Ahora, que julio es ya un suspiro largo que se desliza entre los dedos, que dispara la cuenta atrás hacia agosto, el dios pagano del bendito descanso; el mes vacacional por excelencia, también para quienes levantamos semana tras semana la persiana de esta ventana. Este agosto que se anuncia con su pereza luminosa, la hora de la siesta, los desayunos tardíos; agosto de reencuentros incluso para los que nunca se han ido.Ahora que los días se despeñan por el desfiladero de las fiestas patronales, corriendo como con prisa, llamando con la voz profunda de la tierra, del pan que forja el cereal y el vino que duerme en las bodegas esperando el brindis, el verso; esos días de cohetes y verbenas, toros, vermuts, misa y baile que comienzan con el Carmen, la Magdalena y Santa Cristina y se lanzan al galope por Santiago y Santa Ana, cuando pinta la uva en los viñedos del Duero sellando la promesa de una buena vendimia.Ahora que julio se diluye entre la canícula, charangas, peñas y procesiones, la vida se desparrama por las plazas, se enrosca perezoso en los portales, se bebe en vaso largo con hielos y noches de poyete, agosto devuelve el bullicio perdido a los pueblos vacíos, muertos del invierno. Agosto viene con la risa de los que vuelven bajo el brazo, el acento, la lengua vernácula que se había dormido en otras tierras y despierta entre besos de madre, brindis sobre el mantel y abrazos que saben a infancia. Y todo es regreso; vuelven los nietos a las casas de los abuelos, a las faldas con delantales, a la comida aliñada sin prisa y con amor; los amigos que fuimos niños ya peinamos canas, sorteamos descalzos los charcos de la vida, a veces profundos como ríos; los amores de verano que nunca se olvidan; este primer último amor que convierte en primavera todo el año; el cántico de las cigarras, el vaivén nocturno de las aguas de Sanabria -mi preciosa Sanabria siempre- que son la más hermosa banda sonora de mi vida.Ahora que todo es bullicio, regresa de nuevo el silencio de agosto a mi pluma, que en este XXI no carga tinta, que es una pantalla en blanco donde escribir la vida que está por vivir. Este silencio tan necesario en un mundo de ruidos sin concierto, de bombas, de humos; este silencio donde descansan todas las palabras.Hay en julio un cansancio alegre, una urgencia de vivir deprisa, esta cuenta atrás para que agosto nos siente a la sombra del pasado, esta condena, esta cadena del perpetuo regreso. A quienes inician sus vacaciones, feliz agosto, feliz descanso, feliz reencuentro. Y para todos un deseo; que septiembre, con su olor a cuaderno nuevo, tardes cortas y su lánguido sol naranja, nos reúna de nuevo en esta ventanita de papel donde las palabras, a veces, también se visten de fiesta. Nos vemos. Ahora, que julio es ya un suspiro largo que se desliza entre los dedos, que dispara la cuenta atrás hacia agosto, el dios pagano del bendito descanso; el mes vacacional por excelencia, también para quienes levantamos semana tras semana la persiana de esta ventana. Este agosto que se anuncia con su pereza luminosa, la hora de la siesta, los desayunos tardíos; agosto de reencuentros incluso para los que nunca se han ido.Ahora que los días se despeñan por el desfiladero de las fiestas patronales, corriendo como con prisa, llamando con la voz profunda de la tierra, del pan que forja el cereal y el vino que duerme en las bodegas esperando el brindis, el verso; esos días de cohetes y verbenas, toros, vermuts, misa y baile que comienzan con el Carmen, la Magdalena y Santa Cristina y se lanzan al galope por Santiago y Santa Ana, cuando pinta la uva en los viñedos del Duero sellando la promesa de una buena vendimia.Ahora que julio se diluye entre la canícula, charangas, peñas y procesiones, la vida se desparrama por las plazas, se enrosca perezoso en los portales, se bebe en vaso largo con hielos y noches de poyete, agosto devuelve el bullicio perdido a los pueblos vacíos, muertos del invierno. Agosto viene con la risa de los que vuelven bajo el brazo, el acento, la lengua vernácula que se había dormido en otras tierras y despierta entre besos de madre, brindis sobre el mantel y abrazos que saben a