La primera vez que la vi fue en mi teléfono. En la prensa aún no se mencionaba su nombre. Temían herir sus sentimientos, ir más allá de su deseo de exposición. Estaba entrando, con el rostro descubierto, en el ruedo de las violaciones en el tribunal de Aviñón.
Ha desenmascarado la cobardía y el egoísmo legitimado de estos hijos del patriarcado que se empalman con la sumisión absoluta de una mujer sin ver el problema
La primera vez que la vi fue en mi teléfono. En la prensa aún no se mencionaba su nombre. Temían herir sus sentimientos, ir más allá de su deseo de exposición. Estaba entrando, con el rostro descubierto, en el ruedo de las violaciones en el tribunal de Aviñón.
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