Extraña pretemporada del Real Madrid que quizá vaya a ser pionera por la gracia de Javier Tebas: un solo partido amistoso y luego al lío, que es el Osasuna. Feroz verano de temperaturas insoportables que remiten a las pretemporadas en Ourense, Cabeza de Manzaneda. Hasta allí una vez un listísimo padre de familia se llevó a los suyos prometiéndoles ver la nieve en julio. La anécdota, seguramente apócrifa (por si acaso la incluí hace años en una ficción), enseña a esa familia tremenda agotada por el verano. El padre, entusiasmado, metió a todos en el coche a finales de julio porque, según dijo, ese año había caído una nevada descomunal en la sierra. Los niños hicieron el viaje perplejos, asfixiados en aquel coche sin aire acondicionado, sin cinturones, sin nada, camino de la nieve, sin camiseta y sudando a mares.
Xabi Alonso, que lo ha vivido en carne propia, sabe que lo esencial no siempre se entrena, se transmite
Extraña pretemporada del Real Madrid que quizá vaya a ser pionera por la gracia de Javier Tebas: un solo partido amistoso y luego al lío, que es el Osasuna. Feroz verano de temperaturas insoportables que remiten a las pretemporadas en Ourense, Cabeza de Manzaneda. Hasta allí una vez un listísimo padre de familia se llevó a los suyos prometiéndoles ver la nieve en julio. La anécdota, seguramente apócrifa (por si acaso la incluí hace años en una ficción), enseña a esa familia tremenda agotada por el verano. El padre, entusiasmado, metió a todos en el coche a finales de julio porque, según dijo, ese año había caído una nevada descomunal en la sierra. Los niños hicieron el viaje perplejos, asfixiados en aquel coche sin aire acondicionado, sin cinturones, sin nada, camino de la nieve, sin camiseta y sudando a mares.
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