Matías Almeyda vivirá su segunda etapa en el Sevilla , esta vez como entrenador. Casi 29 años después de llegar como el fichaje más caro -9,3 millones de dólares de 1996-, el argentino asumirá el mando del banquillo de Nervión. Una experiencia breve pero intensa en la capital hispalense, de la que guarda excelente recuerdos, pero que acabó en una abrupta salida tras el descenso del equipo y la dura realidad económica de aquel Sevilla. «Me fui a Italia porque la Lazio se hizo cargo de la deuda», señaló Almeyda en una entrevista con Orgullo de Nervión en 2007 , en la que recordó como vivió aquellos días en su primer salto a Europa. «No soy un crack, ni un patadura», fue la frase que se destacó el día de su presentación, el 3 de septiembre de ese mismo 1996, afirmación que no se ha olvidado en el Sánchez-Pizjuán . Tras unos excelentes Juegos Olímpicos de Atlanta, en los que Argentina goleó a España, Almeyda recaló en el Sevilla con la vitola de ser una de las promesas más importantes del fútbol argentino . Aquellas esperanzas que se depositaron en su fichaje acabaron por convertirse en unas expectativas frustradas para un joven al que le costó superar aquella tesitura. «Esperaban otra cosa. Yo era el clásico cinco argentino, un futbolista de recuperación. En Sevilla esperaban que yo cogiera la pelota y me la llevara hacia adelante, un jugador de fantasía», dijo el azuleño. « Si es que yo salía a la cancha y oía: ‘a ver cuándo aparece el verdadero Almeyda ‘. En lo deportivo no fue bueno, todo lo contrario; en lo personal, lo mejor», añadió el futuro técnico sevillista.Las vivencias de aquella primera experiencia europea para Almeyda fueron inolvidables. Quizá por eso siempre tuvo ese deseo de volver a Sevilla y que lo ha hecho dejar a un lado otras propuestas de México y Arabia Saudí. «Como usted sabrá, he vivido en muchos sitios y siempre digo que si tuviera que elegir un lugar me quedaba con Sevilla . La gente, el clima, la alegría, es una ciudad medio gitana… y eso a mí me encanta», señaló el técnico, que también recordó experiencias en aquel vestuario. «Martagón -hoy delegado del Sevilla- era una buena persona. También había un griego, sí, Marinakis. Me reía mucho con él, sólo sabía tres palabras en español y dos eran palabrotas. Tenía una nariz grande y yo lo llamaba narigón. También estaban Monchi, Rafa Paz, Jiménez…», agregó sobre aquellos compañeros de aquel año en Nervión.La situación de aquel convulso Sevilla no ayudó a la adaptación de Almeyda . Los problemas institucionales y deportivos llevaron al Sevilla a Segunda y a acrecentar los problemas económicos. «En su momento fui el traspaso más caro del fútbol argentino. Esperaban tanto de mí, que me fue imposible. Y cómo estaba el equipo… llegué al peor Sevilla de la historia, hasta tuvimos cuatro técnicos en un año», confesó Almeyda, que acabó saliendo del club por aquellas dificultades monetarias: « Fíjese que cuando me fui a la Lazio, el Sevilla todavía no le había pagado a River, me lo dijeron en Argentina . El presidente era González de Caldas. Me fui a Italia porque la Lazio se hizo cargo de la deuda», evocó Almeyda sobre aquella venta que supuso su adiós al Sevilla y su paso a la Lazio, donde sí cuajaría como uno de los mejores centrocampistas de la liga italiana.Ahora, casi tres décadas después, Almeyda está de vuelta en Nervión. Ya no como pivote y sí como máximo responsable del banquillo. Una apuesta del Sevilla para iniciar un nuevo proyecto con un técnico que afronta con la máxima ilusión su primera andadura en la liga española. Si el paso por Grecia ya lo puso en contacto con el fútbol europeo, ahora Almeyda quiere asentarse en aquel club que lo trajo por vez primera a España. Matías Almeyda