En Junts, conscientes de que sus votos son ahora mucho más importantes de lo que pudieron llegar a ser en el arranque de la legislatura, repiten la frase que dijo Sánchez a los suyos, durante la negociación de la investidura de «hacer de la necesidad virtud». A menos que se abra una investigación por presunta financiación irregular del PSOE , o que las diferentes investigaciones en curso que acechan al presidente le señalen directamente a él, Junts no se plantea ningún escenario que suponga su salida de Moncloa sin antes haber pasado por las urnas. Pero de ahí a permitirle gobernar, como pretende Sánchez, hay un trecho. Y esa pregunta que quiere tener respondida el líder socialista antes de iniciar el nuevo curso político, solo la conocen Puigdemont, Jordi Turull, Míriam Nogueras y unos pocos más. «Ya dijimos que no iríamos de farol», recuerda un dirigente de Junts, para posteriormente advertir que «con esta situación de debilidad, vamos a aprovecharlo todo para cumplir con nuestro programa electoral, que es muy distinto al del PSOE, aunque se está viendo cómo nos lo están comprando». En la dirección de Junts , tras el último barómetro catalán, que les daba una pérdida de votos importante respecto a los comicios de mayo de 2024, creen que «hay que pedir mucho más» de lo que han puesto hasta ahora sobre la mesa. Pretenden reformular así el acuerdo de Bruselas hasta el punto de redactar un nuevo documento, con la seguridad y el convencimiento de que «no nos pueden decir que no a prácticamente nada» de lo que se plantean.Noticia Relacionada estandar Si Puigdemont ataca a Aliança y Vox en plena fuga de votantes de Junts por la inmigración ilegal Joan Guirado El expresidente de la Generalitat, que en esta ocasión solo ha logrado reunir a un millar de personas, ha acusado a «los extremos» de «retroalimentarse»Con la reforma judicial, los de Puigdemont tienen muchas dudas sobre la fórmula de acceder a la carrera judicial, y piden «homologar el sistema al alemán», además de una ristra de peticiones para avanzar hacia la independencia, como la creación de un CGPJ catalán, o de carácter más ideológico, como la eliminación de la Audiencia Nacional –que podría quedar en una reducción de competencias–. Si bien es cierto que las peticiones de Junts, en esto, son difícilmente digeribles para el Gobierno, también lo es que la reforma es crucial para el futuro judicial de gran parte del entorno del presidente y para el futuro político más inminente del ministro Félix Bolaños. En Junts afirman que en las últimas semanas han habido «’inputs’ positivos».Respecto a los Presupuestos Generales del Estado, a la espera de los primeros trabajos de los ministros para elaborar las cuentas, todo está en el mismo punto que hizo descarrilar las cuentas del año pasado, antes incluso de que se llegasen a negociar. Los de Puigdemont exigen que, para sentarse a hablar, el Ejecutivo «empiece a saldar la deuda histórica con Cataluña». Y es tal la cantidad de dinero que debería desembolsar de golpe que, como con las cuentas de 2025, hace casi inviable cualquier acuerdo que permita iniciar tan siquiera una negociación. Sobre la reducción de la jornada laboral, pese a que el Gobierno ha hecho algún intento de acercar posturas, llegando a plantearse ceder en una de las exigencias de Junts, la de aliviar la carga fiscal de las pymes, la presión de la patronal catalana dificulta mucho el apoyo de los siete diputados catalanes a este cambio normativo que afectará directamente a su electorado. La vicepresidenta Yolanda Díaz, por su parte, asegura no tirar la toalla e intentar hasta el final un pacto que permita dar luz verde a su medida estrella en la campaña de 2023. En Junts, conscientes de que sus votos son ahora mucho más importantes de lo que pudieron llegar a ser en el arranque de la legislatura, repiten la frase que dijo Sánchez a los suyos, durante la negociación de la investidura de «hacer de la necesidad virtud». A menos que se abra una investigación por presunta financiación irregular del PSOE , o que las diferentes investigaciones en curso que acechan al presidente le señalen directamente a él, Junts no se plantea ningún escenario que suponga su salida de Moncloa sin antes haber pasado por las urnas. Pero de ahí a permitirle gobernar, como pretende Sánchez, hay un trecho. Y esa pregunta que quiere tener respondida el líder socialista antes de iniciar el nuevo curso político, solo la conocen Puigdemont, Jordi Turull, Míriam Nogueras y unos pocos más. «Ya dijimos que no iríamos de farol», recuerda un dirigente de Junts, para posteriormente advertir que «con esta situación de debilidad, vamos a aprovecharlo todo para cumplir con nuestro programa electoral, que es muy distinto al del PSOE, aunque se está viendo cómo nos lo están comprando». En la dirección de Junts , tras el último barómetro catalán, que les daba una pérdida de votos importante respecto a los comicios de mayo de 2024, creen que «hay que pedir mucho más» de lo que han puesto hasta ahora sobre la mesa. Pretenden reformular así el acuerdo de Bruselas hasta el punto de redactar un nuevo documento, con la seguridad y el convencimiento de que «no nos pueden decir que no a prácticamente nada» de lo que se plantean.Noticia Relacionada estandar Si Puigdemont ataca a Aliança y Vox en plena fuga de votantes de Junts por la inmigración ilegal Joan Guirado El expresidente de la Generalitat, que en esta ocasión solo ha logrado reunir a un millar de personas, ha acusado a «los extremos» de «retroalimentarse»Con la reforma judicial, los de Puigdemont tienen