La decisión del Gobierno español de renunciar a la compra de cazas F-35 , filtrada a la prensa en España sin comunicación previa u oficial a Washington, ha provocado un profundo malestar en la diplomacia estadounidense, donde se teme que pueda desencadenar un efecto dominó entre aliados tradicionales de Estados Unidos. El anuncio llega en un momento especialmente delicado, en plena negociación de exenciones a los aranceles que la Administración Trump ha impuesto a productos europeos, y se interpreta en Washington como un movimiento que erosiona la confianza estratégica en Madrid.Desde la perspectiva estadounidense, España no solo rompe con una línea de cooperación militar directa, sino que lo hace de forma opaca, al margen de los canales diplomáticos habituales. Tanto es así que, al preguntar ABC a diplomáticos estadounidenses esta semana, estos aseguraron no tener constancia de comunicación alguna del Gobierno de Pedro Sánchez sobre la suspensión de los planes de compra. Lockheed Martin, fabricante del F-35, evitó pronunciarse sobre la decisión y recordó a este diario que las ventas militares al extranjero son transacciones entre gobiernos, por lo que «debe ser tratado por los Gobiernos de Estados Unidos o de España», dijo un portavoz.España barajaba la adquisición de dos versiones del caza: el modelo F-35A, para sustituir a los EF-18M del Ejército del Aire en la Península, y el modelo F-35B, capaz de despegar y aterrizar verticalmente, para relevar a los Harrier AV-8B+ de la Armada. La demora en la decisión ha obligado a prolongar la vida útil de ambas flotas mediante contratos de mantenimiento con EE.UU., que garantizarán la operatividad de los F-18 hasta 2035 y de los Harrier, al menos, hasta 2029. La preferencia por el Eurofighter y el futuro sistema europeo de defensa aérea (FCAS), en detrimento del F-35, se interpreta en Washington como un gesto de alineamiento con las corrientes europeas que promueven una mayor autonomía estratégica.Noticia Relacionada estandar No Defensa descarta comprar cazas F-35 de EE.UU. y apuesta por alternativas europeas como el EurofighterEl movimiento español coincide con el desafío de otros países a la presión estadounidense. En Suiza, tras la imposición de un arancel del 39% por parte de Trump, aumenta la presión parlamentaria para cancelar el contrato de compra de F-35. En India, el Gobierno ha descartado el caza estadounidense y otros equipos militares después de recibir represalias económicas desde Washington. España se convierte así en el tercer país en pocas semanas que marca distancia con la política de comercio condicionado a defensa impulsada por Trump en su nuevo mandato.El caso español agrava las tensiones porque se suma a un acercamiento cada vez más visible entre Madrid y Pekín. Las relaciones con China se han intensificado en sectores estratégicos, incluida la tecnología y las infraestructuras, lo que ha despertado inquietud entre mandos de seguridad nacional en EE.UU.En Washington se teme que esta decisión sirva de precedente para otros países de la OTAN. La experiencia con Turquía, expulsada del F-35 por adquirir sistemas rusos, demostró que las decisiones unilaterales en defensa pueden alterar los equilibrios internos de la Alianza. España, al actuar sin coordinación y sin aviso, corre el riesgo de un aislamiento progresivo dentro de los esquemas de interoperabilidad militar liderados por EE.UU.Rpresalias económicasAdemás del daño diplomático, fuentes en Washington no descartan represalias económicas. Entre las opciones, se estudia el endurecimiento de condiciones en futuras rondas de exención arancelaria. El mensaje que perciben en la capital estadounidense en plena negociación comercial es el de un desafío abierto de Sánchez a la lógica de reciprocidad que Trump ha impuesto en sus relaciones exteriores.Ahora, un grupo de 40 congresistas ha pedido al Departamento de Estado rechazar la solicitud de Turquía para reincorporarse al programa del F-35 porque la posesión de sistemas antiaéreos rusos S-400 compromete la seguridad de EE.UU. y la interoperabilidad de la OTAN. Turquía fue expulsada en 2019 por esta compra, que violó la legislación estadounidense y derivó en sanciones. Los legisladores advirtieron que readmitirla sin desmantelar los S-400 pondría en riesgo la integridad tecnológica del F-35, podría exponer secretos militares a Rusia y enviaría un mensaje equivocado a los demás aliados. La decisión del Gobierno