No hay redención ni resurrección que valga para el Sevilla . Ni siquiera la figura carismática y de consenso de Joaquín Caparrós sirvió como revulsivo, lo que hace saltar las alarmas en Nervión. El utrerano y sus pupilos tendrán que buscar la gloria otro domingo, porque contra el limitado Alavés el Sevilla fue incapaz de pasar del empate 1-1 en el Sánchez-Pizjuán . Peque adelantó pronto a los locales pero antes de que Ortiz Arias señalara el descanso, igualó el duelo Kike García . Más leña al fuego con el cupo de urgencias a rebosar y el catálogo de remedios consumido en Nervión. Caparrós es la última bala y ya se ha dado cuenta de que va a tener más trabajo de la cuenta con un grupo aturdido y empeñado en acercarse un poquito más al precipicio cada semana que pasa. Empezó la jornada a 7 puntos del hoyo y ahora está a 6 , marcando el propio Alavés las temidas posiciones de descenso.El antídoto del utrerano tampoco ha servido para anular el clima irrespirable que azota desde la grada a los dirigentes y responsables de la institución, un escenario que, en cualquier caso, no parece tener retorno pase lo que pase en el césped. La gente ha bajado el pulgar a los que mandan. Los quieren fuera. Las protestas contra el consejo volvieron a aparecer con brío antes del partido y en el desarrollo del mismo.El panorama institucional no encuentra salida, mientras que el deportivo se encona peligrosamente. Pimienta no podía. Caparrós necesita un tiempo que quizás no tenga. El utrerano asume una papeleta de enjundia en las 6 jornadas que restan. El Sevilla no gana un partido desde hace un mes y medio, cuando venció en Anoeta por 0-1. Y para encontrar el último triunfo en casa de los nervionenses hay que remontarse al año pasado, concretamente al 14 de diciembre con la victoria 1-0 sobre el Celta… hace ya más de cuatro meses. Osasuna, Leganés, Celta, Las Palmas, Real Madrid y Villarreal es lo que queda. Y rezar el que sepa o cruzar fuerte los dedos.Caparrós advirtió en la previa de que no estaba el patio para muchos experimentos ni grandes cambios, pretensión que más o menos reflejó en su once con un bloque reconocible en el que, eso sí, introdujo un par de matices reseñables marca de la casa. Esos detalles sólo le cambiaron la faz al Sevilla a medias. En primer lugar, el técnico apostó como gran novedad en su alineación por el central del Sevilla Atlético Ramón Martínez , que entró en el equipo por el sancionado Kike Salas. El chaval de Mula se fajó con las torres vitorianas. Agresivo al corte, con personalidad. Caparrós se inventó un central de la casa a las primeras de cambio.La otra variación fundamental, esperada, radicó en el cambio de dibujo del equipo. El utrerano recurrió al clásico 4-4-2, con Peque por detrás del punta Isaac Romero. El menudo atacante catalán tardó apenas 12 minutos en devolverle la confianza a su entrenador abriendo el marcador y firmando así su primer gol con la camiseta sevillista . Peque estuvo muy activo, dinámico, alternando su posición con Lukebakio en fases concretas del choque para desorientar al rival. Es cierto que momentos antes, el Sevilla había arrancado el partido con algunas dudas desde la retaguardia y que incluso Guridi falló una a puerta vacía. El Alavés acumuló hombres por su perfil derecho intentando buscarle las cosquillas a Pedrosa, con Kike García o el exsevillista Jordán cayendo a esa zona, y Tenaglia muy profundo.Pero el Sevilla fue capaz de superar con entereza esa buena puesta en escena del cuadro babazorro y darle la vuelta a la tortilla para colocar el 1-0 en el electrónico de Nervión. La jugada del tanto local fue preciosa. Coral. Nyland impulsó el balón en largo, Carmona y Lukebakio le mostraron el pasillo a Agoumé , y el francés levantó la cabeza para ponerle un centro de dulce a Peque que el ex de Racing cabeceó magistralmente al fondo de las mallas. Golazo. Poco o nada pudo hacer Sivera entre palos. La pelota teledirigida de Agoumé, quien por cierto lleva un mes siendo de los mejores del equipo, fue excelsa. Peque la aprovechó con el corazón, soltó toda la rabia contenida estrenándose en Primera con su equipo. No se le podía haber olvidado lo de marcar goles. Venía de hacer una veintena en la categoría de plata.Sin alharacas ni grandes aspavientos, el Sevilla funcionaba, controlaba al Alavés. Hasta depuraba errores del pasado inmediato con Pimienta tirando del libreto de Caparrós a balón parado . Casi