<p>El emir <strong>Abderramán I</strong> mandó construir una mezquita en la basílica visigoda de San Vicente en Córdoba. No la ocupó por la fuerza: la adquirió a cambio de cien mil dinares. Corría el año 785 y tras su terrible y largo peregrinaje hasta la ciudad vieja romana, el fundador de la dinastía omeya encontró allí el lugar donde al fin reposarían sus huesos y los de sus descendientes.</p>
El humo ha ennegrecido los techos y la doble altura de columnas del monumento
<p>El emir <strong>Abderramán I</strong> mandó construir una mezquita en la basílica visigoda de San Vicente en Córdoba. No la ocupó por la fuerza: la adquirió a cambio de cien mil dinares. Corría el año 785 y tras su terrible y largo peregrinaje hasta la ciudad vieja romana, el fundador de la dinastía omeya encontró allí el lugar donde al fin reposarían sus huesos y los de sus descendientes.</p>
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