El tribunal laboral de Hamm ha zanjado hoy la demanda del ginecólogo Joachim Volz que exigía poder realizar abortos de bebés con malformaciones. En sus muchos años de trabajo como médico jefe de la Clínica Lippstadt , de confesión evangélica, el ginecólogo Volz había realizado abortos médicamente indicados en casos individuales con su equipo, entre los que se encontraban los de fetos con malformaciones. Después de una fusión administrativa con la clínica católica, la resultante « Klinikum Lippstadt – Christian Hospital « le había prohibido seguir haciéndolo desde febrero de este año. La dirección de la clínica legaba que el aborto está permitido como excepción si «la vida y la integridad física de la mujer embarazada están en peligro» y en los casos solicitados no se cumplía tal criterio. Las instrucciones y la prohibición de la clínica también incluyen el trabajo que el ginecólogo realiza en su consulta privada en Bielefeld, a unos 50 kilómetros de distancia. Muchos de sus casos particulares acababan en los quirófanos del hospital . En este apartado también ha sido desestimada la demanda del ginecólogo.Noticia Relacionada estandar Si Los ‘padres’ de la vacuna del Covid anuncian una acuerdo millonario para lanzar un tratamiento contra el cáncer Rosalía SánchezEn opinión del tribunal, el empleador tiene «derecho a ambas medidas». En un breve comunicado de prensa firmado por el juez Klaus Griese , afirma que el hospital tenía derecho a «hacer estas especificaciones en el marco del derecho de dirección al que tiene derecho». Durante la audiencia, el juez señaló que los abortos médicamente indicados no están categóricamente prohibidos en el hospital, pero que la excepción es la situación «en la que la vida y la integridad física de la madre o del feto están gravemente amenazadas, y no existe una alternativa médicamente posible que pueda salvar la vida del feto». Estas excepciones tendrían que documentarse con justificación y anunciarse a la administración debidamente en cada uno de los casos.El director gerente del hospital, Hauke Schild , ha defendido que un empleador puede determinar qué se hace en su empresa y qué no. «Eso es libertad empresarial», ha insistido. El representante legal del demandante, Till Müller-Heidelberg , por otro lado, ha argumentado que la dirección de una clínica está en su derecho de dar instrucciones que no incluyen el campo médico, es decir, el diagnóstico y la terapia. El ginecólogo de 67 años considera sin embargo que la prohibición de la institución católica ignora el juicio médico, la voluntad del paciente y la ley que permite tal intervención en ciertos casos. «Todavía no se ha dicho la última palabra», ha anunciado el recurso.El ginecólogo de 67 años considera sin embargo que la prohibición de la institución católica ignora el juicio médico, la voluntad del paciente y la ley que permite tal intervención en ciertos casosUn aborto dentro de las primeras doce semanas y después del asesoramiento no es punible, según el Código Penal alemán. A partir de ese momento, el aborto médicamente indicado contempla los casos de malformaciones masivas del feto, después de una violación o en caso de peligro para la vida, la salud física o mental de la mujer embarazada. La legislación alemana se separa así preventivamente de las leyes vigentes durante el III Reich, cuando se practicaban abiertamente abortos en casos de malformaciones fetales, pero no por razones médicas o de salud materna, sino por criterios de «pureza racial». En la sala del tribunal, Volz dijo que la nueva administración de la clínica no le había dejado margen de maniobra incluso en el caso de lesiones graves, como un feto con anencefalia en el que no se le permitió realizar un aborto.Poco antes de la audiencia judicial, durante una manifestación en su defensa y bajo el lema «Detengan la prohibición del aborto católico», Volz advirtió que «este juicio es el muro para evitar que los proveedores católicos se involucren pronto en el contexto de fusiones hospitalarias políticamente deseadas, por lo que es de temer que esta ayuda ya no se ofrezca estructuralmente». Las pancartas decían: «¡Cielo, infierno, hipocresía! Iglesia, libera a las mujeres» o «ayuda y autodeterminación en lugar de castigo». La organizadora de la marcha, Sarah Gonschorek , del partido Los Verdes, había logrado involucrar a políticos de los gobiernos federal y estatal de Renania del Norte-Westfalia. El juicio ha pasado a ocupar la agenda política y mediática del mes de agosto. El tribunal laboral de Hamm