Madrid capital cuenta con 3.800 zonas verdes y seis millones de árboles. Es decir, es una ciudad susceptible de sufrir plagas en sus parques. Por eso, los trabajos para la prevención y el control de estas exigen consistencia. Y más en estos meses de calor y momento de pleno florecimiento de las plantas. Pero la concordancia entre la implacabilidad y el respeto con el medioambiente plantea todo un reto que tanto el ayuntamiento como la Dirección General de Agua y Zonas Verdes han tenido que afrontar en su tarea de cuidar los parques y el arbolado callejero de la capital.Desde 2005, el consistorio viene reduciendo el uso de insecticidas y productos químicos. Actualmente no utiliza ninguno. En su lugar, arroja insectos «beneficiosos o auxiliares» a los elementos infestados. Pueden ser o bien depredadores, como mariquitas, devoradoras del gran enemigo del ecosistema de Madrid, el pulgón; o bien parasitoides, como las avispas, que fecundan en los animales que están formando la plaga un huevo y termina matándolos. Se aplican en el árbol o vegetal dejando una pequeña caja en el foco de la plaga. Las labores se encuentran en estos meses de verano en su fase más intensa y se espera que sus resultados puedan apreciarse en las próximas semanas.El ayuntamiento lleva 20 años aplicando este sistema de lucha antiplagas libre de químicos. Y como los organismos que se lanzan para acabar con las especies malignas sobreviven a las temperaturas invernales y perduran, cada vez se sueltan menos animales de este tipo: «Han ido colonizando las zonas. A través de ir comiéndose estas plagas, se han quedado», cuenta Marta de la Iglesia, directora conservadora de Madrid Río. De hecho, en muchos casos se alcanza un reequilibrio natural entre los insectos beneficiosos y las poblaciones plaga.Noticia Relacionada estandar No El TSJM inadmite el recurso del PSOE contra la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid que Ayuso otorgó a Milei ABC La Sala entiende que la formación política carece de legitimación para interponerloEstas no son perjudiciales para el público humano, pero a menudo especies como el pulgón sueltan una desagradable sustancia pringosa (melaza). Además, la presencia de estos insectos podría deteriorar la estética de los parques de Madrid, porque se comen las hojas y pueden llegar a matar a las plantas. En cambio, los antiguos químicos sí podían dañar nuestra salud en caso de ingesta o tras el contacto directo con la piel.Este año, las prolongadas lluvias registradas han permitido que los árboles de la ciudad luzcan abundantes hojas. De todos modos, también han retrasado el afloramiento de sus hojas, y, con él, la aparición de estas plagas, dado que los insectos no aparecen hasta que no tienen de donde comer.Algunos de los insectos beneficiosos y trampas que se aplican en las zonas verdes de Madrid AyuntamientoNo obstante, en su visita al Invernadero de Arganzuela, el delegado de Urbanismo, Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, expresó que no cree que las lluvias vayan a afectar a las tareas contra las plagas, porque confía en los controles que realiza el ayuntamiento «de manera periódica». Para las labores de control se usan trampas cromáticas de colores llamativos en las que los insectos quedan enganchados (son típicas para la mosca blanca); y también trampas de feromonas, atrayentes sexuales de los machos, que al acudir al recipiente quedan atrapados. Otros métodos utilizados son los anillos que se ponen en torno a los troncos de los pinos para que las orugas queden inmovilizadas y no puedan completar su ciclo de vida.Si bien este método empleado por la Corporación Municipal se adecua a la prohibición de la Comisión Europea de fumigar en lugares públicos y su recomendación de no usar insecticidas químicos —además de aportar un evidente respeto medioambiental—, su eficiencia sí es menor en comparación con los usados antaño, entiende la directora conservadora de Madrid Río.Más lentosCon estos organismos beneficiosos o auxiliares, los procesos de exterminio de la plaga son más lentos que los que proporcionaría un insecticida tradicional, que actúa instantáneamente, explica. De hecho, es más difícil, según cuenta la experta, terminar con una plaga a través de estos depredadores y parasitoides: «Con ellos impides que se desarrolle la plaga, pero terminar con ella por completo es más complicado».Este año, a los habituales objetivos de la Dirección General de la Gestión de Agua y Zonas Verdes, como la cochinilla algodonosa (propia de climas cálidos y típica en plantas ornamentales), la araña roja (frecuente en cultivos de frutas y hortalizas), la mosca blanca o el tigre de plátano (que afecta al plátano de sombra), el nuevo insecto que «se está introduciendo es la polilla del boj. «Estamos controlándola, pero se está viendo ya en el Retiro y en la plaza de Oriente», dice la experta. Igualmente, no consideran aún que esta especie haya formado una plaga en estos puntos, puesto que su aparición por ahora se reduce a unos pocos ejemplares. Madrid capital cuenta con 