Es tiempo de reflexión y hora de hacer balance. Las vacaciones pueden ser el momento adecuado (a veces, el único del año) para plantearse el reciclaje o la reinvención profesional. De hecho, el 42% de los trabajadores españoles tiene intención de cambiar de empleo e, incluso, un 33% se ha presentado como candidato a alguna oferta laboral, es decir que busca de forma activa una nueva ocupación, según el último barómetro del mercado laboral elaborado por la consultora Robert Walters. Así que una vez tomada la decisión, el paréntesis estival puede servir para trazar un nuevo camino profesional que tenga cabida y largo recorrido en la nueva economía que quiere construir Europa. Y las posibilidades de éxito son mayores siempre y cuando la nueva actividad se encamine hacia los ejes vertebradores que van a transformar todo el sistema productivo: las nuevas tecnologías y la digitalización, y la transición energética. Además bajo el paraguas de una población cada vez más envejecida, que requiere atención, florecen profesiones relacionadas con la salud, el bienestar y los cuidados. A veces bastará con una capa adicional de formación (como las microcredenciales) para dar el salto profesional, otras hará falta una FP (existe una gran demanda de técnicos) e incluso estudios universitarios para los perfiles más cualificados. En este proceso de transformación tecnológica, digital y sostenible, muchos puestos de trabajo desaparecerán, otros tendrán que adaptarse y surgirán nuevas profesiones que ahora ni imaginamos. «Todas las ocupaciones se verán afectadas, pero las que están inmersas en un proceso repetitivo y predecible tienen un alto riesgo de ser sustituidas porque son fáciles de automatizar», dice Javier Miranda, responsable de Educación, Trabajo y Empleo de DigitalES (Asociación Española para la Digitalización). Sirva como ejemplo los datos de Randstad. Con la expansión de la IA en los próximos años la consultora estima que un 9,8% de empleos (2 millones) estará en riesgo de automatización, un 15,9% (3,2 millones) podrían ver incrementada su productividad y sobre el resto (15,19 millones), prácticamente 3 de cada 4, no se esperan efectos significativos. Samantha Servizio, sales manager de Transición de Carreras de Randstad, garantiza que esta nueva revolución industrial «va a generar más empleos de los que va a destruir. Serán empleos de calidad, con salarios por encima de la media ya que las compañías demandan estos perfiles y están dispuestas a pagarlos, y a mejorar condiciones con el teletrabajo, horarios flexibles…».FormaciónUna situación que obligará a muchos profesionales a reciclarse. Y hay diversas formas de hacerlo. «Cursar módulos, microcredenciales, máster, cursos de varios meses muy especializados… Un técnico cualificado que ha trabajo en una fábrica con un módulo de robótica industrial de unos meses tiene prolongada su vida laboral muchísimo. Un profesional del marketing con una capa de formación más técnica puede reciclarse en marketing digital, un contable en analítica de datos financieros… No son ingenieros y licenciados universitarios los que más se necesitan, son perfiles técnicos con una cualificación», indica Servizio. «Existen un gran oferta de cursos gratuitos, privados, público-privados para recapacitarse», afirma Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs.Las otras habilidades que cobran fuerza El conocimiento de un segundo idioma (sobre todo inglés) y el desarrollo de las conocidas habilidades blandas (‘soft skills’) son los otros puntos en los que tenemos que hacernos fuertes para competir en el mercado laboral. «La capacidad de adaptarse, de ser curioso, la agilidad para adquirir nuevos conocimientos, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, la inteligencia emocional y la resolución de problemas son competencias que miran mucho las empresas», asegura Servizio. «Las competencias personales tendrán mayor protagonismo a medida que la tecnología se desarrolla», asegura Mónica Pérez.En esta reinvención la Formación Profesional juega un papel crucial. Más de un millón de alumnos estudian hoy en la FP, desde jóvenes hasta personas mayores de 45 años en busca de nuevas oportunidades. «Permite especializarse en áreas que van a tener mucha demanda», asegura Servizio. Una gran oportunidad porque la formación continua será la tónica en este nuevo escenario laboral. «Los empleos no van a ser estáticos y monolíticos, van a requerir una formación continua, esto es la única ley que va a funcionar», asegura Miranda. «Cualquier perfil es reciclable y todos tenemos que incorporar el concepto de aprendizaje continuo, es fundamental», también