Los pioneros ‘ influencers ‘ en la creación de parques nacionales en España actuaron movidos por el potencial desarrollo con que podrían contribuir a la economía nacional , y no por impulsos conservacionistas. Sin embargo, la Administración posterior se ha pretendido justificar bajo estos pretextos.La iniciativa declaratoria de parques fue copiada de la de Estados Unidos , pero no se aplicaron los modelos de manejo de allí. Los responsables optaron por una gestión ausente o mínima sobre el terreno y un programa de visitas poco ambicioso y reducido a itinerarios periféricos estrictos que dejan poca libertad a los visitantes. El resultado, desde el punto de vista de la conservación, ha sido decepcionante. La no gestión ha conducido a fuertes desequilibrios que a la larga ocasionan pérdidas en biodiversidad. Ahí están los ejemplos de Monfragüe, Cabañeros, Tablas de Daimiel o Doñana , con el agravante en estos dos últimos de la destrucción del régimen hídrico natural por la dejación de funciones. Mientras que estos espacios fueron de gestión privada y orientada al aprovechamiento de los recursos naturales, su integridad estuvo asegurada. Sin embargo, entraron en decadencia en cuanto su gestión pasó a ser pública. Estaría bien que, por una vez, la Administración y los gobernantes aprendieran la lección y aplicaran a los espacios naturales que administran los modelos que durante siglos y generaciones ha aplicado la iniciativa privada. Es paradójico constatar que los más altos niveles de biodiversidad se dan en territorios particulares donde se caza, pesca, extrae corcho, cría ganado, explota el turismo, etc., escenario en muchos casos de la recuperación de especies, como el lince o el águila imperial, que han llegado casi a desaparecer de los que ostentan el dudoso privilegio de estar oficialmente protegidos. Los pioneros ‘ influencers ‘ en la creación de parques nacionales en España actuaron movidos por el potencial desarrollo con que podrían contribuir a la economía nacional , y no por impulsos conservacionistas. Sin embargo, la Administración posterior se ha pretendido justificar bajo estos pretextos.La iniciativa declaratoria de parques fue copiada de la de Estados Unidos , pero no se aplicaron los modelos de manejo de allí. Los responsables optaron por una gestión ausente o mínima sobre el terreno y un programa de visitas poco ambicioso y reducido a itinerarios periféricos estrictos que dejan poca libertad a los visitantes. El resultado, desde el punto de vista de la conservación, ha sido decepcionante. La no gestión ha conducido a fuertes desequilibrios que a la larga ocasionan pérdidas en biodiversidad. Ahí están los ejemplos de Monfragüe, Cabañeros, Tablas de Daimiel o Doñana , con el agravante en estos dos últimos de la destrucción del régimen hídrico natural por la dejación de funciones. Mientras que estos espacios fueron de gestión privada y orientada al aprovechamiento de los recursos naturales, su integridad estuvo asegurada. Sin embargo, entraron en decadencia en cuanto su gestión pasó a ser pública. Estaría bien que, por una vez, la Administración y los gobernantes aprendieran la lección y aplicaran a los espacios naturales que administran los modelos que durante siglos y generaciones ha aplicado la iniciativa privada. Es paradójico constatar que los más altos niveles de biodiversidad se dan en territorios particulares donde se caza, pesca, extrae corcho, cría ganado, explota el turismo, etc., escenario en muchos casos de la recuperación de especies, como el lince o el águila imperial, que han llegado casi a desaparecer de los que ostentan el dudoso privilegio de estar oficialmente protegidos. Los pioneros ‘ influencers ‘ en la creación de parques nacionales en España actuaron movidos por el potencial desarrollo con que podrían contribuir a la economía nacional , y no por impulsos conservacionistas. Sin embargo, la Administración posterior se ha pretendido justificar bajo estos pretextos.La iniciativa declaratoria de parques fue copiada de la de Estados Unidos , pero no se aplicaron los modelos de manejo de allí. Los responsables optaron por una gestión ausente o mínima sobre el terreno y un programa de visitas poco ambicioso y reducido a itinerarios periféricos estrictos que dejan poca libertad a los visitantes. El resultado, desde el punto de vista de la conservación, ha sido decepcionante. La no gestión ha conducido a fuertes desequilibrios que a la larga ocasionan pérdidas en biodiversidad. Ahí están los ejemplos de Monfragüe, Cabañeros, Tablas de Daimiel o Doñana , con el agravante en estos dos últimos de la destrucción del régimen hídrico natural por la dejación de funciones. Mientras que estos espacios fueron de gestión privada y orientada al aprovechamiento de los recursos naturales, su integridad estuvo asegurada. Sin embargo, entraron en decadencia en cuanto su gestión pasó a ser pública. Estaría bien que, por una vez, la Administración y los gobernantes aprendieran la lección y aplicaran a los espacios naturales que administran los modelos que durante siglos y generaciones ha aplicado la iniciativa privada. Es paradójico constatar que los más altos niveles de biodiversidad se dan en territorios particulares donde se caza, pesca, extrae corcho, cría ganado, explota el turismo, etc., escenario en muchos casos de la recuperación de especies, como el lince o el águila imperial, que han llegado casi a desaparecer de los que ostentan el dudoso privilegio de estar oficialmente protegidos. RSS de noticias de deportes
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