vivirá su segunda etapa en el Sevilla , esta vez como entrenador. Casi 29 años después de llegar como el fichaje más caro -9,3 millones de dólares de 1996-, el argentino asumirá el mando del banquillo de Nervión. Una experiencia breve pero intensa en la capital hispalense, de la que guarda excelente recuerdos, pero que acabó en una abrupta salida tras el descenso del equipo y la dura realidad económica de aquel Sevilla. «Me fui a Italia porque la Lazio se hizo cargo de la deuda», señaló Almeyda en una entrevista con Orgullo de Nervión en 2007 , en la que recordó como vivió aquellos días en su primer salto a Europa. «No soy un crack, ni un patadura», fue la frase que se destacó el día de su presentación, el 3 de septiembre de ese mismo 1996, afirmación que no se ha olvidado en el Sánchez-Pizjuán . Tras unos excelentes Juegos Olímpicos de Atlanta, en los que Argentina goleó a España, Almeyda recaló en el Sevilla con la vitola de ser una de las promesas más importantes del fútbol argentino . Aquellas esperanzas que se depositaron en su fichaje acabaron por convertirse en unas expectativas frustradas para un joven al que le costó superar aquella tesitura. «Esperaban otra cosa. Yo era el clásico cinco argentino, un futbolista de recuperación. En Sevilla esperaban que yo cogiera la pelota y me la llevara hacia adelante, un jugador de fantasía», dijo el azuleño. « Si es que yo salía a la cancha y oía: ‘a ver cuándo aparece el verdadero Almeyda ‘. En lo deportivo no fue bueno, todo lo contrario; en lo personal, lo mejor», añadió el futuro técnico sevillista.Las vivencias de aquella primera experiencia europea para Almeyda fueron inolvidables. Quizá por eso siempre tuvo ese deseo de volver a Sevilla y que lo ha hecho dejar a un lado otras propuestas de México y Arabia Saudí. «Como usted sabrá, he vivido en muchos sitios y siempre digo que si tuviera que elegir un lugar me quedaba con Sevilla . La gente, el clima, la alegría, es una ciudad medio gitana… y eso a mí me encanta», señaló el técnico, que también recordó experiencias en aquel vestuario. «Martagón -hoy delegado del Sevilla- era una buena persona. También había un griego, sí, Marinakis. Me reía mucho con él, sólo sabía tres palabras en español y dos eran palabrotas. Tenía una nariz grande y yo lo llamaba narigón. También estaban Monchi, Rafa Paz, Jiménez…», agregó sobre aquellos compañeros de aquel año en Nervión.La situación de aquel convulso Sevilla no ayudó a la adaptación de Almeyda . Los problemas institucionales y deportivos llevaron al Sevilla a Segunda y a acrecentar los problemas económicos. «En su momento fui el traspaso más caro del fútbol argentino. Esperaban tanto de mí, que me fue imposible. Y cómo estaba el equipo… llegué al peor Sevilla de la historia, hasta tuvimos cuatro técnicos en un año», confesó Almeyda, que acabó saliendo del club por aquellas dificultades monetarias: « Fíjese que cuando me fui a la Lazio, el Sevilla todavía no le había pagado a River, me lo dijeron en Argentina . El presidente era González de Caldas. Me fui a Italia porque la Lazio se hizo cargo de la deuda», evocó Almeyda sobre aquella venta que supuso su adiós al Sevilla y su paso a la Lazio, donde sí cuajaría como uno de los mejores centrocampistas de la liga italiana.Ahora, casi tres décadas después, Almeyda está de vuelta en Nervión. Ya no como pivote y sí como máximo responsable del banquillo. Una apuesta del Sevilla para iniciar un nuevo proyecto con un técnico que afronta con la máxima ilusión su primera andadura en la liga española. Si el paso por Grecia ya lo puso en contacto con el fútbol europeo, ahora Almeyda quiere asentarse en aquel club que lo trajo por vez primera a España. Matías Almeyda vivirá su segunda