cree Mónica Pérez.El sector TIC es un caladero de nuevos perfiles profesionales. Según el informe «Radiografía de empleos y sectores emergentes 2025», realizado por Infojobs y DigitalES, el empleo en estas actividades ha crecido un 47,4% en la última década en nuestro país frente al 18% del conjunto de la economía. Pero el 45% de las compañías advierten que faltan trabajadores cualificados en áreas como la inteligencia artificial, la seguridad, el análisis de datos y el ‘cloud computing’. Las necesidades de estos perfiles puramente tecnológicos y digitales es enorme. Con datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el número de especialistas TIC en España debe aumentar en más de 1,39 millones para cumplir con los objetivos de la Década Digital de la Comisión Europea. Sin embargo, entre 2019 y 2020, este número solo ha experimentado un modesto incremento del 2%. Hoy los especialistas TIC representan el 4,30% del total de trabajadores. «Después de un gran crecimiento de la demanda de estos perfiles durante los años de pandemia, ahora se ha contraído. En 2023 y 2024 se solicitaron muy determinados puestos en computación en la nube y en seguridad. Y la oferta de empleo se ha multiplicado por 12 para la IA generativa», indica Mónica Pérez. Perfiles tecnológicosHacia esas direcciones apuntan las ofertas de las empresas. «El ‘cloud computing’ es lo más solicitado porque todo se está subiendo a la nube. Necesitamos muchos profesionales para trabajar en programación, ciberseguridad, gestión de almacenamiento masivo de datos y todo lo que vaya asociado a un centro de datos, que son modelos tecnológicos muy avanzados donde trabajan muchos profesionales de muy diversas disciplinas: desde energéticos a desarrolladores de software», especifica Javier Miranda. En esta misma línea, un informe de Randstad Research de 2004 destaca que los programadores informáticos con trabajo habían aumentado un 27,2% y los analistas y diseñadores de software y multimedia un 7,5%. Según Randstad 9,8% de los empleos están en riesgo de ser automatizados por la llegada de la IALas infraestructuras de telecomunicaciones también es un foco de empleo. Somos un ‘hub’ de interconexión hacia Latinoamérica, al norte de África y a Europa; punteros en cables submarinos, en fibra óptica… «Necesitamos desde ingenieros que estén en la capa de diseño e investigación hasta gente de mantenimiento y despliegue de redes», añade Javier Miranda. Y también habrá que disponer de profesionales para desarrollar la nueva generación de dispositivos IoT, otra tecnología ya imprescindible.Y la IA, todavía con una modesta penetración en el tejido productivo, va a provocar otra revolución. «Es la vanguardia, está modificando el mapa de cómo las empresas realizan sus actividades. Necesitamos ingenieros de ‘machine learning’ y todo tipo de ocupaciones que sepan desarrollar, diseñar y manejarse con la IA. Muchos egresados de Filología Hispánica han sido reclutados por empresas tecnológicas para convertirles en desarrolladores del proceso de lenguaje natural», expone Miranda.Todas esas herramientas tecnológicas ya están calando en la industria, comercio, agricultura, ganadería, servicios… «Tecnología y digitalización es el gran transatlántico de empleo no solo en empresas tecnológicas sino también para aplicar esas herramientas en sectores tradicionales, como logística y alimentación», cree Samantha Servizio.En el sector TIC se precisan 1,39 millones de trabajadores y en renovables entre 362.000 y 560.000Así que resulta enorme la demanda de perfiles que lleven de la mano las TIC y la digitalización a lo más recóndito de nuestro modelo económico. Solo hay que mirar las ofertas de empleo. Hay ocupaciones como técnico para operar y mantener impresoras 3D y otros equipos necesarios en la fabricación aditiva; operario de maquinaria agrícola que maneje tecnología de precisión; gestor de almacenes inteligentes; responsable de comunidades digitales para fortalecer la fidelidad a una marca o experto en telemedicina. «En logística hay un auge tremendo del comercio electrónico y necesitamos expertos en ecommerce, gestores y planificadores de rutas… En marketing digital, la capacidad de conectar con el cliente es oro. Se necesitan creadores de contenido, expertos en SEO…», añade Servizio.Transición energéticaLa transición a una economía neutra en carbono ofrece un abanico de posibilidades de empleo que parecen infinitas. Abarca un vasto campo de actividades y conocimientos porque la sostenibilidad también va a calar en todos los sectores económicos. No solo se trata de desplegar plantas fotovoltaicas y parques eólicos sino también