infancia. Y todo es regreso; vuelven los nietos a las casas de los abuelos, a las faldas con delantales, a la comida aliñada sin prisa y con amor; los amigos que fuimos niños ya peinamos canas, sorteamos descalzos los charcos de la vida, a veces profundos como ríos; los amores de verano que nunca se olvidan; este primer último amor que convierte en primavera todo el año; el cántico de las cigarras, el vaivén nocturno de las aguas de Sanabria -mi preciosa Sanabria siempre- que son la más hermosa banda sonora de mi vida.Ahora que todo es bullicio, regresa de nuevo el silencio de agosto a mi pluma, que en este XXI no carga tinta, que es una pantalla en blanco donde escribir la vida que está por vivir. Este silencio tan necesario en un mundo de ruidos sin concierto, de bombas, de humos; este silencio donde descansan todas las palabras.Hay en julio un cansancio alegre, una urgencia de vivir deprisa, esta cuenta atrás para que agosto nos siente a la sombra del pasado, esta condena, esta cadena del perpetuo regreso. A quienes inician sus vacaciones, feliz agosto, feliz descanso, feliz reencuentro. Y para todos un deseo; que septiembre, con su olor a cuaderno nuevo, tardes cortas y su lánguido sol naranja, nos reúna de nuevo en esta ventanita de papel donde las palabras, a veces, también se visten de fiesta. Nos vemos. Ahora, que julio es ya un suspiro largo que se desliza entre los dedos, que dispara la cuenta atrás hacia agosto, el dios pagano del bendito descanso; el mes vacacional por excelencia, también para quienes levantamos semana tras semana la persiana de esta ventana. Este agosto que se anuncia con su pereza luminosa, la hora de la siesta, los desayunos tardíos; agosto de reencuentros incluso para los que nunca se han ido.Ahora que los días se despeñan por el desfiladero de las fiestas patronales, corriendo como con prisa, llamando con la voz profunda de la tierra, del pan que forja el cereal y el vino que duerme en las bodegas esperando el brindis, el verso; esos días de cohetes y verbenas, toros, vermuts, misa y baile que comienzan con el Carmen, la Magdalena y Santa Cristina y se lanzan al galope por Santiago y Santa Ana, cuando pinta la uva en los viñedos del Duero sellando la promesa de una buena vendimia.Ahora que julio se diluye entre la canícula, charangas, peñas y procesiones, la vida se desparrama por las plazas, se enrosca perezoso en los portales, se bebe en vaso largo con hielos y noches de poyete, agosto devuelve el bullicio perdido a los pueblos vacíos, muertos del invierno. Agosto viene con la risa de los que vuelven bajo el brazo, el acento, la lengua vernácula que se había dormido en otras tierras y despierta entre besos de madre, brindis sobre el mantel y abrazos que saben a infancia. Y todo es regreso; vuelven los nietos a las casas de los abuelos, a las faldas con delantales, a la comida aliñada sin prisa y con amor; los amigos que fuimos niños ya peinamos canas, sorteamos descalzos los charcos de la vida, a veces profundos como ríos; los amores de verano que nunca se olvidan; este primer último amor que convierte en primavera todo el año; el cántico de las cigarras, el vaivén nocturno de las aguas de Sanabria -mi preciosa Sanabria siempre- que son la más hermosa banda sonora de mi vida.Ahora que todo es bullicio, regresa de nuevo el silencio de agosto a mi pluma, que en este XXI no carga tinta, que es una pantalla en blanco donde escribir la vida que está por vivir. Este silencio tan necesario en un mundo de ruidos sin concierto, de bombas, de humos; este silencio donde descansan todas las palabras.Hay en julio un cansancio alegre, una urgencia de vivir deprisa, esta cuenta atrás para que agosto nos siente a la sombra del pasado, esta condena, esta cadena del perpetuo regreso. A quienes inician sus vacaciones, feliz agosto, feliz descanso, feliz reencuentro. Y para todos un deseo; que septiembre, con su olor a cuaderno nuevo, tardes cortas y su lánguido sol naranja, nos reúna de nuevo en esta ventanita de papel donde las palabras, a veces, también se visten de fiesta. Nos vemos. RSS de noticias de espana
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