español de renunciar a la compra de cazas F-35 , filtrada a la prensa en España sin comunicación previa u oficial a Washington, ha provocado un profundo malestar en la diplomacia estadounidense, donde se teme que pueda desencadenar un efecto dominó entre aliados tradicionales de Estados Unidos. El anuncio llega en un momento especialmente delicado, en plena negociación de exenciones a los aranceles que la Administración Trump ha impuesto a productos europeos, y se interpreta en Washington como un movimiento que erosiona la confianza estratégica en Madrid.Desde la perspectiva estadounidense, España no solo rompe con una línea de cooperación militar directa, sino que lo hace de forma opaca, al margen de los canales diplomáticos habituales. Tanto es así que, al preguntar ABC a diplomáticos estadounidenses esta semana, estos aseguraron no tener constancia de comunicación alguna del Gobierno de Pedro Sánchez sobre la suspensión de los planes de compra. Lockheed Martin, fabricante del F-35, evitó pronunciarse sobre la decisión y recordó a este diario que las ventas militares al extranjero son transacciones entre gobiernos, por lo que «debe ser tratado por los Gobiernos de Estados Unidos o de España», dijo un portavoz.España barajaba la adquisición de dos versiones del caza: el modelo F-35A, para sustituir a los EF-18M del Ejército del Aire en la Península, y el modelo F-35B, capaz de despegar y aterrizar verticalmente, para relevar a los Harrier AV-8B+ de la Armada. La demora en la decisión ha obligado a prolongar la vida útil de ambas flotas mediante contratos de mantenimiento con EE.UU., que garantizarán la operatividad de los F-18 hasta 2035 y de los Harrier, al menos, hasta 2029. La preferencia por el Eurofighter y el futuro sistema europeo de defensa aérea (FCAS), en detrimento del F-35, se interpreta en Washington como un gesto de alineamiento con las corrientes europeas que promueven una mayor autonomía estratégica.Noticia Relacionada estandar No Defensa descarta comprar cazas F-35 de EE.UU. y apuesta por alternativas europeas como el EurofighterEl movimiento español coincide con el desafío de otros países a la presión estadounidense. En Suiza, tras la imposición de un arancel del 39% por parte de Trump, aumenta la presión parlamentaria para cancelar el contrato de compra de F-35. En India, el Gobierno ha descartado el caza estadounidense y otros equipos militares después de recibir represalias económicas desde Washington. España se convierte así en el tercer país en pocas semanas que marca distancia con la política de comercio condicionado a defensa impulsada por Trump en su nuevo mandato.El caso español agrava las tensiones porque se suma a un acercamiento cada vez más visible entre Madrid y Pekín. Las relaciones con China se han intensificado en sectores estratégicos, incluida la tecnología y las infraestructuras, lo que ha despertado inquietud entre mandos de seguridad nacional en EE.UU.En Washington se teme que esta decisión sirva de precedente para otros países de la OTAN. La experiencia con Turquía, expulsada del F-35 por adquirir sistemas rusos, demostró que las decisiones unilaterales en defensa pueden alterar los equilibrios internos de la Alianza. España, al actuar sin coordinación y sin aviso, corre el riesgo de un aislamiento progresivo dentro de los esquemas de interoperabilidad militar liderados por EE.UU.Rpresalias económicasAdemás del daño diplomático, fuentes en Washington no descartan represalias económicas. Entre las opciones, se estudia el endurecimiento de condiciones en futuras rondas de exención arancelaria. El mensaje que perciben en la capital estadounidense en plena negociación comercial es el de un desafío abierto de Sánchez a la lógica de reciprocidad que Trump ha impuesto en sus relaciones exteriores.Ahora, un grupo de 40 congresistas ha pedido al Departamento de Estado rechazar la solicitud de Turquía para reincorporarse al programa del F-35 porque la posesión de sistemas antiaéreos rusos S-400 compromete la seguridad de EE.UU. y la interoperabilidad de la OTAN. Turquía fue expulsada en 2019 por esta compra, que violó la legislación estadounidense y derivó en sanciones. Los legisladores advirtieron que readmitirla sin desmantelar los S-400 pondría en riesgo la integridad tecnológica del F-35, podría exponer secretos militares a Rusia y enviaría un mensaje equivocado a los demás aliados. La decisión del Gobierno español de renunciar a la