3.800 zonas verdes y seis millones de árboles. Es decir, es una ciudad susceptible de sufrir plagas en sus parques. Por eso, los trabajos para la prevención y el control de estas exigen consistencia. Y más en estos meses de calor y momento de pleno florecimiento de las plantas. Pero la concordancia entre la implacabilidad y el respeto con el medioambiente plantea todo un reto que tanto el ayuntamiento como la Dirección General de Agua y Zonas Verdes han tenido que afrontar en su tarea de cuidar los parques y el arbolado callejero de la capital.Desde 2005, el consistorio viene reduciendo el uso de insecticidas y productos químicos. Actualmente no utiliza ninguno. En su lugar, arroja insectos «beneficiosos o auxiliares» a los elementos infestados. Pueden ser o bien depredadores, como mariquitas, devoradoras del gran enemigo del ecosistema de Madrid, el pulgón; o bien parasitoides, como las avispas, que fecundan en los animales que están formando la plaga un huevo y termina matándolos. Se aplican en el árbol o vegetal dejando una pequeña caja en el foco de la plaga. Las labores se encuentran en estos meses de verano en su fase más intensa y se espera que sus resultados puedan apreciarse en las próximas semanas.El ayuntamiento lleva 20 años aplicando este sistema de lucha antiplagas libre de químicos. Y como los organismos que se lanzan para acabar con las especies malignas sobreviven a las temperaturas invernales y perduran, cada vez se sueltan menos animales de este tipo: «Han ido colonizando las zonas. A través de ir comiéndose estas plagas, se han quedado», cuenta Marta de la Iglesia, directora conservadora de Madrid Río. De hecho, en muchos casos se alcanza un reequilibrio natural entre los insectos beneficiosos y las poblaciones plaga.Noticia Relacionada estandar No El TSJM inadmite el recurso del PSOE contra la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid que Ayuso otorgó a Milei ABC La Sala entiende que la formación política carece de legitimación para interponerloEstas no son perjudiciales para el público humano, pero a menudo especies como el pulgón sueltan una desagradable sustancia pringosa (melaza). Además, la presencia de estos insectos podría deteriorar la estética de los parques de Madrid, porque se comen las hojas y pueden llegar a matar a las plantas. En cambio, los antiguos químicos sí podían dañar nuestra salud en caso de ingesta o tras el contacto directo con la piel.Este año, las prolongadas lluvias registradas han permitido que los árboles de la ciudad luzcan abundantes hojas. De todos modos, también han retrasado el afloramiento de sus hojas, y, con él, la aparición de estas plagas, dado que los insectos no aparecen hasta que no tienen de donde comer.Algunos de los insectos beneficiosos y trampas que se aplican en las zonas verdes de Madrid AyuntamientoNo obstante, en su visita al Invernadero de Arganzuela, el delegado de Urbanismo, Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, expresó que no cree que las lluvias vayan a afectar a las tareas contra las plagas, porque confía en los controles que realiza el ayuntamiento «de manera periódica». Para las labores de control se usan trampas cromáticas de colores llamativos en las que los insectos quedan enganchados (son típicas para la mosca blanca); y también trampas de feromonas, atrayentes sexuales de los machos, que al acudir al recipiente quedan atrapados. Otros métodos utilizados son los anillos que se ponen en torno a los troncos de los pinos para que las orugas queden inmovilizadas y no puedan completar su ciclo de vida.Si bien este método empleado por la Corporación Municipal se adecua a la prohibición de la Comisión Europea de fumigar en lugares públicos y su recomendación de no usar insecticidas químicos —además de aportar un evidente respeto medioambiental—, su eficiencia sí es menor en comparación con los usados antaño, entiende la directora conservadora de Madrid Río.Más lentosCon estos organismos beneficiosos o auxiliares, los procesos de exterminio de la plaga son más lentos que los que proporcionaría un insecticida tradicional, que actúa instantáneamente, explica. De hecho, es más difícil, según cuenta la experta, terminar con una plaga a través de estos depredadores y parasitoides: «Con ellos impides que se desarrolle la plaga, pero terminar con ella por completo es más complicado».Este año, a los habituales objetivos de la Dirección General de la Gestión de Agua y Zonas Verdes, como la cochinilla algodonosa (propia de climas cálidos y típica en plantas ornamentales), la araña roja (frecuente en cultivos de frutas y hortalizas), la mosca blanca o el tigre de plátano (que afecta al plátano de sombra), el nuevo insecto que «se está introduciendo es la polilla del boj. «Estamos controlándola, pero se está viendo ya en el Retiro y en la plaza de Oriente», dice la experta. Igualmente, no consideran aún que esta especie haya formado una plaga en estos puntos, puesto que su aparición por ahora se reduce a unos pocos ejemplares. Madrid capital cuenta con 3.800 zonas verdes y seis