de conseguir que empresas, industrias y procesos sean más verdes y adaptarse a toda la maquinaria normativa sobre descarbonización que llega desde Bruselas. Y eso requiere hordas de talento con diferentes niveles de cualificación. Desde un instalador de paneles fotovoltaicos hasta el directivo que pueda liderar la estrategia de sostenibilidad en una empresa o abogados especializados en derecho ambiental.En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) ya prevé un aumento neto del empleo entre 362.000 y 560.000 personas por año de 2025 a 2030 para alcanzar la transición energética. Abarca muy diversas áreas: energía fotovoltaica, parques eólicos terrestres y marinos, centrales de biomasa y biogás, hidrógeno verde, autoconsumo, vehículo eléctrico, reciclaje, economía circular, investigación de nuevos materiales…Hoy día cerca de 128.000 personas trabajan en España en el sector renovable. «Esperamos un incremento en los empleos. Son puestos de trabajo de calidad, en su mayoría cualificados, vinculados a la industria, la operación y mantenimiento, la digitalización o el desarrollo de proyectos. Además, muchos de ellos se crearán en las distintas regiones, especialmente los relacionados con instalaciones distribuidas como el autoconsumo o las redes de calor renovables», apunta José María González Moya, director general de APPA Renovables.Para desplegar una economía descarbonizada necesitamos ingenieros energéticos, técnicos en instalación y mantenimiento, especialistas en digitalización, gestores de proyectos, expertos en normativa… «Uno de los grandes retos es la falta de profesionales cualificados para cubrir la demanda creciente. Perfiles intermedios, como técnicos de FP en energías renovables, instaladores de sistemas fotovoltaicos o expertos en almacenamiento, redes de calor y redes inteligentes, tienen una gran proyección y hoy no se cubren completamente», añade Moya.Los cuidadosPor último, el sector de la salud y el bienestar es otro filón de empleo. «Con una población cada vez más envejecida hay mayor conciencia sobre el cuidado personal y se disparan las necesidades de profesionales relacionados con la salud y el bienestar: médicos, enfermeras, fisioterapeutas, expertos en telemedicina, nutricionistas… Y en biotecnología y farmacia necesitamos profesionales de alta cualificación en investigación y desarrollo de todo lo que tenga que ver con la salud», concreta Servizio.«En volumen el sector de los cuidados es el que más crece», asegura Mónica Pérez. Este mismo año la Secretaría de Estado de Derechos Sociales advertía que para mantener la cobertura actual del SAAD (Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia) se necesitará 751.000 trabajadores, lo que requiere incorporar a 261.400 personas más de aquí a 2030. Hoy este sistema cuenta con 489.900 empleados. Ahora, con el descanso del verano, cuenta con tiempo de reconexión con esta larga lista de trabajos que trae la nueva economía para cambiar el chip profesional.Lecciones de evolución para reconfigurar el futuroEl salto hacia los sectores troncales de la nueva economía supone activar un viaje de recapacitación que se alargará ya durante toda nuestra vida laboral.El proceso de recapacitación de Marcos González, un joven ingeniero de IA generativa de 27 años, ha sido un salto de gigantes y uno de los muchos ejemplos que existen en el mercado. Pasó de ganarse la vida como jugador profesional en el Club Balonmano Villa de Aranda, tras haber terminado la carrera de Economía, a trabajar en una de las tecnologías más disruptoras que existen. «Empecé a aprender a programar por mi cuenta, me atraía el análisis de datos y los modelos de predicción. Al acabar mi carrera deportiva decidí dar un cambio radical», recuerda. Y así lo hizo. Un máster en Big Data y Analítica de Datos en la Escuela de Organización Industrial le cambió la vida. Fue el mejor estudiante de su promoción. Desde entonces trabaja en la empresa Logixs, que desarrolla soluciones personalizadas basadas en IA generativa.Marcos GonzálezPara explicar en qué consiste su trabajo lo ilustra con un ejemplo: ha configurado un agente conversacional que funciona como un comercial de un concesionario de coches y puede atender a un consumidor en todo el proceso de compra de un vehículo. «Podrías comprarte el coche con este asistente», asegura.Lo que más le apasiona: «Desarrollar es un proceso creativo. Es emocionante pertenecer a un sector que evoluciona tan rápido. En diez días aparecen muchísimas herramientas nuevas. Siempre tienes que mantenerte curioso y en constante aprendizaje», destaca. Un requerimiento que también tiene su recompensa, como