compra de cazas F-35 , filtrada a la prensa en España sin comunicación previa u oficial a Washington, ha provocado un profundo malestar en la diplomacia estadounidense, donde se teme que pueda desencadenar un efecto dominó entre aliados tradicionales de Estados Unidos. El anuncio llega en un momento especialmente delicado, en plena negociación de exenciones a los aranceles que la Administración Trump ha impuesto a productos europeos, y se interpreta en Washington como un movimiento que erosiona la confianza estratégica en Madrid.Desde la perspectiva estadounidense, España no solo rompe con una línea de cooperación militar directa, sino que lo hace de forma opaca, al margen de los canales diplomáticos habituales. Tanto es así que, al preguntar ABC a diplomáticos estadounidenses esta semana, estos aseguraron no tener constancia de comunicación alguna del Gobierno de Pedro Sánchez sobre la suspensión de los planes de compra. Lockheed Martin, fabricante del F-35, evitó pronunciarse sobre la decisión y recordó a este diario que las ventas militares al extranjero son transacciones entre gobiernos, por lo que «debe ser tratado por los Gobiernos de Estados Unidos o de España», dijo un portavoz.España barajaba la adquisición de dos versiones del caza: el modelo F-35A, para sustituir a los EF-18M del Ejército del Aire en la Península, y el modelo F-35B, capaz de despegar y aterrizar verticalmente, para relevar a los Harrier AV-8B+ de la Armada. La demora en la decisión ha obligado a prolongar la vida útil de ambas flotas mediante contratos de mantenimiento con EE.UU., que garantizarán la operatividad de los F-18 hasta 2035 y de los Harrier, al menos, hasta 2029. La preferencia por el Eurofighter y el futuro sistema europeo de defensa aérea (FCAS), en detrimento del F-35, se interpreta en Washington como un gesto de alineamiento con las corrientes europeas que promueven una mayor autonomía estratégica.Noticia Relacionada estandar No Defensa descarta comprar cazas F-35 de EE.UU. y apuesta por alternativas europeas como el EurofighterEl movimiento español coincide con el desafío de otros países a la presión estadounidense. En Suiza, tras la imposición de un arancel del 39% por parte de Trump, aumenta la presión parlamentaria para cancelar el contrato de compra de F-35. En India, el Gobierno ha descartado el caza estadounidense y otros equipos militares después de recibir represalias económicas desde Washington. España se convierte así en el tercer país en pocas semanas que marca distancia con la política de comercio condicionado a defensa impulsada por Trump en su nuevo mandato.El caso español agrava las tensiones porque se suma a un acercamiento cada vez más visible entre Madrid y Pekín. Las relaciones con China se han intensificado en sectores estratégicos, incluida la tecnología y las infraestructuras, lo que ha despertado inquietud entre mandos de seguridad nacional en EE.UU.En Washington se teme que esta decisión sirva de precedente para otros países de la OTAN. La experiencia con Turquía, expulsada del F-35 por adquirir sistemas rusos, demostró que las decisiones unilaterales en defensa pueden alterar los equilibrios internos de la Alianza. España, al actuar sin coordinación y sin aviso, corre el riesgo de un aislamiento progresivo dentro de los esquemas de interoperabilidad militar liderados por EE.UU.Rpresalias económicasAdemás del daño diplomático, fuentes en Washington no descartan represalias económicas. Entre las opciones, se estudia el endurecimiento de condiciones en futuras rondas de exención arancelaria. El mensaje que perciben en la capital estadounidense en plena negociación comercial es el de un desafío abierto de Sánchez a la lógica de reciprocidad que Trump ha impuesto en sus relaciones exteriores.Ahora, un grupo de 40 congresistas ha pedido al Departamento de Estado rechazar la solicitud de Turquía para reincorporarse al programa del F-35 porque la posesión de sistemas antiaéreos rusos S-400 compromete la seguridad de EE.UU. y la interoperabilidad de la OTAN. Turquía fue expulsada en 2019 por esta compra, que violó la legislación estadounidense y derivó en sanciones. Los legisladores advirtieron que readmitirla sin desmantelar los S-400 pondría en riesgo la integridad tecnológica del F-35, podría exponer secretos militares a Rusia y enviaría un mensaje equivocado a los demás aliados. RSS de noticias de espana
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