La central nuclear de Almaraz abrirá, en 2027, el calendario de cierre previsto por el Gobierno. Al menos, hasta nueva orden. De un tiempo a esta parte, Extremadura, a nivel institucional y social, ha emprendido su particular cruzada para tratar de prolongar la vida útil de una instalación que da empleo directo a más de 3.000 personas en la comarca del Campo Arañuelo, en el norte de Cáceres. El pasado mes de enero, más de 7.000 personas se congregaron en el municipio de Almaraz para exigir su prórroga.La central, hoy, no es solo un factor económico indispensable para la supervivencia de todos los pueblos que la rodean. Es, quizás, la única red que les separa de la temida despoblación , con la que sí conviven otras muchas zonas de Extremadura. Por ello, por todo, a esa particular cruzada con la que se busca que el Gobierno dé marcha atrás en el plan de Teresa Ribera , se ha sumado un nutrido grupo de mujeres dispuestas a dejarse la piel para que sus hijos y nietos tengan futuro sin salir de su tierra.Hace apenas unos meses, mujeres de la zona, trabajadoras de la central, familiares de trabajadores, o simplemente abuelas, madres e hijas preocupadas por la situación, se reunieron en el menudo municipio de Belvís de Monroy . Allí se puso en marcha lo que, pretenden, sea una rebelión en femenino para conseguir salvar la central nuclear de Almaraz.Noticia Relacionada estandar No ‘Ayusers’ y jóvenes populares extremeños se unen por la central nuclear de Almaraz Mariano Calleja Una delegación de 30 miembros de NNGG de Madrid rechazan el cierre de la instalaciónEl camino lo conocen. Hubo quien recorrió los mismos pasos antes que ellas. Son, de hecho, su inspiración. Y es que, en 2016, dos madres, de nombre Heather Hoff y Kristin Zaitz , fundaron lo que todavía hoy se conoce mundialmente como `Mothers for Nuclear´ (Madres por la Energía Nuclear). Ambas, con experiencia en el sector y aprovechando, además, el Día de la Tierra de dicho año, echaron a rodar esta iniciativa con la que querían defender la nuclear como una energía no solo necesaria , sino beneficiosa para combatir los grandes retos del cambio climático. Hay una frase que define su acción: «Amamos nuestro planeta. Amamos a nuestros hijos. Apoyamos la energía nuclear».Estas madres fueron uno de los argumentos que, más tarde, en 2023, explican la prolongación de la vida útil de la central Diablo Canyon , en California. En la actualidad, de hecho, el movimiento ha crecido exponencialmente y continúan «combatiendo la desinformación» y concienciando, dicen, sobre los beneficios de mantener la energía nuclear.Ahora, también en femenino, las madres de Almaraz buscan exactamente lo mismo. Entre sus argumentos se repite una palabra, «acción», que está muy por encima de la «resignación». Desde la pasada primavera, están en marcha . Organizan charlas, talleres, diseñan pancartas, espolean manifestaciones y, sobre todo, están en la calle, en sus calles.Virginia Retamosa es la presidenta de la Asociación de Mujeres El Encuentro, en el municipio de Almaraz. Ella recuerda y defiende que la CNA ha cambiado la vida de la comarca: «Ha sido y sigue siendo motor de oportunidades y de calidad de vida, permite que sigamos teniendo colegios, que siga habiendo niños y que sigamos creciendo juntos». Cerrar un centro de salud, un colegio, una farmacia, la panadería de toda la vida o el cuartel de la Guardia Civil es, en la Extremadura más rural, casi el pan de cada día , con el que conviven los vecinos que todavía resisten en municipios que se están muriendo.Este grupo de mujeres subraya que, por encima de todo, la defensa de la CNA es una cuestión de «dignidad colectiva». 