reconoce. «En cualquier empleo tecnológico las condiciones son mejores, está mejor remunerado. Y permite trabajar desde cualquier lugar». ReprogramarseLa explosión de la burbuja inmobiliaria a finales de los años dos mil, se llevó por delante los primeros intentos de Pablo Portillo (36 años) para incorporarse al mercado de trabajo como programador. Tras unas prácticas en una gran empresa tecnológica en Berlín, la crisis en España le cerró las puertas de conseguir un empleo. Así que de sus estudios de FP en programación -«entonces se denominaba Desarrollo de aplicaciones informáticas», recuerda- dió un salto a realizar un grado en Turismo en la Universidad Complutense de Madrid. «Durante cinco años trabajé como recepcionista en varias grandes cadenas hoteleras», detalla. Hasta que cansado de turnos y horarios, volvió a reciclarse como auxiliar administrativo en una pequeña empresa inmobiliaria. «Pensé en el futuro y veía que aquella situación podía acabar cualquier día y solo tenía un puesto de administrativo. Así que empecé de nuevo a programar, dejé la empresa y realicé un ‘bootcamp’ en programación. Son cursos muy intensos de unos tres meses de duración».Pablo PortilloHoy, después de muchas reinvenciones, ha conseguido trabajar como programador para una gran consultora. Lo que pretendía en su más inocente juventud. «Me dedico a resolver las incidencias de la página web de una empresa del sector bancario y de los servicios online que presta. Poco a poco me van dando nuevos desarrollos para realizar nuevas funcionalidades», explica. Lo que más le apasiona: «No es un trabajo repetitivo, cada día te enfrentas a un nuevo reto, por eso te tienes que reciclar constantemente. Da mucha satisfacción crear un nuevo desarrollo que funciona».Silvia García (32 años) ahora es técnico en prevención de riesgos laborales. En el sector se denomina HSE Technician y trabaja para la empresa SotySolar, dedicada a instalaciones fotovoltaicas llave en mano. Pero inició su trayectoria profesional trabajando en el sector financiero mientras cursaba Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. «Después pasé a un despacho de abogados», señala. Hasta que cursó un máster en prevención de riesgos laborales por la Universidad Camilo José Cela. «Y me apasionó la construcción», un sector todavía muy masculinizado como reconoce. En la consultora Laboral Group aterrizó sobre terreno. «Trabajaba en seguridad laboral, higiene industrial, psicosociología, ergonomía aplicada, documentación obligatoria, información de novedades legales, recomendaciones para el cumplimiento de las normas, mediciones higiénicas, formaciones… Mientras buscaba y muchas empresas me contactaban por LinkedIn».Silvia GarcíaSotySolar contactó con Silvia García para crear un departamento de prevención de riesgos laborales desde cero. «Era un reto en el sector de las renovables, que está en auge. Tiene sede central en Asturias y mi puesto era para la sede de Navalcarnero, en Madrid, donde tenemos casi todos los instaladores. Y tenía que arrancar el nuevo departamento: ver cuál es la normativa que nos aplican, ponerla en marcha a través de procedimientos, ver el día a día de los trabajadores, sus riesgos, los instaladores trabajan en alturas, buscar más seguridad para ellos, los EPIS que mejor se adaptan, sus necesidades… en un sector que va a avanzar y se va a mantener». Todo un desafío al que hacer frente. Es tiempo de reflexión y hora de hacer balance. Las vacaciones pueden ser el momento adecuado (a veces, el único del año) para plantearse el reciclaje o la reinvención profesional. De hecho, el 42% de los trabajadores españoles tiene intención de cambiar de empleo e, incluso, un 33% se ha presentado como candidato a alguna oferta laboral, es decir que busca de forma activa una nueva ocupación, según el último barómetro del mercado laboral elaborado por la consultora Robert Walters. Así que una vez tomada la decisión, el paréntesis estival puede servir para trazar un nuevo camino profesional que tenga cabida y largo recorrido en la nueva economía que quiere construir Europa. Y las posibilidades de éxito son mayores siempre y cuando la nueva actividad se encamine hacia los ejes vertebradores que van a transformar todo el sistema productivo: las nuevas tecnologías y la digitalización, y la transición energética. Además bajo el paraguas de una población cada vez más envejecida, que requiere atención, florecen profesiones relacionadas con la salud, el bienestar y los cuidados. A veces bastará con una capa adicional de formación (como las microcredenciales) para dar el salto profesional, otras hará falta una FP (existe una