ha zanjado hoy la demanda del ginecólogo Joachim Volz que exigía poder realizar abortos de bebés con malformaciones. En sus muchos años de trabajo como médico jefe de la Clínica Lippstadt , de confesión evangélica, el ginecólogo Volz había realizado abortos médicamente indicados en casos individuales con su equipo, entre los que se encontraban los de fetos con malformaciones. Después de una fusión administrativa con la clínica católica, la resultante « Klinikum Lippstadt – Christian Hospital « le había prohibido seguir haciéndolo desde febrero de este año. La dirección de la clínica legaba que el aborto está permitido como excepción si «la vida y la integridad física de la mujer embarazada están en peligro» y en los casos solicitados no se cumplía tal criterio. Las instrucciones y la prohibición de la clínica también incluyen el trabajo que el ginecólogo realiza en su consulta privada en Bielefeld, a unos 50 kilómetros de distancia. Muchos de sus casos particulares acababan en los quirófanos del hospital . En este apartado también ha sido desestimada la demanda del ginecólogo.Noticia Relacionada estandar Si Los ‘padres’ de la vacuna del Covid anuncian una acuerdo millonario para lanzar un tratamiento contra el cáncer Rosalía SánchezEn opinión del tribunal, el empleador tiene «derecho a ambas medidas». En un breve comunicado de prensa firmado por el juez Klaus Griese , afirma que el hospital tenía derecho a «hacer estas especificaciones en el marco del derecho de dirección al que tiene derecho». Durante la audiencia, el juez señaló que los abortos médicamente indicados no están categóricamente prohibidos en el hospital, pero que la excepción es la situación «en la que la vida y la integridad física de la madre o del feto están gravemente amenazadas, y no existe una alternativa médicamente posible que pueda salvar la vida del feto». Estas excepciones tendrían que documentarse con justificación y anunciarse a la administración debidamente en cada uno de los casos.El director gerente del hospital, Hauke Schild , ha defendido que un empleador puede determinar qué se hace en su empresa y qué no. «Eso es libertad empresarial», ha insistido. El representante legal del demandante, Till Müller-Heidelberg , por otro lado, ha argumentado que la dirección de una clínica está en su derecho de dar instrucciones que no incluyen el campo médico, es decir, el diagnóstico y la terapia. El ginecólogo de 67 años considera sin embargo que la prohibición de la institución católica ignora el juicio médico, la voluntad del paciente y la ley que permite tal intervención en ciertos casos. «Todavía no se ha dicho la última palabra», ha anunciado el recurso.El ginecólogo de 67 años considera sin embargo que la prohibición de la institución católica ignora el juicio médico, la voluntad del paciente y la ley que permite tal intervención en ciertos casosUn aborto dentro de las primeras doce semanas y después del asesoramiento no es punible, según el Código Penal alemán. A partir de ese momento, el aborto médicamente indicado contempla los casos de malformaciones masivas del feto, después de una violación o en caso de peligro para la vida, la salud física o mental de la mujer embarazada. La legislación alemana se separa así preventivamente de las leyes vigentes durante el III Reich, cuando se practicaban abiertamente abortos en casos de malformaciones fetales, pero no por razones médicas o de salud materna, sino por criterios de «pureza racial». En la sala del tribunal, Volz dijo que la nueva administración de la clínica no le había dejado margen de maniobra incluso en el caso de lesiones graves, como un feto con anencefalia en el que no se le permitió realizar un aborto.Poco antes de la audiencia judicial, durante una manifestación en su defensa y bajo el lema «Detengan la prohibición del aborto católico», Volz advirtió que «este juicio es el muro para evitar que los proveedores católicos se involucren pronto en el contexto de fusiones hospitalarias políticamente deseadas, por lo que es de temer que esta ayuda ya no se ofrezca estructuralmente». Las pancartas decían: «¡Cielo, infierno, hipocresía! Iglesia, libera a las mujeres» o «ayuda y autodeterminación en lugar de castigo». La organizadora de la marcha, Sarah Gonschorek , del partido Los Verdes, había logrado involucrar a políticos de los gobiernos federal y estatal de Renania del Norte-Westfalia. El juicio ha pasado a ocupar la agenda política y mediática del mes de agosto. El tribunal laboral de Hamm ha zanjado hoy la demanda