millones de árboles. Es decir, es una ciudad susceptible de sufrir plagas en sus parques. Por eso, los trabajos para la prevención y el control de estas exigen consistencia. Y más en estos meses de calor y momento de pleno florecimiento de las plantas. Pero la concordancia entre la implacabilidad y el respeto con el medioambiente plantea todo un reto que tanto el ayuntamiento como la Dirección General de Agua y Zonas Verdes han tenido que afrontar en su tarea de cuidar los parques y el arbolado callejero de la capital.Desde 2005, el consistorio viene reduciendo el uso de insecticidas y productos químicos. Actualmente no utiliza ninguno. En su lugar, arroja insectos «beneficiosos o auxiliares» a los elementos infestados. Pueden ser o bien depredadores, como mariquitas, devoradoras del gran enemigo del ecosistema de Madrid, el pulgón; o bien parasitoides, como las avispas, que fecundan en los animales que están formando la plaga un huevo y termina matándolos. Se aplican en el árbol o vegetal dejando una pequeña caja en el foco de la plaga. Las labores se encuentran en estos meses de verano en su fase más intensa y se espera que sus resultados puedan apreciarse en las próximas semanas.El ayuntamiento lleva 20 años aplicando este sistema de lucha antiplagas libre de químicos. Y como los organismos que se lanzan para acabar con las especies malignas sobreviven a las temperaturas invernales y perduran, cada vez se sueltan menos animales de este tipo: «Han ido colonizando las zonas. A través de ir comiéndose estas plagas, se han quedado», cuenta Marta de la Iglesia, directora conservadora de Madrid Río. De hecho, en muchos casos se alcanza un reequilibrio natural entre los insectos beneficiosos y las poblaciones plaga.Noticia Relacionada estandar No El TSJM inadmite el recurso del PSOE contra la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid que Ayuso otorgó a Milei ABC La Sala entiende que la formación política carece de legitimación para interponerloEstas no son perjudiciales para el público humano, pero a menudo especies como el pulgón sueltan una desagradable sustancia pringosa (melaza). Además, la presencia de estos insectos podría deteriorar la estética de los parques de Madrid, porque se comen las hojas y pueden llegar a matar a las plantas. En cambio, los antiguos químicos sí podían dañar nuestra salud en caso de ingesta o tras el contacto directo con la piel.Este año, las prolongadas lluvias registradas han permitido que los árboles de la ciudad luzcan abundantes hojas. De todos modos, también han retrasado el afloramiento de sus hojas, y, con él, la aparición de estas plagas, dado que los insectos no aparecen hasta que no tienen de donde comer.Algunos de los insectos beneficiosos y trampas que se aplican en las zonas verdes de Madrid AyuntamientoNo obstante, en su visita al Invernadero de Arganzuela, el delegado de Urbanismo, Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, expresó que no cree que las lluvias vayan a afectar a las tareas contra las plagas, porque confía en los controles que realiza el ayuntamiento «de manera periódica». Para las labores de control se usan trampas cromáticas de colores llamativos en las que los insectos quedan enganchados (son típicas para la mosca blanca); y también trampas de feromonas, atrayentes sexuales de los machos, que al acudir al recipiente quedan atrapados. Otros métodos utilizados son los anillos que se ponen en torno a los troncos de los pinos para que las orugas queden inmovilizadas y no puedan completar su ciclo de vida.Si bien este método empleado por la Corporación Municipal se adecua a la prohibición de la Comisión Europea de fumigar en lugares públicos y su recomendación de no usar insecticidas químicos —además de aportar un evidente respeto medioambiental—, su eficiencia sí es menor en comparación con los usados antaño, entiende la directora conservadora de Madrid Río.Más lentosCon estos organismos beneficiosos o auxiliares, los procesos de exterminio de la plaga son más lentos que los que proporcionaría un insecticida tradicional, que actúa instantáneamente, explica. De hecho, es más difícil, según cuenta la experta, terminar con una plaga a través de estos depredadores y parasitoides: «Con ellos impides que se desarrolle la plaga, pero terminar con ella por completo es más complicado».Este año, a los habituales objetivos de la Dirección General de la Gestión de Agua y Zonas Verdes, como la cochinilla algodonosa (propia de climas cálidos y típica en plantas ornamentales), la araña roja (frecuente en cultivos de frutas y hortalizas), la mosca blanca o el tigre de plátano (que afecta al plátano de sombra), el nuevo insecto que «se está introduciendo es la polilla del boj. «Estamos controlándola, pero se está viendo ya en el Retiro y en la plaza de Oriente», dice la experta. Igualmente, no consideran aún que esta especie haya formado una plaga en estos puntos, puesto que su aparición por ahora se reduce a unos pocos ejemplares. RSS de noticias de espana
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