gran demanda de técnicos) e incluso estudios universitarios para los perfiles más cualificados. En este proceso de transformación tecnológica, digital y sostenible, muchos puestos de trabajo desaparecerán, otros tendrán que adaptarse y surgirán nuevas profesiones que ahora ni imaginamos. «Todas las ocupaciones se verán afectadas, pero las que están inmersas en un proceso repetitivo y predecible tienen un alto riesgo de ser sustituidas porque son fáciles de automatizar», dice Javier Miranda, responsable de Educación, Trabajo y Empleo de DigitalES (Asociación Española para la Digitalización). Sirva como ejemplo los datos de Randstad. Con la expansión de la IA en los próximos años la consultora estima que un 9,8% de empleos (2 millones) estará en riesgo de automatización, un 15,9% (3,2 millones) podrían ver incrementada su productividad y sobre el resto (15,19 millones), prácticamente 3 de cada 4, no se esperan efectos significativos. Samantha Servizio, sales manager de Transición de Carreras de Randstad, garantiza que esta nueva revolución industrial «va a generar más empleos de los que va a destruir. Serán empleos de calidad, con salarios por encima de la media ya que las compañías demandan estos perfiles y están dispuestas a pagarlos, y a mejorar condiciones con el teletrabajo, horarios flexibles…».FormaciónUna situación que obligará a muchos profesionales a reciclarse. Y hay diversas formas de hacerlo. «Cursar módulos, microcredenciales, máster, cursos de varios meses muy especializados… Un técnico cualificado que ha trabajo en una fábrica con un módulo de robótica industrial de unos meses tiene prolongada su vida laboral muchísimo. Un profesional del marketing con una capa de formación más técnica puede reciclarse en marketing digital, un contable en analítica de datos financieros… No son ingenieros y licenciados universitarios los que más se necesitan, son perfiles técnicos con una cualificación», indica Servizio. «Existen un gran oferta de cursos gratuitos, privados, público-privados para recapacitarse», afirma Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs.Las otras habilidades que cobran fuerza El conocimiento de un segundo idioma (sobre todo inglés) y el desarrollo de las conocidas habilidades blandas (‘soft skills’) son los otros puntos en los que tenemos que hacernos fuertes para competir en el mercado laboral. «La capacidad de adaptarse, de ser curioso, la agilidad para adquirir nuevos conocimientos, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, la inteligencia emocional y la resolución de problemas son competencias que miran mucho las empresas», asegura Servizio. «Las competencias personales tendrán mayor protagonismo a medida que la tecnología se desarrolla», asegura Mónica Pérez.En esta reinvención la Formación Profesional juega un papel crucial. Más de un millón de alumnos estudian hoy en la FP, desde jóvenes hasta personas mayores de 45 años en busca de nuevas oportunidades. «Permite especializarse en áreas que van a tener mucha demanda», asegura Servizio. Una gran oportunidad porque la formación continua será la tónica en este nuevo escenario laboral. «Los empleos no van a ser estáticos y monolíticos, van a requerir una formación continua, esto es la única ley que va a funcionar», asegura Miranda. «Cualquier perfil es reciclable y todos tenemos que incorporar el concepto de aprendizaje continuo, es fundamental», también cree Mónica Pérez.El sector TIC es un caladero de nuevos perfiles profesionales. Según el informe «Radiografía de empleos y sectores emergentes 2025», realizado por Infojobs y DigitalES, el empleo en estas actividades ha crecido un 47,4% en la última década en nuestro país frente al 18% del conjunto de la economía. Pero el 45% de las compañías advierten que faltan trabajadores cualificados en áreas como la inteligencia artificial, la seguridad, el análisis de datos y el ‘cloud computing’. Las necesidades de estos perfiles puramente tecnológicos y digitales es enorme. Con datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el número de especialistas TIC en España debe aumentar en más de 1,39 millones para cumplir con los objetivos de la Década Digital de la Comisión Europea. Sin embargo, entre 2019 y 2020, este número solo ha experimentado un modesto incremento del 2%. Hoy los especialistas TIC representan el 4,30% del total de trabajadores. «Después de un gran crecimiento de la demanda de estos perfiles durante los años de pandemia, ahora se ha contraído. En 2023 y 2024 se solicitaron muy determinados puestos en computación en la nube y en seguridad. Y la oferta de empleo se ha multiplicado por 12 para la IA