Hay un lugar en que comprar pan no es fácil. Su historia no es de carencias y hambrunas : casi todos los habitantes de Córdoba, una de esas Córdobas repartidas por el mundo gracias los hijos viajeros de la que está junto al Guadalquivir. tienen dinero para comprar el pan , pero deben ceñirse a los horarios y a un mercado que no es libre, sino regulado. La Córdoba de esta historia es una ciudad bella, de pasado inagotable y patrimonio fascinante, pero no puede tener más de 500 panaderías, que además no abren todas a la vez. En ciertos momentos hay muchas, pero los fines de semana son muy pocas, de noche escasean y en los puentes es mejor tener picos de reserva en casa, porque comprar pan es complicado.Noticia Relacionada La Graílla opinion Si Laissez Feria Luis Miranda Lo que una vez fueron días grandes y extraordinarios necesitan distinguirse en algo más que en pasar la celebración a un sitio más inhóspitoCuando alguien habla de poner más panaderías, los titulares de los establecimientos ya abiertos, unidos en una asociación muy fuerte, se niegan. Las panaderías de Córdoba son blancas, tienen el número de licencia en la puerta y un sistema de luces para que se sepa si se puede entrar. Si la luz está roja , la panadería está llena y hay que buscar otra. Si está verde, es posible pasar, pero hay veces que están apagadas las dos y aunque se vea gente dentro es posible que no se pueda comprar pan. Se puede pedir por teléfono , pero no siempre lo cogen y no siempre garantiza el pan. De noche, en los sitios donde apetece tomar unas copas y tal vez un montadito para seguir el ritmo , no siempre hay pan, y los que llegan de fuera a visitar Córdoba no se lo creen. Están acostumbrados a que en sus ciudades no falte una panadería de guardia, aunque trabajar de madrugada sea duro. Cada vez que algún organismo ha pedido liberalizar el mercado del pan, los profesionales han salido a las calles y las han colapsado, y eso que los Ayuntamientos de todos los colores, quienes pueden conceder más licencias o cambiar de una vez las cosas, nunca se han atrevido a decir que haga falta un cambio. Unos y otros dicen que el pan es un servicio público que tiene que llegar a todos los ciudadanos y que debe regularse con licencias y horarios, y aseguran que el verse sin pan los festivos y las madrugadas es casi normal, o el precio que hay que pagar, porque las criaturas que lo hacen y venden y sus familias tienen que vivir. Los panaderos tienen que hipotecarse para conseguir una licencia con que trabajar.Ahora es cada vez más difícil comprar el pan. Cuando pudieron llegar otros proveedores, como una franquicia internacional que se llamaba Urbe o Panify , los panaderos tradicionales dijeron que sólo podrían trabajar en Córdoba las panaderías blancas, con número de licencia y luces rojas o verdes. Los consumidores tiran de tiendas de ultramarinos autorizadas, como unas muy largas y verdes , y hasta lo hacen con sus propios medios pero también con algo de miedo: los panaderos de las 500 licencias cualquier día les dirán que es competencia desleal y que tienen que esperar con hambre hasta que encuentren una luz verde. Hay un lugar en que comprar pan no es fácil. Su historia no es de carencias y hambrunas : casi todos los habitantes de Córdoba, una de esas Córdobas repartidas por el mundo gracias los hijos viajeros de la que está junto al Guadalquivir. tienen dinero para comprar el pan , pero deben ceñirse a los horarios y a un mercado que no es libre, sino regulado. La Córdoba de esta historia es una ciudad bella, de pasado inagotable y patrimonio fascinante, pero no puede tener más de 500 panaderías, que además no abren todas a la vez. En ciertos momentos hay muchas, pero los fines de semana son muy pocas, de noche escasean y en los puentes es mejor tener picos de reserva en casa, porque comprar pan es complicado.Noticia Relacionada La Graílla opinion Si Laissez Feria Luis Miranda Lo que una vez fueron días grandes y extraordinarios necesitan distinguirse en algo más que en pasar la celebración a un sitio más inhóspitoCuando alguien habla de poner más panaderías, los titulares de los establecimientos ya abiertos, unidos en una asociación muy fuerte, se niegan. Las panaderías de Córdoba son blancas, tienen el número de licencia en la puerta y un sistema de luces para que se sepa si se puede entrar. Si la luz está roja , la panadería está llena y hay que buscar otra. Si está verde, es posible pasar, pero hay veces que están apagadas las dos y aunque se vea gente dentro es posible que no se pueda comprar pan. Se puede pedir por teléfono , pero no siempre lo cogen y no siempre garantiza el pan. De noche, en los sitios donde apetece tomar unas copas y tal vez un montadito para seguir el ritmo , no siempre