Ya hace muchos años Menotti me comentó: “Argentina exporta cada año más de mil goles”. Hoy no sé quién podría calcular cuántos goles exporta al año Argentina, Brasil y los demás países de Sudamérica, futbolísticamente agrupados en la Conmebol. La fuga de talentos que sufren es continua. Los mejores van a los grandes equipos-Champions, y así ocurre que las competiciones que vienen enfrentando a los campeones de Europa con los de Sudamérica desde 1960 han ido evolucionando hacia el desequilibrio. En la época de la vieja Intercontinental, el saldo fue 22-21 para los sudamericanos. Desde que en 2004 se implantó un llamado Mundialito de Clubes, con asistencia de otros continentes, el saldo ha sido de 16-4 para Europa. La última victoria americana data de 2012, a cargo del Corinthians. La desproporción presenta un impulso uniformemente acelerado en el nuevo siglo. En el fútbol se agranda la brecha entre los ricos y el resto. Como en todo.
Los europeos están jugando sin preparación previa y esto no es aquella evanescente International Champions Cup de veranos anteriores, desfile de suplentes mientras los titulares cogían la forma. Aquí hay en juego prestigio y dinero
Ya hace muchos años Menotti me comentó: “Argentina exporta cada año más de mil goles”. Hoy no sé quién podría calcular cuántos goles exporta al año Argentina, Brasil y los demás países de Sudamérica, futbolísticamente agrupados en la Conmebol. La fuga de talentos que sufren es continua. Los mejores van a los grandes equipos-Champions, y así ocurre que las competiciones que vienen enfrentando a los campeones de Europa con los de Sudamérica desde 1960 han ido evolucionando hacia el desequilibrio. En la época de la vieja Intercontinental, el saldo fue 22-21 para los sudamericanos. Desde que en 2004 se implantó un llamado Mundialito de Clubes, con asistencia de otros continentes, el saldo ha sido de 16-4 para Europa. La última victoria americana data de 2012, a cargo del Corinthians. La desproporción presenta un impulso uniformemente acelerado en el nuevo siglo. En el fútbol se agranda la brecha entre los ricos y el resto. Como en todo.
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