generativa», indica Mónica Pérez. Perfiles tecnológicosHacia esas direcciones apuntan las ofertas de las empresas. «El ‘cloud computing’ es lo más solicitado porque todo se está subiendo a la nube. Necesitamos muchos profesionales para trabajar en programación, ciberseguridad, gestión de almacenamiento masivo de datos y todo lo que vaya asociado a un centro de datos, que son modelos tecnológicos muy avanzados donde trabajan muchos profesionales de muy diversas disciplinas: desde energéticos a desarrolladores de software», especifica Javier Miranda. En esta misma línea, un informe de Randstad Research de 2004 destaca que los programadores informáticos con trabajo habían aumentado un 27,2% y los analistas y diseñadores de software y multimedia un 7,5%. Según Randstad 9,8% de los empleos están en riesgo de ser automatizados por la llegada de la IALas infraestructuras de telecomunicaciones también es un foco de empleo. Somos un ‘hub’ de interconexión hacia Latinoamérica, al norte de África y a Europa; punteros en cables submarinos, en fibra óptica… «Necesitamos desde ingenieros que estén en la capa de diseño e investigación hasta gente de mantenimiento y despliegue de redes», añade Javier Miranda. Y también habrá que disponer de profesionales para desarrollar la nueva generación de dispositivos IoT, otra tecnología ya imprescindible.Y la IA, todavía con una modesta penetración en el tejido productivo, va a provocar otra revolución. «Es la vanguardia, está modificando el mapa de cómo las empresas realizan sus actividades. Necesitamos ingenieros de ‘machine learning’ y todo tipo de ocupaciones que sepan desarrollar, diseñar y manejarse con la IA. Muchos egresados de Filología Hispánica han sido reclutados por empresas tecnológicas para convertirles en desarrolladores del proceso de lenguaje natural», expone Miranda.Todas esas herramientas tecnológicas ya están calando en la industria, comercio, agricultura, ganadería, servicios… «Tecnología y digitalización es el gran transatlántico de empleo no solo en empresas tecnológicas sino también para aplicar esas herramientas en sectores tradicionales, como logística y alimentación», cree Samantha Servizio.En el sector TIC se precisan 1,39 millones de trabajadores y en renovables entre 362.000 y 560.000Así que resulta enorme la demanda de perfiles que lleven de la mano las TIC y la digitalización a lo más recóndito de nuestro modelo económico. Solo hay que mirar las ofertas de empleo. Hay ocupaciones como técnico para operar y mantener impresoras 3D y otros equipos necesarios en la fabricación aditiva; operario de maquinaria agrícola que maneje tecnología de precisión; gestor de almacenes inteligentes; responsable de comunidades digitales para fortalecer la fidelidad a una marca o experto en telemedicina. «En logística hay un auge tremendo del comercio electrónico y necesitamos expertos en ecommerce, gestores y planificadores de rutas… En marketing digital, la capacidad de conectar con el cliente es oro. Se necesitan creadores de contenido, expertos en SEO…», añade Servizio.Transición energéticaLa transición a una economía neutra en carbono ofrece un abanico de posibilidades de empleo que parecen infinitas. Abarca un vasto campo de actividades y conocimientos porque la sostenibilidad también va a calar en todos los sectores económicos. No solo se trata de desplegar plantas fotovoltaicas y parques eólicos sino también de conseguir que empresas, industrias y procesos sean más verdes y adaptarse a toda la maquinaria normativa sobre descarbonización que llega desde Bruselas. Y eso requiere hordas de talento con diferentes niveles de cualificación. Desde un instalador de paneles fotovoltaicos hasta el directivo que pueda liderar la estrategia de sostenibilidad en una empresa o abogados especializados en derecho ambiental.En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) ya prevé un aumento neto del empleo entre 362.000 y 560.000 personas por año de 2025 a 2030 para alcanzar la transición energética. Abarca muy diversas áreas: energía fotovoltaica, parques eólicos terrestres y marinos, centrales de biomasa y biogás, hidrógeno verde, autoconsumo, vehículo eléctrico, reciclaje, economía circular, investigación de nuevos materiales…Hoy día cerca de 128.000 personas trabajan en España en el sector renovable. «Esperamos un incremento en los empleos. Son puestos de trabajo de calidad, en su mayoría cualificados, vinculados a la industria, la operación y mantenimiento, la digitalización o el desarrollo de proyectos. Además, muchos de ellos se crearán en las distintas regiones, especialmente los relacionados con instalaciones distribuidas