hay pan, y los que llegan de fuera a visitar Córdoba no se lo creen. Están acostumbrados a que en sus ciudades no falte una panadería de guardia, aunque trabajar de madrugada sea duro. Cada vez que algún organismo ha pedido liberalizar el mercado del pan, los profesionales han salido a las calles y las han colapsado, y eso que los Ayuntamientos de todos los colores, quienes pueden conceder más licencias o cambiar de una vez las cosas, nunca se han atrevido a decir que haga falta un cambio. Unos y otros dicen que el pan es un servicio público que tiene que llegar a todos los ciudadanos y que debe regularse con licencias y horarios, y aseguran que el verse sin pan los festivos y las madrugadas es casi normal, o el precio que hay que pagar, porque las criaturas que lo hacen y venden y sus familias tienen que vivir. Los panaderos tienen que hipotecarse para conseguir una licencia con que trabajar.Ahora es cada vez más difícil comprar el pan. Cuando pudieron llegar otros proveedores, como una franquicia internacional que se llamaba Urbe o Panify , los panaderos tradicionales dijeron que sólo podrían trabajar en Córdoba las panaderías blancas, con número de licencia y luces rojas o verdes. Los consumidores tiran de tiendas de ultramarinos autorizadas, como unas muy largas y verdes , y hasta lo hacen con sus propios medios pero también con algo de miedo: los panaderos de las 500 licencias cualquier día les dirán que es competencia desleal y que tienen que esperar con hambre hasta que encuentren una luz verde. Hay un lugar en que comprar pan no es fácil. Su historia no es de carencias y hambrunas : casi todos los habitantes de Córdoba, una de esas Córdobas repartidas por el mundo gracias los hijos viajeros de la que está junto al Guadalquivir. tienen dinero para comprar el pan , pero deben ceñirse a los horarios y a un mercado que no es libre, sino regulado. La Córdoba de esta historia es una ciudad bella, de pasado inagotable y patrimonio fascinante, pero no puede tener más de 500 panaderías, que además no abren todas a la vez. En ciertos momentos hay muchas, pero los fines de semana son muy pocas, de noche escasean y en los puentes es mejor tener picos de reserva en casa, porque comprar pan es complicado.Noticia Relacionada La Graílla opinion Si Laissez Feria Luis Miranda Lo que una vez fueron días grandes y extraordinarios necesitan distinguirse en algo más que en pasar la celebración a un sitio más inhóspitoCuando alguien habla de poner más panaderías, los titulares de los establecimientos ya abiertos, unidos en una asociación muy fuerte, se niegan. Las panaderías de Córdoba son blancas, tienen el número de licencia en la puerta y un sistema de luces para que se sepa si se puede entrar. Si la luz está roja , la panadería está llena y hay que buscar otra. Si está verde, es posible pasar, pero hay veces que están apagadas las dos y aunque se vea gente dentro es posible que no se pueda comprar pan. Se puede pedir por teléfono , pero no siempre lo cogen y no siempre garantiza el pan. De noche, en los sitios donde apetece tomar unas copas y tal vez un montadito para seguir el ritmo , no siempre hay pan, y los que llegan de fuera a visitar Córdoba no se lo creen. Están acostumbrados a que en sus ciudades no falte una panadería de guardia, aunque trabajar de madrugada sea duro. Cada vez que algún organismo ha pedido liberalizar el mercado del pan, los profesionales han salido a las calles y las han colapsado, y eso que los Ayuntamientos de todos los colores, quienes pueden conceder más licencias o cambiar de una vez las cosas, nunca se han atrevido a decir que haga falta un cambio. Unos y otros dicen que el pan es un servicio público que tiene que llegar a todos los ciudadanos y que debe regularse con licencias y horarios, y aseguran que el verse sin pan los festivos y las madrugadas es casi normal, o el precio que hay que pagar, porque las criaturas que lo hacen y venden y sus familias tienen que vivir. Los panaderos tienen que hipotecarse para conseguir una licencia con que trabajar.Ahora es cada vez más difícil comprar el pan. Cuando pudieron llegar otros proveedores, como una franquicia internacional que se llamaba Urbe o Panify , los panaderos tradicionales dijeron que sólo podrían trabajar en Córdoba las panaderías blancas, con número de licencia y luces rojas o verdes. Los consumidores tiran de tiendas de ultramarinos autorizadas, como unas muy largas y verdes , y hasta lo hacen con sus propios medios pero también con algo de miedo: los panaderos de las 500 licencias cualquier día les dirán que es competencia desleal y que tienen que esperar con hambre hasta que encuentren una luz verde. RSS de noticias de espana/andalucia
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