3.000 familias viven directamente de la central. Otras tantas lo hacen indirectamente. Es su gran –y casi único- argumento para que los jóvenes no se marchen de la zona. Sara, que trabaja hoy en el departamento de Aprovisionamiento de la central nuclear, es consciente de que ella seguramente no estaría en su pueblo: «Mi padre nos proporcionó estudios y yo pude volver a Navalmoral , si cierra Almaraz, la despoblación y el empobrecimiento de la zona serían la norma».Más reivindicativa todavía es Irene. Ella está también en una asociación de mujeres, la de su pueblo, Belvís de Monroy, donde empezó a fraguarse todo este movimiento. Ella no pelea en primera persona. Pelea, también, por su nieta: «Me gustaría que pudiese tener un puesto de trabajo aquí y vivir en su tierra, donde están sus raíces». Sobre todo, porque ella, como otros muchos, saben muy bien que la historia más reciente de su tierra, de Extremadura, es esa, la de quienes tienen que marcharse para buscar un futuro mejor : «Ya está bien de que los extremeños nos tengamos que ir siempre a otros países, a otras regiones, solo porque nuestra tierra sea la olvidada». Ya no es tiempo para eso, dice: «No podemos volver atrás».Según un reciente barómetro del Real Instituto Elcano, el apoyo a la energía nuclear en España es del 66% , un porcentaje mucho más alto que el 43% que se registró hace apenas dos años. El panorama, no solo a nivel nacional, sino también a escala internacional, ha cambiado en este sentido. La Unión Europea habla de la nuclear, como recoge también el Informe Draghi. En Estados Unidos, centrales como la citada en California han prolongado su vida útil. En España, el Gobierno, de momento, no cambia el rumbo. Por lo pronto, las madres de Almaraz seguirán en la lucha . Por ellas, por sus pueblos y por los que vendrán después. La central nuclear de Almaraz abrirá, en 2027, el calendario de cierre previsto por el Gobierno. Al menos, hasta nueva orden. De un tiempo a esta parte, Extremadura, a nivel institucional y social, ha emprendido su particular cruzada para tratar de prolongar la vida útil de una instalación que da empleo directo a más de 3.000 personas en la comarca del Campo Arañuelo, en el norte de Cáceres. El pasado mes de enero, más de 7.000 personas se congregaron en el municipio de Almaraz para exigir su prórroga.La central, hoy, no es solo un factor económico indispensable para la supervivencia de todos los pueblos que la rodean. Es, quizás, la única red que les separa de la temida despoblación , con la que sí conviven otras muchas zonas de Extremadura. Por ello, por todo, a esa particular cruzada con la que se busca que el Gobierno dé marcha atrás en el plan de Teresa Ribera , se ha sumado un nutrido grupo de mujeres dispuestas a dejarse la piel para que sus hijos y nietos tengan futuro sin salir de su tierra.Hace apenas unos meses, mujeres de la zona, trabajadoras de la central, familiares de trabajadores, o simplemente abuelas, madres e hijas preocupadas por la situación, se reunieron en el menudo municipio de Belvís de Monroy . Allí se puso en marcha lo que, pretenden, sea una rebelión en femenino para conseguir salvar la central nuclear de Almaraz.Noticia Relacionada estandar No ‘Ayusers’ y jóvenes populares extremeños se unen por la central nuclear de Almaraz Mariano Calleja Una delegación de 30 miembros de NNGG de Madrid rechazan el cierre de la instalaciónEl camino lo conocen. Hubo quien recorrió los mismos pasos antes que ellas. Son, de hecho, su inspiración. Y es que, en 2016, dos madres, de nombre Heather Hoff y Kristin Zaitz , fundaron lo que todavía hoy se conoce mundialmente como `Mothers for Nuclear´ (Madres por la Energía Nuclear). Ambas, con experiencia en el sector y aprovechando, además, el Día de la Tierra de dicho año, echaron a rodar esta iniciativa con la que querían defender la nuclear como una energía no solo necesaria , sino beneficiosa para combatir los grandes retos del cambio climático. Hay una frase que define su acción: «Amamos nuestro planeta. Amamos a nuestros hijos. Apoyamos la energía nuclear».Estas madres fueron uno de los argumentos que, más tarde, en 2023, explican la prolongación de la vida útil de la central Diablo Canyon , en California. En la actualidad, de hecho, el movimiento ha crecido exponencialmente y continúan «combatiendo la desinformación» y concienciando, dicen, sobre los beneficios de mantener la energía nuclear.Ahora, también en femenino, las madres de Almaraz buscan exactamente lo mismo. Entre sus argumentos se repite una palabra, «acción», que está muy por encima de la «resignación». Desde la pasada primavera, están en marcha . Organizan charlas, talleres, diseñan pancartas, espolean manifestaciones y, sobre todo, están en la calle, en sus calles.Virginia Retamosa es la presidenta de la Asociación de Mujeres El Encuentro, en el municipio de Almaraz. Ella recuerda y defiende que la CNA ha cambiado la vida de la comarca: «Ha sido y sigue siendo motor de oportunidades y de calidad de vida, permite que sigamos teniendo colegios, que siga habiendo niños y que sigamos creciendo juntos». Cerrar un centro de salud, un colegio, una farmacia, la panadería de toda la vida o el cuartel de la Guardia Civil es, en la Extremadura más rural, casi el pan de cada día , con el que conviven los vecinos que todavía resisten en municipios que se están muriendo.Este grupo de mujeres subraya que, por encima de todo, la defensa de la CNA es una cuestión de «dignidad colectiva». 3.000 familias viven directamente de la central. Otras tantas lo hacen indirectamente. Es su gran –y casi único- argumento para que los jóvenes no se marchen de la zona. Sara, que trabaja hoy en el departamento de Aprovisionamiento de la central nuclear, es consciente de que ella seguramente no estaría en su pueblo: «Mi padre nos proporcionó estudios y yo pude volver a Navalmoral , si cierra Almaraz, la despoblación y el empobrecimiento de la zona serían la norma».Más reivindicativa todavía es Irene. Ella está también en una asociación de mujeres, la de su pueblo, Belvís de Monroy, donde empezó a fraguarse todo este movimiento. Ella no pelea en primera persona. Pelea, también, por su nieta: «Me gustaría que pudiese tener un puesto de trabajo aquí y vivir en su tierra, donde están sus raíces». Sobre todo, porque ella, como otros muchos, saben muy bien que la historia más reciente de su tierra, de Extremadura, es esa, la de quienes tienen que marcharse para buscar un futuro mejor : «Ya está bien de que los extremeños nos tengamos que ir siempre a otros países, a otras regiones, solo porque nuestra tierra sea la olvidada». Ya no es tiempo para eso, dice: «No podemos volver atrás».Según un reciente barómetro del Real Instituto Elcano, el apoyo a la energía nuclear en España es del 66% , un porcentaje mucho más alto que el 43% que se registró hace apenas dos años. El panorama, no solo a nivel nacional, sino también a escala internacional, ha cambiado en este sentido. La Unión Europea habla de la nuclear, como recoge también el Informe Draghi. En Estados Unidos, centrales como la citada en California han prolongado su vida útil. En España, el Gobierno, de momento, no cambia el rumbo. Por lo pronto, las madres de Almaraz seguirán en la lucha . Por ellas, por sus pueblos y por los que vendrán después. La central nuclear de Almaraz abrirá, en 2027, el calendario de cierre previsto por el Gobierno. Al menos, hasta nueva orden. De un tiempo a esta parte, Extremadura, a nivel institucional y social, ha emprendido su particular cruzada para tratar de prolongar la vida útil de una instalación que da empleo directo a más de 3.000 personas en la comarca del Campo Arañuelo, en el norte de Cáceres. El pasado mes de enero, más de 7.000 personas se congregaron en el municipio de Almaraz para exigir su prórroga.La central, hoy, no es solo un factor económico indispensable para la supervivencia de todos los pueblos que la rodean. Es, quizás, la única red que les separa de la temida despoblación , con la que sí conviven otras muchas zonas de Extremadura. Por ello, por todo, a esa particular cruzada con la que se busca que el Gobierno dé marcha atrás en el plan de Teresa Ribera , se ha sumado un nutrido grupo de mujeres dispuestas a dejarse la piel para que sus hijos y nietos tengan futuro sin salir de su tierra.Hace apenas unos meses, mujeres de la zona, trabajadoras de la central, familiares de trabajadores, o simplemente abuelas, madres e hijas preocupadas por la situación, se reunieron en el menudo municipio de Belvís de Monroy . Allí se puso en marcha lo que, pretenden, sea una rebelión en femenino para conseguir salvar la central nuclear de Almaraz.Noticia Relacionada estandar No ‘Ayusers’ y jóvenes populares extremeños se unen por la central nuclear de Almaraz Mariano Calleja Una delegación de 30 miembros de NNGG de Madrid rechazan el cierre de la instalaciónEl camino lo conocen. Hubo quien recorrió los mismos pasos antes que ellas. Son, de hecho, su inspiración. Y es que, en 2016, dos madres, de nombre Heather Hoff y Kristin Zaitz , fundaron lo que todavía hoy se conoce mundialmente como `Mothers for Nuclear´ (Madres por la Energía Nuclear). Ambas, con experiencia en el sector y aprovechando, además, el Día de la Tierra de dicho año, echaron a rodar esta iniciativa con la que querían defender la nuclear como una energía no solo necesaria , sino beneficiosa para combatir los grandes retos del cambio climático. Hay una frase que define su acción: «Amamos nuestro planeta. Amamos a nuestros hijos. Apoyamos la energía nuclear».Estas madres fueron uno de los argumentos que, más tarde, en 2023, explican la prolongación de la vida útil de la central Diablo Canyon , en California. En la actualidad, de hecho, el movimiento ha crecido exponencialmente y continúan «combatiendo la desinformación» y concienciando, dicen, sobre los beneficios de mantener la energía nuclear.Ahora, también en femenino, las madres de Almaraz buscan exactamente lo mismo. Entre sus argumentos se repite una palabra, «acción», que está muy por encima de la «resignación». Desde la pasada primavera, están en marcha . Organizan charlas, talleres, diseñan pancartas, espolean manifestaciones y, sobre todo, están en la calle, en sus calles.Virginia Retamosa es la presidenta de la Asociación de Mujeres El Encuentro, en el municipio de Almaraz. Ella recuerda y defiende que la CNA ha cambiado la vida de la comarca: «Ha sido y sigue siendo motor de oportunidades y de calidad de vida, permite que sigamos teniendo colegios, que siga habiendo niños y que sigamos creciendo juntos». Cerrar un centro de salud, un colegio, una farmacia, la panadería de toda la vida o el cuartel de la Guardia Civil es, en la Extremadura más rural, casi el pan de cada día , con el que conviven los vecinos que todavía resisten en municipios que se están muriendo.Este grupo de mujeres subraya que, por encima de todo, la defensa de la CNA es una cuestión de «dignidad colectiva». 3.000 familias viven directamente de la central. Otras tantas lo hacen indirectamente. Es su gran –y casi único- argumento para que los jóvenes no se marchen de la zona. Sara, que trabaja hoy en el departamento de Aprovisionamiento de la central nuclear, es consciente de que ella seguramente no estaría en su pueblo: «Mi padre nos proporcionó estudios y yo pude volver a Navalmoral , si cierra Almaraz, la despoblación y el empobrecimiento de la zona serían la norma».Más reivindicativa todavía es Irene. Ella está también en una asociación de mujeres, la de su pueblo, Belvís de Monroy, donde empezó a fraguarse todo este movimiento. Ella no pelea en primera persona. Pelea, también, por su nieta: «Me gustaría que pudiese tener un puesto de trabajo aquí y vivir en su tierra, donde están sus raíces». Sobre todo, porque ella, como otros muchos, saben muy bien que la historia más reciente de su tierra, de Extremadura, es esa, la de quienes tienen que marcharse para buscar un futuro mejor : «Ya está bien de que los extremeños nos tengamos que ir siempre a otros países, a otras regiones, solo porque nuestra tierra sea la olvidada». Ya no es tiempo para eso, dice: «No podemos volver atrás».Según un reciente barómetro del Real Instituto Elcano, el apoyo a la energía nuclear en España es del 66% , un porcentaje mucho más alto que el 43% que se registró hace apenas dos años. El panorama, no solo a nivel nacional, sino también a escala internacional, ha cambiado en este sentido. La Unión Europea habla de la nuclear, como recoge también el Informe Draghi. En Estados Unidos, centrales como la citada en California han prolongado su vida útil. En España, el Gobierno, de momento, no cambia el rumbo. Por lo pronto, las madres de Almaraz seguirán en la lucha . Por ellas, por sus pueblos y por los que vendrán después. RSS de noticias de economia
Noticias Similares