logró el 2-0 en un saque de esquina de Lukebakio. Peque arrastró a media zaga del Alavés y el belga encontró en el segundo palo a Isaac. El canterano entró totalmente solo, pero no atinó. Mandó al limbo la bola. El ‘7’ sevillista sigue con la mirilla desviada. Sería uno de los cambios de Caparrós en la segunda parte. Con todo, la máquina blanquirroja seguía carburando. Agoumé y Gudelj se imponían por el medio , solidificando la zona ancha del Sevilla y ayudando en todo momento a los centrales. El serbio vio la quinta amarilla y no estará ante Osasuna el jueves.La situación parecía medianamente controlada por los locales, pero justo en el tiempo añadido del primer acto, el jarro de agua fría se desparramó sobre los sevillistas. El Alavés había avisado en un par de llegadas, hasta que consiguió nivelar la contienda tras un saque de banda rápido de Tenaglia en el que Ejuke se quedó mirando. Joan Jordán rompió a la defensa con un taconazo , Carlos Vicente centró con fuerza y quién si no, el gigantón Kike García se adelantó a Badé para establecer el 1-1 en el marcador en el último segundo de la primera parte. Mal la zaga nervionense. Despistes imperdonables y, en algunos casos, excesos de confianza que se pagan caros.En el tiempo de descanso tocaba reflexionar y mover alguna pieza. El Sevilla había mejorado en varios aspectos de su juego, pero no terminaba de expiar ciertos pecados que le cuestan puntos y partidos. Morrocotuda inquietud de Caparrós, que sentó a un desafortunado Ejuke en el banco y puso en el verde a Saúl. Era la primera permuta del utrerano. Pero en la reanudación, salvo una llegada de Isaac en la que los locales pidieron penalti por agarrón al canterano, el Sevilla no mejoró. Todo lo contrario. Reculó metros e invitó a su rival a creérselo.Las pulsaciones subieron. Y Caparrós buscó brío después con Suso y Sow . El gaditano, defenestrado por su anterior entrenador, demostró que puede ser muy válido en el tramo final del campeonato para este Sevilla tan limitado de calidad. Suso le dio profundidad al juego y rompió líneas con sus pases. Mientras, Caparrós seguía revitalizando a los suyos con nuevas permutas. Buscó más piernas frescas con los canteranos Juanlu y Manu Bueno, y en el tramo final aparecieron de nuevo las ocasiones para el Sevilla FC después de una fase en la que el Alavés se había venido arriba. Entre el portero de los blanquiazules y la mala suerte colapsaron el 2-1 de los hispalenses. Sivera evitó primero el tanto de Lukebakio a la contra con una gran salida, y poco después el propio extremo belga y Sául Níguez volvieron a desperdiciar sendas oportunidades magníficas para marcar. La mejor de todas la tuvo Suso en el 94. Recortó al zaguero del Alavés y con la zurda levantó a todo el estadio acariciando un gol que nunca llegó. La era Caparrós comienza con empate insuficiente. Vienen 6 finales por la permanencia, la primera el jueves en El Sadar. No hay redención ni resurrección que valga para el Sevilla . Ni siquiera la figura carismática y de consenso de Joaquín Caparrós sirvió como revulsivo, lo que hace saltar las alarmas en Nervión. El utrerano y sus pupilos tendrán que buscar la gloria otro domingo, porque contra el limitado Alavés el Sevilla fue incapaz de pasar del empate 1-1 en el Sánchez-Pizjuán . Peque adelantó pronto a los locales pero antes de que Ortiz Arias señalara el descanso, igualó el duelo Kike García . Más leña al fuego con el cupo de urgencias a rebosar y el catálogo de remedios consumido en Nervión. Caparrós es la última bala y ya se ha dado cuenta de que va a tener más trabajo de la cuenta con un grupo aturdido y empeñado en acercarse un poquito más al precipicio cada semana que pasa. Empezó la jornada a 7 puntos del hoyo y ahora está a 6 , marcando el propio Alavés las temidas posiciones de descenso.El antídoto del utrerano tampoco ha servido para anular el clima irrespirable que azota desde la grada a los dirigentes y responsables de la institución, un escenario que, en cualquier caso, no parece tener retorno pase lo que pase en el césped. La gente ha bajado el pulgar a los que mandan. Los quieren fuera. Las protestas contra el consejo volvieron a aparecer con brío antes del partido y en el desarrollo del mismo.El panorama institucional no encuentra salida, mientras que el deportivo se encona peligrosamente. Pimienta no podía. Caparrós necesita un tiempo que quizás no tenga. El utrerano asume