Keir Starmer ha preferido tener un roto presupuestario antes que un roto político que podría haber sido irreparable. Cuarenta y ocho horas después de restar importancia a la rebelión de más de 100 diputados laboristas, el primer ministro ha decidido dar marcha atrás en sus recortes sociales, para evitar la que podría haber sido su crisis más grave desde que alcanzó el poder hace un año.
El Gobierno laborista corría el riesgo de enfrentarse a su mayor crisis parlamentaria desde que llegó al poder hace un año
Keir Starmer ha preferido tener un roto presupuestario antes que un roto político que podría haber sido irreparable. Cuarenta y ocho horas después de restar importancia a la rebelión de más de 100 diputados laboristas, el primer ministro ha decidido dar marcha atrás en sus recortes sociales, para evitar la que podría haber sido su crisis más grave desde que alcanzó el poder hace un año.
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