto al último salario cobrado: hay un punto en el que quienes hayan cotizado menos años –siempre por encima del mínimo legal exigido– se ven benficiados por una pensión generosa frente a quienes cotizan más años. Aunque pueda parecer increíble .La casuística del sistema de pensiones determina que quienes hayan cotizado menos de 25 años a lo largo de su vida laboral, les resulta una buena tasa de reemplazo. Esto es, la cuantía de su primera pensión no es tan distinta a la de su último sueldo. Y ello supone una ventaja porque lo habitual es que los españoles pierdan con este cambio hasta un tercio de su nómina.Al mismo tiempo, quienes tengan cotizados más de 25 años verán cómo se produce el efecto contrario . A más tiempo trabajado, se produce una mayor tasa de reemplazo. Es decir, su pensión baja bastante con respecto al sueldo que esos trabajadores tenían hasta justo antes de retirarse del mercado laboral.La explicación financiera a esta realidad la tiene la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) , en cuyos análisis técnicos derivados del examen de las pensiones que elaboró en marzo se determina cómo la pensión es más generosa para quienes hayan cotizado menos años, y tiene más impacto, para los que hayan trabajado más. Así, por ejemplo, calcula cómo quienes tienen derecho a las pensiones mínimas, los trabajadores con carreras más cortas (suele darse, hasta ahora, entre las mujeres) o, en el otro extremo, quienes hayan trabajado muy por encima de la media, tienen una prestación que se asemeja mucho a su último salario. La tasa de reemplazo para una persona que haya cotizado menos de 20 años y cobre la pensión mínima será del 80% (tomando como referencia un sueldo del 100%). En el caso de quienes hayan cotizado entre 20 y 25 años, esa tasa se reduce al 70% . Sin embargo, a partir del cuarto de siglo de vida cotizado, se va reduciendo hasta caer al 60%.En España esa tasa de reemplazo se encuentra, de media, en el 75% . Es decir, si alguien cobraba 1.000 euros en su última nómina, le corresponde una pensión de 750 euros. De hecho, es uno de los indicadores más elevados del mundo occidental si se compara con otros países, donde esa tasa apenas llega al 58% en el conjunto de la Unión Europea ; un 48% en Alemania ; un 60% en Francia ; o un 68% en Portugal , según los últimos datos disponibles de Eurostat.Un 20% de las pensiones salen reforzadasEsta realidad, que se circunscribe a prestaciones de baja cuantía, es posible porque el sistema de complementos a mínimos que el Gobierno fija permite elevar las pensiones para alcanzar el umbral mínimo de pobreza. De esta forma, con esta inyección extra, aunque no se tengan cumplidos los requisitos ordinario s –como los años cotizados o los importes aportados–, la pensión es más generosa. De hecho, un 20% de las prestaciones cuentan ya con estos complementos a mínimos. Se trata de más de dos millones de pensiones. Los últimos cambios en las reformas de las pensiones han provocado dos efectos en la decisión de los trabajadores a la hora de jubilarse: cada vez hay menos ciudadanos que anticipan ese paso; y al mismo tiempo cada vez hay más que siguen en sus puestos de trabajo aunque hayan cumplido la edad legal, que llegará a los 67 años en 2027. Los últimos datos indican que apenas un tercio de los trabajadores anticipan su retiro –hace pocos años llegaron a ser más del 40%– y uno de cada diez afiliados sigue cotizando gracias a las recompensas económicas fijadas en la última reforma de la ley. RSS de noticias de economia
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