una papeleta de enjundia en las 6 jornadas que restan. El Sevilla no gana un partido desde hace un mes y medio, cuando venció en Anoeta por 0-1. Y para encontrar el último triunfo en casa de los nervionenses hay que remontarse al año pasado, concretamente al 14 de diciembre con la victoria 1-0 sobre el Celta… hace ya más de cuatro meses. Osasuna, Leganés, Celta, Las Palmas, Real Madrid y Villarreal es lo que queda. Y rezar el que sepa o cruzar fuerte los dedos.Caparrós advirtió en la previa de que no estaba el patio para muchos experimentos ni grandes cambios, pretensión que más o menos reflejó en su once con un bloque reconocible en el que, eso sí, introdujo un par de matices reseñables marca de la casa. Esos detalles sólo le cambiaron la faz al Sevilla a medias. En primer lugar, el técnico apostó como gran novedad en su alineación por el central del Sevilla Atlético Ramón Martínez , que entró en el equipo por el sancionado Kike Salas. El chaval de Mula se fajó con las torres vitorianas. Agresivo al corte, con personalidad. Caparrós se inventó un central de la casa a las primeras de cambio.La otra variación fundamental, esperada, radicó en el cambio de dibujo del equipo. El utrerano recurrió al clásico 4-4-2, con Peque por detrás del punta Isaac Romero. El menudo atacante catalán tardó apenas 12 minutos en devolverle la confianza a su entrenador abriendo el marcador y firmando así su primer gol con la camiseta sevillista . Peque estuvo muy activo, dinámico, alternando su posición con Lukebakio en fases concretas del choque para desorientar al rival. Es cierto que momentos antes, el Sevilla había arrancado el partido con algunas dudas desde la retaguardia y que incluso Guridi falló una a puerta vacía. El Alavés acumuló hombres por su perfil derecho intentando buscarle las cosquillas a Pedrosa, con Kike García o el exsevillista Jordán cayendo a esa zona, y Tenaglia muy profundo.Pero el Sevilla fue capaz de superar con entereza esa buena puesta en escena del cuadro babazorro y darle la vuelta a la tortilla para colocar el 1-0 en el electrónico de Nervión. La jugada del tanto local fue preciosa. Coral. Nyland impulsó el balón en largo, Carmona y Lukebakio le mostraron el pasillo a Agoumé , y el francés levantó la cabeza para ponerle un centro de dulce a Peque que el ex de Racing cabeceó magistralmente al fondo de las mallas. Golazo. Poco o nada pudo hacer Sivera entre palos. La pelota teledirigida de Agoumé, quien por cierto lleva un mes siendo de los mejores del equipo, fue excelsa. Peque la aprovechó con el corazón, soltó toda la rabia contenida estrenándose en Primera con su equipo. No se le podía haber olvidado lo de marcar goles. Venía de hacer una veintena en la categoría de plata.Sin alharacas ni grandes aspavientos, el Sevilla funcionaba, controlaba al Alavés. Hasta depuraba errores del pasado inmediato con Pimienta tirando del libreto de Caparrós a balón parado . Casi logró el 2-0 en un saque de esquina de Lukebakio. Peque arrastró a media zaga del Alavés y el belga encontró en el segundo palo a Isaac. El canterano entró totalmente solo, pero no atinó. Mandó al limbo la bola. El ‘7’ sevillista sigue con la mirilla desviada. Sería uno de los cambios de Caparrós en la segunda parte. Con todo, la máquina blanquirroja seguía carburando. Agoumé y Gudelj se imponían por el medio , solidificando la zona ancha del Sevilla y ayudando en todo momento a los centrales. El serbio vio la quinta amarilla y no estará ante Osasuna el jueves.La situación parecía medianamente controlada por los locales, pero justo en el tiempo añadido del primer acto, el jarro de agua fría se desparramó sobre los sevillistas. El Alavés había avisado en un par de llegadas, hasta que consiguió nivelar la contienda tras un saque de banda rápido de Tenaglia en el que Ejuke se quedó mirando. Joan Jordán rompió a la defensa con un taconazo , Carlos Vicente centró con fuerza y quién si no, el gigantón Kike García se adelantó a Badé para establecer el 1-1 en el marcador en el último segundo de la primera parte. Mal la zaga nervionense. Despistes imperdonables y, en algunos casos, excesos de confianza que se pagan caros.En el tiempo de descanso tocaba reflexionar y mover alguna pieza. El Sevilla había mejorado en varios aspectos de su juego, pero no terminaba de expiar ciertos pecados que le cuestan puntos y partidos. Morrocotuda inquietud de Caparrós, que sentó a un desafortunado