Los más de 35 años de experiencia y su rigor a la hora de enfrentarse a la intervención de relevantes obras del patrimonio histórico-artístico andaluz le han valido a Pedro Manzano (San Fernando, Cádiz, 64 años) el reconocimiento como uno de los restauradores más prestigiosos, pero su último encargo lo han convertido en la persona que va a concitar el atento escrutinio de todos los sevillanos —devotos o no— y de los amantes del arte sacro. Sobre él pesa la responsabilidad de restaurar la imagen de la Virgen de la Macarena y recuperar el rostro que fue alterado tras la fallida intervención del pasado mes de junio, cuestionada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que en su informe sobre el estado de la talla del siglo XVII, encargado por la Hermandad de la Macarena, también puso en duda su estado de conservación. “Es uno de los encargos más complejos y delicados”, reconoce el restaurador en una entrevista a EL PAÍS a pocas semanas de comenzar con los trabajos sobre la imagen. Manzano reflexiona sobre la dificultad que entraña conciliar la recuperación artística con su incontestable significación popular somo símbolo devocional.
El experto aborda los retos que supone la recuperación de la talla desde el punto de vista artístico y devocional y se muestra crítico con el proceso de la fallida intervención
Los más de 35 años de experiencia y su rigor a la hora de enfrentarse a la intervención de relevantes obras del patrimonio histórico-artístico andaluz le han valido a Pedro Manzano (San Fernando, Cádiz, 64 años) el reconocimiento como uno de los restauradores más prestigiosos, pero su último encargo lo han convertido en la persona que va a concitar el atento escrutinio de todos los sevillanos —devotos o no— y de los amantes del arte sacro. Sobre él pesa la responsabilidad de restaurar la imagen de la Virgen de la Macarena y recuperar el rostro que fue alterado tras la fallida intervención del pasado mes de junio, cuestionada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que en su informe sobre el estado de la talla del siglo XVII, encargado por la Hermandad de la Macarena, también puso en duda su estado de conservación. “Es uno de los encargos más complejos y delicados”, reconoce el restaurador en una entrevista a EL PAÍS a pocas semanas de comenzar con los trabajos sobre la imagen. Manzano reflexiona sobre la dificultad que entraña conciliar la recuperación artística con su incontestable significación popular somo símbolo devocional.
Feed MRSS-S Noticias