como el autoconsumo o las redes de calor renovables», apunta José María González Moya, director general de APPA Renovables.Para desplegar una economía descarbonizada necesitamos ingenieros energéticos, técnicos en instalación y mantenimiento, especialistas en digitalización, gestores de proyectos, expertos en normativa… «Uno de los grandes retos es la falta de profesionales cualificados para cubrir la demanda creciente. Perfiles intermedios, como técnicos de FP en energías renovables, instaladores de sistemas fotovoltaicos o expertos en almacenamiento, redes de calor y redes inteligentes, tienen una gran proyección y hoy no se cubren completamente», añade Moya.Los cuidadosPor último, el sector de la salud y el bienestar es otro filón de empleo. «Con una población cada vez más envejecida hay mayor conciencia sobre el cuidado personal y se disparan las necesidades de profesionales relacionados con la salud y el bienestar: médicos, enfermeras, fisioterapeutas, expertos en telemedicina, nutricionistas… Y en biotecnología y farmacia necesitamos profesionales de alta cualificación en investigación y desarrollo de todo lo que tenga que ver con la salud», concreta Servizio.«En volumen el sector de los cuidados es el que más crece», asegura Mónica Pérez. Este mismo año la Secretaría de Estado de Derechos Sociales advertía que para mantener la cobertura actual del SAAD (Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia) se necesitará 751.000 trabajadores, lo que requiere incorporar a 261.400 personas más de aquí a 2030. Hoy este sistema cuenta con 489.900 empleados. Ahora, con el descanso del verano, cuenta con tiempo de reconexión con esta larga lista de trabajos que trae la nueva economía para cambiar el chip profesional.Lecciones de evolución para reconfigurar el futuroEl salto hacia los sectores troncales de la nueva economía supone activar un viaje de recapacitación que se alargará ya durante toda nuestra vida laboral.El proceso de recapacitación de Marcos González, un joven ingeniero de IA generativa de 27 años, ha sido un salto de gigantes y uno de los muchos ejemplos que existen en el mercado. Pasó de ganarse la vida como jugador profesional en el Club Balonmano Villa de Aranda, tras haber terminado la carrera de Economía, a trabajar en una de las tecnologías más disruptoras que existen. «Empecé a aprender a programar por mi cuenta, me atraía el análisis de datos y los modelos de predicción. Al acabar mi carrera deportiva decidí dar un cambio radical», recuerda. Y así lo hizo. Un máster en Big Data y Analítica de Datos en la Escuela de Organización Industrial le cambió la vida. Fue el mejor estudiante de su promoción. Desde entonces trabaja en la empresa Logixs, que desarrolla soluciones personalizadas basadas en IA generativa.Marcos GonzálezPara explicar en qué consiste su trabajo lo ilustra con un ejemplo: ha configurado un agente conversacional que funciona como un comercial de un concesionario de coches y puede atender a un consumidor en todo el proceso de compra de un vehículo. «Podrías comprarte el coche con este asistente», asegura.Lo que más le apasiona: «Desarrollar es un proceso creativo. Es emocionante pertenecer a un sector que evoluciona tan rápido. En diez días aparecen muchísimas herramientas nuevas. Siempre tienes que mantenerte curioso y en constante aprendizaje», destaca. Un requerimiento que también tiene su recompensa, como reconoce. «En cualquier empleo tecnológico las condiciones son mejores, está mejor remunerado. Y permite trabajar desde cualquier lugar». ReprogramarseLa explosión de la burbuja inmobiliaria a finales de los años dos mil, se llevó por delante los primeros intentos de Pablo Portillo (36 años) para incorporarse al mercado de trabajo como programador. Tras unas prácticas en una gran empresa tecnológica en Berlín, la crisis en España le cerró las puertas de conseguir un empleo. Así que de sus estudios de FP en programación -«entonces se denominaba Desarrollo de aplicaciones informáticas», recuerda- dió un salto a realizar un grado en Turismo en la Universidad Complutense de Madrid. «Durante cinco años trabajé como recepcionista en varias grandes cadenas hoteleras», detalla. Hasta que cansado de turnos y horarios, volvió a reciclarse como auxiliar administrativo en una pequeña empresa inmobiliaria. «Pensé en el futuro y veía que aquella situación podía acabar cualquier día y solo tenía un puesto de administrativo. Así que empecé de nuevo a programar, dejé la empresa y realicé un ‘bootcamp’ en programación. Son cursos muy intensos de unos tres meses de duración».Pablo PortilloHoy, después de muchas reinvenciones, ha conseguido