Ejuke en el banco y puso en el verde a Saúl. Era la primera permuta del utrerano. Pero en la reanudación, salvo una llegada de Isaac en la que los locales pidieron penalti por agarrón al canterano, el Sevilla no mejoró. Todo lo contrario. Reculó metros e invitó a su rival a creérselo.Las pulsaciones subieron. Y Caparrós buscó brío después con Suso y Sow . El gaditano, defenestrado por su anterior entrenador, demostró que puede ser muy válido en el tramo final del campeonato para este Sevilla tan limitado de calidad. Suso le dio profundidad al juego y rompió líneas con sus pases. Mientras, Caparrós seguía revitalizando a los suyos con nuevas permutas. Buscó más piernas frescas con los canteranos Juanlu y Manu Bueno, y en el tramo final aparecieron de nuevo las ocasiones para el Sevilla FC después de una fase en la que el Alavés se había venido arriba. Entre el portero de los blanquiazules y la mala suerte colapsaron el 2-1 de los hispalenses. Sivera evitó primero el tanto de Lukebakio a la contra con una gran salida, y poco después el propio extremo belga y Sául Níguez volvieron a desperdiciar sendas oportunidades magníficas para marcar. La mejor de todas la tuvo Suso en el 94. Recortó al zaguero del Alavés y con la zurda levantó a todo el estadio acariciando un gol que nunca llegó. La era Caparrós comienza con empate insuficiente. Vienen 6 finales por la permanencia, la primera el jueves en El Sadar. No hay redención ni resurrección que valga para el Sevilla . Ni siquiera la figura carismática y de consenso de Joaquín Caparrós sirvió como revulsivo, lo que hace saltar las alarmas en Nervión. El utrerano y sus pupilos tendrán que buscar la gloria otro domingo, porque contra el limitado Alavés el Sevilla fue incapaz de pasar del empate 1-1 en el Sánchez-Pizjuán . Peque adelantó pronto a los locales pero antes de que Ortiz Arias señalara el descanso, igualó el duelo Kike García . Más leña al fuego con el cupo de urgencias a rebosar y el catálogo de remedios consumido en Nervión. Caparrós es la última bala y ya se ha dado cuenta de que va a tener más trabajo de la cuenta con un grupo aturdido y empeñado en acercarse un poquito más al precipicio cada semana que pasa. Empezó la jornada a 7 puntos del hoyo y ahora está a 6 , marcando el propio Alavés las temidas posiciones de descenso.El antídoto del utrerano tampoco ha servido para anular el clima irrespirable que azota desde la grada a los dirigentes y responsables de la institución, un escenario que, en cualquier caso, no parece tener retorno pase lo que pase en el césped. La gente ha bajado el pulgar a los que mandan. Los quieren fuera. Las protestas contra el consejo volvieron a aparecer con brío antes del partido y en el desarrollo del mismo.El panorama institucional no encuentra salida, mientras que el deportivo se encona peligrosamente. Pimienta no podía. Caparrós necesita un tiempo que quizás no tenga. El utrerano asume una papeleta de enjundia en las 6 jornadas que restan. El Sevilla no gana un partido desde hace un mes y medio, cuando venció en Anoeta por 0-1. Y para encontrar el último triunfo en casa de los nervionenses hay que remontarse al año pasado, concretamente al 14 de diciembre con la victoria 1-0 sobre el Celta… hace ya más de cuatro meses. Osasuna, Leganés, Celta, Las Palmas, Real Madrid y Villarreal es lo que queda. Y rezar el que sepa o cruzar fuerte los dedos.Caparrós advirtió en la previa de que no estaba el patio para muchos experimentos ni grandes cambios, pretensión que más o menos reflejó en su once con un bloque reconocible en el que, eso sí, introdujo un par de matices reseñables marca de la casa. Esos detalles sólo le cambiaron la faz al Sevilla a medias. En primer lugar, el técnico apostó como gran novedad en su alineación por el central del Sevilla Atlético Ramón Martínez , que entró en el equipo por el sancionado Kike Salas. El chaval de Mula se fajó con las torres vitorianas. Agresivo al corte, con personalidad. Caparrós se inventó un central de la casa a las primeras de cambio.La otra variación fundamental, esperada, radicó en el cambio de dibujo del equipo. El utrerano recurrió al clásico 4-4-2, con Peque por detrás del punta Isaac Romero. El menudo atacante catalán tardó apenas 12 minutos en devolverle la confianza a su entrenador abriendo el marcador y firmando así su primer gol con la camiseta sevillista . Peque estuvo muy activo, dinámico, alternando su posición