Un año después de los violentos disturbios que abrieron una enorme grieta entre los habitantes de Nueva Caledonia, independentistas y no independentistas, y en su relación con Francia, sus protagonistas han firmado un acuerdo sobre el futuro institucional de la isla. El texto consagra, entre otras cosas, un “Estado de Nueva Caledonia” inscrito en la Constitución de la República Francesa. Es decir, el territorio de ultramar seguirá siendo francés, pero sus habitantes podrán disfrutar de una doble nacionalidad regida por un estatuto especial. Un Estado dentro de otro Estado, los últimos estertores del pasado colonial francés en el Pacífico y sus ambiciones de poder global.
El pacto, considerado histórico por independentistas y no independentistas, llega un año después de las revueltas violentas que sacudieron al archipiélago del Pacífico y que agitaron el miedo a una guerra civil
Un año después de los violentos disturbios que abrieron una enorme grieta entre los habitantes de Nueva Caledonia, independentistas y no independentistas, y en su relación con Francia, sus protagonistas han firmado un acuerdo sobre el futuro institucional de la isla. El texto consagra, entre otras cosas, un “Estado de Nueva Caledonia” inscrito en la Constitución de la República Francesa. Es decir, el territorio de ultramar seguirá siendo francés, pero sus habitantes podrán disfrutar de una doble nacionalidad regida por un estatuto especial. Un Estado dentro de otro Estado, los últimos estertores del pasado colonial francés en el Pacífico y sus ambiciones de poder global.
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