muchas dudas sobre la fórmula de acceder a la carrera judicial, y piden «homologar el sistema al alemán», además de una ristra de peticiones para avanzar hacia la independencia, como la creación de un CGPJ catalán, o de carácter más ideológico, como la eliminación de la Audiencia Nacional –que podría quedar en una reducción de competencias–. Si bien es cierto que las peticiones de Junts, en esto, son difícilmente digeribles para el Gobierno, también lo es que la reforma es crucial para el futuro judicial de gran parte del entorno del presidente y para el futuro político más inminente del ministro Félix Bolaños. En Junts afirman que en las últimas semanas han habido «’inputs’ positivos».Respecto a los Presupuestos Generales del Estado, a la espera de los primeros trabajos de los ministros para elaborar las cuentas, todo está en el mismo punto que hizo descarrilar las cuentas del año pasado, antes incluso de que se llegasen a negociar. Los de Puigdemont exigen que, para sentarse a hablar, el Ejecutivo «empiece a saldar la deuda histórica con Cataluña». Y es tal la cantidad de dinero que debería desembolsar de golpe que, como con las cuentas de 2025, hace casi inviable cualquier acuerdo que permita iniciar tan siquiera una negociación. Sobre la reducción de la jornada laboral, pese a que el Gobierno ha hecho algún intento de acercar posturas, llegando a plantearse ceder en una de las exigencias de Junts, la de aliviar la carga fiscal de las pymes, la presión de la patronal catalana dificulta mucho el apoyo de los siete diputados catalanes a este cambio normativo que afectará directamente a su electorado. La vicepresidenta Yolanda Díaz, por su parte, asegura no tirar la toalla e intentar hasta el final un pacto que permita dar luz verde a su medida estrella en la campaña de 2023. En Junts, conscientes de que sus votos son ahora mucho más importantes de lo que pudieron llegar a ser en el arranque de la legislatura, repiten la frase que dijo Sánchez a los suyos, durante la negociación de la investidura de «hacer de la necesidad virtud». A menos que se abra una investigación por presunta financiación irregular del PSOE , o que las diferentes investigaciones en curso que acechan al presidente le señalen directamente a él, Junts no se plantea ningún escenario que suponga su salida de Moncloa sin antes haber pasado por las urnas. Pero de ahí a permitirle gobernar, como pretende Sánchez, hay un trecho. Y esa pregunta que quiere tener respondida el líder socialista antes de iniciar el nuevo curso político, solo la conocen Puigdemont, Jordi Turull, Míriam Nogueras y unos pocos más. «Ya dijimos que no iríamos de farol», recuerda un dirigente de Junts, para posteriormente advertir que «con esta situación de debilidad, vamos a aprovecharlo todo para cumplir con nuestro programa electoral, que es muy distinto al del PSOE, aunque se está viendo cómo nos lo están comprando». En la dirección de Junts , tras el último barómetro catalán, que les daba una pérdida de votos importante respecto a los comicios de mayo de 2024, creen que «hay que pedir mucho más» de lo que han puesto hasta ahora sobre la mesa. Pretenden reformular así el acuerdo de Bruselas hasta el punto de redactar un nuevo documento, con la seguridad y el convencimiento de que «no nos pueden decir que no a prácticamente nada» de lo que se plantean.Noticia Relacionada estandar Si Puigdemont ataca a Aliança y Vox en plena fuga de votantes de Junts por la inmigración ilegal Joan Guirado El expresidente de la Generalitat, que en esta ocasión solo ha logrado reunir a un millar de personas, ha acusado a «los extremos» de «retroalimentarse»Con la reforma judicial, los de Puigdemont tienen muchas dudas sobre la fórmula de acceder a la carrera judicial, y piden «homologar el sistema al alemán», además de una ristra de peticiones para avanzar hacia la independencia, como la creación de un CGPJ catalán, o de carácter más ideológico, como la eliminación de la Audiencia Nacional –que podría quedar en una reducción de competencias–. Si bien es cierto que las peticiones de Junts, en esto, son difícilmente digeribles para el Gobierno, también lo es que la reforma es crucial para el futuro judicial de gran parte del entorno del presidente y para el futuro político más inminente del ministro Félix Bolaños. En Junts afirman que en las últimas semanas han habido «’inputs’ positivos».Respecto a los Presupuestos Generales del Estado, a la espera de los primeros trabajos de los ministros para elaborar las cuentas, todo está en el mismo punto que hizo descarrilar las cuentas del año pasado, antes incluso de que se llegasen a negociar. Los de Puigdemont exigen que, para sentarse a hablar, el Ejecutivo «empiece a saldar la deuda histórica con Cataluña». Y es tal la cantidad de dinero que debería desembolsar de golpe que, como con las cuentas de 2025, hace casi inviable cualquier acuerdo que permita iniciar tan siquiera una negociación. Sobre la reducción de la jornada laboral, pese a que el Gobierno ha hecho algún intento de acercar posturas, llegando a plantearse ceder en una de las exigencias de Junts, la de aliviar la carga fiscal de las pymes, la presión de la patronal catalana dificulta mucho el apoyo de los siete diputados catalanes a este cambio normativo que afectará directamente a su electorado. La vicepresidenta Yolanda Díaz, por su parte, asegura no tirar la toalla e intentar hasta el final un pacto que permita dar luz verde a su medida estrella en la campaña de 2023. RSS de noticias de espana
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