etapa en el Sevilla , esta vez como entrenador. Casi 29 años después de llegar como el fichaje más caro -9,3 millones de dólares de 1996-, el argentino asumirá el mando del banquillo de Nervión. Una experiencia breve pero intensa en la capital hispalense, de la que guarda excelente recuerdos, pero que acabó en una abrupta salida tras el descenso del equipo y la dura realidad económica de aquel Sevilla. «Me fui a Italia porque la Lazio se hizo cargo de la deuda», señaló Almeyda en una entrevista con Orgullo de Nervión en 2007 , en la que recordó como vivió aquellos días en su primer salto a Europa. «No soy un crack, ni un patadura», fue la frase que se destacó el día de su presentación, el 3 de septiembre de ese mismo 1996, afirmación que no se ha olvidado en el Sánchez-Pizjuán . Tras unos excelentes Juegos Olímpicos de Atlanta, en los que Argentina goleó a España, Almeyda recaló en el Sevilla con la vitola de ser una de las promesas más importantes del fútbol argentino . Aquellas esperanzas que se depositaron en su fichaje acabaron por convertirse en unas expectativas frustradas para un joven al que le costó superar aquella tesitura. «Esperaban otra cosa. Yo era el clásico cinco argentino, un futbolista de recuperación. En Sevilla esperaban que yo cogiera la pelota y me la llevara hacia adelante, un jugador de fantasía», dijo el azuleño. « Si es que yo salía a la cancha y oía: ‘a ver cuándo aparece el verdadero Almeyda ‘. En lo deportivo no fue bueno, todo lo contrario; en lo personal, lo mejor», añadió el futuro técnico sevillista.Las vivencias de aquella primera experiencia europea para Almeyda fueron inolvidables. Quizá por eso siempre tuvo ese deseo de volver a Sevilla y que lo ha hecho dejar a un lado otras propuestas de México y Arabia Saudí. «Como usted sabrá, he vivido en muchos sitios y siempre digo que si tuviera que elegir un lugar me quedaba con Sevilla . La gente, el clima, la alegría, es una ciudad medio gitana… y eso a mí me encanta», señaló el técnico, que también recordó experiencias en aquel vestuario. «Martagón -hoy delegado del Sevilla- era una buena persona. También había un griego, sí, Marinakis. Me reía mucho con él, sólo sabía tres palabras en español y dos eran palabrotas. Tenía una nariz grande y yo lo llamaba narigón. También estaban Monchi, Rafa Paz, Jiménez…», agregó sobre aquellos compañeros de aquel año en Nervión.La situación de aquel convulso Sevilla no ayudó a la adaptación de Almeyda . Los problemas institucionales y deportivos llevaron al Sevilla a Segunda y a acrecentar los problemas económicos. «En su momento fui el traspaso más caro del fútbol argentino. Esperaban tanto de mí, que me fue imposible. Y cómo estaba el equipo… llegué al peor Sevilla de la historia, hasta tuvimos cuatro técnicos en un año», confesó Almeyda, que acabó saliendo del club por aquellas dificultades monetarias: « Fíjese que cuando me fui a la Lazio, el Sevilla todavía no le había pagado a River, me lo dijeron en Argentina . El presidente era González de Caldas. Me fui a Italia porque la Lazio se hizo cargo de la deuda», evocó Almeyda sobre aquella venta que supuso su adiós al Sevilla y su paso a la Lazio, donde sí cuajaría como uno de los mejores centrocampistas de la liga italiana.Ahora, casi tres décadas después, Almeyda está de vuelta en Nervión. Ya no como pivote y sí como máximo responsable del banquillo. Una apuesta del Sevilla para iniciar un nuevo proyecto con un técnico que afronta con la máxima ilusión su primera andadura en la liga española. Si el paso por Grecia ya lo puso en contacto con el fútbol europeo, ahora Almeyda quiere asentarse en aquel club que lo trajo por vez primera a España. RSS de noticias de deportes
Noticias Similares