con Lukebakio en fases concretas del choque para desorientar al rival. Es cierto que momentos antes, el Sevilla había arrancado el partido con algunas dudas desde la retaguardia y que incluso Guridi falló una a puerta vacía. El Alavés acumuló hombres por su perfil derecho intentando buscarle las cosquillas a Pedrosa, con Kike García o el exsevillista Jordán cayendo a esa zona, y Tenaglia muy profundo.Pero el Sevilla fue capaz de superar con entereza esa buena puesta en escena del cuadro babazorro y darle la vuelta a la tortilla para colocar el 1-0 en el electrónico de Nervión. La jugada del tanto local fue preciosa. Coral. Nyland impulsó el balón en largo, Carmona y Lukebakio le mostraron el pasillo a Agoumé , y el francés levantó la cabeza para ponerle un centro de dulce a Peque que el ex de Racing cabeceó magistralmente al fondo de las mallas. Golazo. Poco o nada pudo hacer Sivera entre palos. La pelota teledirigida de Agoumé, quien por cierto lleva un mes siendo de los mejores del equipo, fue excelsa. Peque la aprovechó con el corazón, soltó toda la rabia contenida estrenándose en Primera con su equipo. No se le podía haber olvidado lo de marcar goles. Venía de hacer una veintena en la categoría de plata.Sin alharacas ni grandes aspavientos, el Sevilla funcionaba, controlaba al Alavés. Hasta depuraba errores del pasado inmediato con Pimienta tirando del libreto de Caparrós a balón parado . Casi logró el 2-0 en un saque de esquina de Lukebakio. Peque arrastró a media zaga del Alavés y el belga encontró en el segundo palo a Isaac. El canterano entró totalmente solo, pero no atinó. Mandó al limbo la bola. El ‘7’ sevillista sigue con la mirilla desviada. Sería uno de los cambios de Caparrós en la segunda parte. Con todo, la máquina blanquirroja seguía carburando. Agoumé y Gudelj se imponían por el medio , solidificando la zona ancha del Sevilla y ayudando en todo momento a los centrales. El serbio vio la quinta amarilla y no estará ante Osasuna el jueves.La situación parecía medianamente controlada por los locales, pero justo en el tiempo añadido del primer acto, el jarro de agua fría se desparramó sobre los sevillistas. El Alavés había avisado en un par de llegadas, hasta que consiguió nivelar la contienda tras un saque de banda rápido de Tenaglia en el que Ejuke se quedó mirando. Joan Jordán rompió a la defensa con un taconazo , Carlos Vicente centró con fuerza y quién si no, el gigantón Kike García se adelantó a Badé para establecer el 1-1 en el marcador en el último segundo de la primera parte. Mal la zaga nervionense. Despistes imperdonables y, en algunos casos, excesos de confianza que se pagan caros.En el tiempo de descanso tocaba reflexionar y mover alguna pieza. El Sevilla había mejorado en varios aspectos de su juego, pero no terminaba de expiar ciertos pecados que le cuestan puntos y partidos. Morrocotuda inquietud de Caparrós, que sentó a un desafortunado Ejuke en el banco y puso en el verde a Saúl. Era la primera permuta del utrerano. Pero en la reanudación, salvo una llegada de Isaac en la que los locales pidieron penalti por agarrón al canterano, el Sevilla no mejoró. Todo lo contrario. Reculó metros e invitó a su rival a creérselo.Las pulsaciones subieron. Y Caparrós buscó brío después con Suso y Sow . El gaditano, defenestrado por su anterior entrenador, demostró que puede ser muy válido en el tramo final del campeonato para este Sevilla tan limitado de calidad. Suso le dio profundidad al juego y rompió líneas con sus pases. Mientras, Caparrós seguía revitalizando a los suyos con nuevas permutas. Buscó más piernas frescas con los canteranos Juanlu y Manu Bueno, y en el tramo final aparecieron de nuevo las ocasiones para el Sevilla FC después de una fase en la que el Alavés se había venido arriba. Entre el portero de los blanquiazules y la mala suerte colapsaron el 2-1 de los hispalenses. Sivera evitó primero el tanto de Lukebakio a la contra con una gran salida, y poco después el propio extremo belga y Sául Níguez volvieron a desperdiciar sendas oportunidades magníficas para marcar. La mejor de todas la tuvo Suso en el 94. Recortó al zaguero del Alavés y con la zurda levantó a todo el estadio acariciando un gol que nunca llegó. La era Caparrós comienza con empate insuficiente. Vienen 6 finales por la permanencia, la primera el jueves en El Sadar. RSS de noticias de deportes
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