El doblete de María Jesús Montero cada vez se hace más insostenible e incompatible. Porque su doble condición de vicepresidenta de Pedro Sánchez y ministra de Hacienda, defendiendo las cesiones a Cataluña, y a la par, candidata del PSOE a la Junta de Andalucía , es cada vez más difícil de mantener.Es una situación que roza la esquizofrenia y que provoca que tenga que defender posiciones encontradas. O como la vieja frase de Groucho Marx «estos son mis principios, si no les gusta tengo otros». Por una parte debe estar presente en la firma del acuerdo de financiación singular para Cataluña y por otra seguir manteniendo la defensa de Andalucía, una de las que sale más perjudicada por el pacto con los independentistas.Montero se enfrenta a una doble crítica. En Cataluña Junqueras le echa en cara que actúe más como candidata a la Junta de Andalucía que como ministra de Hacienda. Y Despeñaperros abajo le llueven las críticas porque la sevillana es la responsable de un nuevo agravio que beneficiará a los independentistas mientras los andaluces siguen perdiendo y esperando un nuevo modelo de financiación que ella misma reclamaba hace unos años. La sevillana, a la que hasta el propio Felipe González echó en cara que no podía estar en la caja y repartir y a la vez candidata, quiso quitarse de en medio en la última cita. Y en su lugar en Barcelona estuvo otro ministro, en este caso el canario Angel Víctor Torres.Ahora, con las elecciones cada vez más cerca y las encuestas cada vez más bajas, Montero tendrá que elegir. Dejar el Gobierno que le sirve de plataforma y volcarse en Andalucía o seguir junto a Pedro Sánchez en Madrid y cada vez más lejos de los intereses de su tierra. Difícil encrucijada. El doblete de María Jesús Montero cada vez se hace más insostenible e incompatible. Porque su doble condición de vicepresidenta de Pedro Sánchez y ministra de Hacienda, defendiendo las cesiones a Cataluña, y a la par, candidata del PSOE a la Junta de Andalucía , es cada vez más difícil de mantener.Es una situación que roza la esquizofrenia y que provoca que tenga que defender posiciones encontradas. O como la vieja frase de Groucho Marx «estos son mis principios, si no les gusta tengo otros». Por una parte debe estar presente en la firma del acuerdo de financiación singular para Cataluña y por otra seguir manteniendo la defensa de Andalucía, una de las que sale más perjudicada por el pacto con los independentistas.Montero se enfrenta a una doble crítica. En Cataluña Junqueras le echa en cara que actúe más como candidata a la Junta de Andalucía que como ministra de Hacienda. Y Despeñaperros abajo le llueven las críticas porque la sevillana es la responsable de un nuevo agravio que beneficiará a los independentistas mientras los andaluces siguen perdiendo y esperando un nuevo modelo de financiación que ella misma reclamaba hace unos años. La sevillana, a la que hasta el propio Felipe González echó en cara que no podía estar en la caja y repartir y a la vez candidata, quiso quitarse de en medio en la última cita. Y en su lugar en Barcelona estuvo otro ministro, en este caso el canario Angel Víctor Torres.Ahora, con las elecciones cada vez más cerca y las encuestas cada vez más bajas, Montero tendrá que elegir. Dejar el Gobierno que le sirve de plataforma y volcarse en Andalucía o seguir junto a Pedro Sánchez en Madrid y cada vez más lejos de los intereses de su tierra. Difícil encrucijada. El doblete de María Jesús Montero cada vez se hace más insostenible e incompatible. Porque su doble condición de vicepresidenta de Pedro Sánchez y ministra de Hacienda, defendiendo las cesiones a Cataluña, y a la par, candidata del PSOE a la Junta de Andalucía , es cada vez más difícil de mantener.Es una situación que roza la esquizofrenia y que provoca que tenga que defender posiciones encontradas. O como la vieja frase de Groucho Marx «estos son mis principios, si no les gusta tengo otros». Por una parte debe estar presente en la firma del acuerdo de financiación singular para Cataluña y por otra seguir manteniendo la defensa de Andalucía, una de las que sale más perjudicada por el pacto con los independentistas.Montero se enfrenta a una doble crítica. En Cataluña Junqueras le echa en cara que actúe más como candidata a la Junta de Andalucía que como ministra de Hacienda. Y Despeñaperros abajo le llueven las críticas porque la sevillana es la responsable de un nuevo agravio que beneficiará a los independentistas mientras los andaluces siguen perdiendo y esperando un nuevo modelo de financiación que ella misma reclamaba hace unos años. La sevillana, a la que hasta el propio Felipe González echó en cara que no podía estar en la caja y repartir y a la vez candidata, quiso quitarse de en medio en la última cita. Y en su lugar en Barcelona estuvo otro ministro, en este caso el canario Angel Víctor Torres.Ahora, con las elecciones cada vez más cerca y las encuestas cada vez más bajas, Montero tendrá que elegir. Dejar el Gobierno que le sirve de plataforma y volcarse en Andalucía o seguir junto a Pedro Sánchez en Madrid y cada vez más lejos de los intereses de su tierra. Difícil encrucijada. RSS de noticias de espana/andalucia
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