del ginecólogo Joachim Volz que exigía poder realizar abortos de bebés con malformaciones. En sus muchos años de trabajo como médico jefe de la Clínica Lippstadt , de confesión evangélica, el ginecólogo Volz había realizado abortos médicamente indicados en casos individuales con su equipo, entre los que se encontraban los de fetos con malformaciones. Después de una fusión administrativa con la clínica católica, la resultante « Klinikum Lippstadt – Christian Hospital « le había prohibido seguir haciéndolo desde febrero de este año. La dirección de la clínica legaba que el aborto está permitido como excepción si «la vida y la integridad física de la mujer embarazada están en peligro» y en los casos solicitados no se cumplía tal criterio. Las instrucciones y la prohibición de la clínica también incluyen el trabajo que el ginecólogo realiza en su consulta privada en Bielefeld, a unos 50 kilómetros de distancia. Muchos de sus casos particulares acababan en los quirófanos del hospital . En este apartado también ha sido desestimada la demanda del ginecólogo.Noticia Relacionada estandar Si Los ‘padres’ de la vacuna del Covid anuncian una acuerdo millonario para lanzar un tratamiento contra el cáncer Rosalía SánchezEn opinión del tribunal, el empleador tiene «derecho a ambas medidas». En un breve comunicado de prensa firmado por el juez Klaus Griese , afirma que el hospital tenía derecho a «hacer estas especificaciones en el marco del derecho de dirección al que tiene derecho». Durante la audiencia, el juez señaló que los abortos médicamente indicados no están categóricamente prohibidos en el hospital, pero que la excepción es la situación «en la que la vida y la integridad física de la madre o del feto están gravemente amenazadas, y no existe una alternativa médicamente posible que pueda salvar la vida del feto». Estas excepciones tendrían que documentarse con justificación y anunciarse a la administración debidamente en cada uno de los casos.El director gerente del hospital, Hauke Schild , ha defendido que un empleador puede determinar qué se hace en su empresa y qué no. «Eso es libertad empresarial», ha insistido. El representante legal del demandante, Till Müller-Heidelberg , por otro lado, ha argumentado que la dirección de una clínica está en su derecho de dar instrucciones que no incluyen el campo médico, es decir, el diagnóstico y la terapia. El ginecólogo de 67 años considera sin embargo que la prohibición de la institución católica ignora el juicio médico, la voluntad del paciente y la ley que permite tal intervención en ciertos casos. «Todavía no se ha dicho la última palabra», ha anunciado el recurso.El ginecólogo de 67 años considera sin embargo que la prohibición de la institución católica ignora el juicio médico, la voluntad del paciente y la ley que permite tal intervención en ciertos casosUn aborto dentro de las primeras doce semanas y después del asesoramiento no es punible, según el Código Penal alemán. A partir de ese momento, el aborto médicamente indicado contempla los casos de malformaciones masivas del feto, después de una violación o en caso de peligro para la vida, la salud física o mental de la mujer embarazada. La legislación alemana se separa así preventivamente de las leyes vigentes durante el III Reich, cuando se practicaban abiertamente abortos en casos de malformaciones fetales, pero no por razones médicas o de salud materna, sino por criterios de «pureza racial». En la sala del tribunal, Volz dijo que la nueva administración de la clínica no le había dejado margen de maniobra incluso en el caso de lesiones graves, como un feto con anencefalia en el que no se le permitió realizar un aborto.Poco antes de la audiencia judicial, durante una manifestación en su defensa y bajo el lema «Detengan la prohibición del aborto católico», Volz advirtió que «este juicio es el muro para evitar que los proveedores católicos se involucren pronto en el contexto de fusiones hospitalarias políticamente deseadas, por lo que es de temer que esta ayuda ya no se ofrezca estructuralmente». Las pancartas decían: «¡Cielo, infierno, hipocresía! Iglesia, libera a las mujeres» o «ayuda y autodeterminación en lugar de castigo». La organizadora de la marcha, Sarah Gonschorek , del partido Los Verdes, había logrado involucrar a políticos de los gobiernos federal y estatal de Renania del Norte-Westfalia. El juicio ha pasado a ocupar la agenda política y mediática del mes de agosto. RSS de noticias de sociedad
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