<p>Pocas cuestiones son más desconcertantes hoy en Argentina que la situación de<a href=»https://www.elmundo.es/loc/famosos/2022/12/10/639325bc21efa0a8238b45a8.html»> Cristina Fernández de Kirchner</a>. Condenada a seis años de prisión por defraudar al Estado, se encuentra bajo arresto domiciliario. Nuevas condenas se avecinan y antes del 13 de agosto deberá devolver, junto con otros condenados,<strong> 534 millones de dólares</strong>. Sin embargo, lejos de mostrar desazón o desesperación se dedica a preparar nutritivos desayunos de <strong>huevos revueltos y aguacate junto a su hijo Máximo </strong>cualquier mañana de domingo («es bueno para la salud») e insiste una y otra vez en que<strong> le quiten la tobillera electrónica</strong> que controla sus movimientos. Lo de salir al balcón a arengar a las masas ya fue olvidado, sabe que le puede costar el traslado a una prisión común.</p>
La ex presidenta cumple su condena de seis años encerrada en su casa. Lejos de mostrar desazón, ha pedido que le quiten la tobillera que controla sus movimientos porque le causa muchos inconvenientes en su día a día.
<p>Pocas cuestiones son más desconcertantes hoy en Argentina que la situación de<a href=»https://www.elmundo.es/loc/famosos/2022/12/10/639325bc21efa0a8238b45a8.html»> Cristina Fernández de Kirchner</a>. Condenada a seis años de prisión por defraudar al Estado, se encuentra bajo arresto domiciliario. Nuevas condenas se avecinan y antes del 13 de agosto deberá devolver, junto con otros condenados,<strong> 534 millones de dólares</strong>. Sin embargo, lejos de mostrar desazón o desesperación se dedica a preparar nutritivos desayunos de <strong>huevos revueltos y aguacate junto a su hijo Máximo </strong>cualquier mañana de domingo («es bueno para la salud») e insiste una y otra vez en que<strong> le quiten la tobillera electrónica</strong> que controla sus movimientos. Lo de salir al balcón a arengar a las masas ya fue olvidado, sabe que le puede costar el traslado a una prisión común.</p>
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