trabajar como programador para una gran consultora. Lo que pretendía en su más inocente juventud. «Me dedico a resolver las incidencias de la página web de una empresa del sector bancario y de los servicios online que presta. Poco a poco me van dando nuevos desarrollos para realizar nuevas funcionalidades», explica. Lo que más le apasiona: «No es un trabajo repetitivo, cada día te enfrentas a un nuevo reto, por eso te tienes que reciclar constantemente. Da mucha satisfacción crear un nuevo desarrollo que funciona».Silvia García (32 años) ahora es técnico en prevención de riesgos laborales. En el sector se denomina HSE Technician y trabaja para la empresa SotySolar, dedicada a instalaciones fotovoltaicas llave en mano. Pero inició su trayectoria profesional trabajando en el sector financiero mientras cursaba Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. «Después pasé a un despacho de abogados», señala. Hasta que cursó un máster en prevención de riesgos laborales por la Universidad Camilo José Cela. «Y me apasionó la construcción», un sector todavía muy masculinizado como reconoce. En la consultora Laboral Group aterrizó sobre terreno. «Trabajaba en seguridad laboral, higiene industrial, psicosociología, ergonomía aplicada, documentación obligatoria, información de novedades legales, recomendaciones para el cumplimiento de las normas, mediciones higiénicas, formaciones… Mientras buscaba y muchas empresas me contactaban por LinkedIn».Silvia GarcíaSotySolar contactó con Silvia García para crear un departamento de prevención de riesgos laborales desde cero. «Era un reto en el sector de las renovables, que está en auge. Tiene sede central en Asturias y mi puesto era para la sede de Navalcarnero, en Madrid, donde tenemos casi todos los instaladores. Y tenía que arrancar el nuevo departamento: ver cuál es la normativa que nos aplican, ponerla en marcha a través de procedimientos, ver el día a día de los trabajadores, sus riesgos, los instaladores trabajan en alturas, buscar más seguridad para ellos, los EPIS que mejor se adaptan, sus necesidades… en un sector que va a avanzar y se va a mantener». Todo un desafío al que hacer frente. Es tiempo de reflexión y hora de hacer balance. Las vacaciones pueden ser el momento adecuado (a veces, el único del año) para plantearse el reciclaje o la reinvención profesional. De hecho, el 42% de los trabajadores españoles tiene intención de cambiar de empleo e, incluso, un 33% se ha presentado como candidato a alguna oferta laboral, es decir que busca de forma activa una nueva ocupación, según el último barómetro del mercado laboral elaborado por la consultora Robert Walters. Así que una vez tomada la decisión, el paréntesis estival puede servir para trazar un nuevo camino profesional que tenga cabida y largo recorrido en la nueva economía que quiere construir Europa. Y las posibilidades de éxito son mayores siempre y cuando la nueva actividad se encamine hacia los ejes vertebradores que van a transformar todo el sistema productivo: las nuevas tecnologías y la digitalización, y la transición energética. Además bajo el paraguas de una población cada vez más envejecida, que requiere atención, florecen profesiones relacionadas con la salud, el bienestar y los cuidados. A veces bastará con una capa adicional de formación (como las microcredenciales) para dar el salto profesional, otras hará falta una FP (existe una gran demanda de técnicos) e incluso estudios universitarios para los perfiles más cualificados. En este proceso de transformación tecnológica, digital y sostenible, muchos puestos de trabajo desaparecerán, otros tendrán que adaptarse y surgirán nuevas profesiones que ahora ni imaginamos. «Todas las ocupaciones se verán afectadas, pero las que están inmersas en un proceso repetitivo y predecible tienen un alto riesgo de ser sustituidas porque son fáciles de automatizar», dice Javier Miranda, responsable de Educación, Trabajo y Empleo de DigitalES (Asociación Española para la Digitalización). Sirva como ejemplo los datos de Randstad. Con la expansión de la IA en los próximos años la consultora estima que un 9,8% de empleos (2 millones) estará en riesgo de automatización, un 15,9% (3,2 millones) podrían ver incrementada su productividad y sobre el resto (15,19 millones), prácticamente 3 de cada 4, no se esperan efectos significativos. Samantha Servizio, sales manager de Transición de Carreras de Randstad, garantiza que esta nueva revolución industrial «va a generar más empleos de los que va a destruir. Serán empleos de calidad, con salarios por encima de la media ya que las compañías demandan estos perfiles y están dispuestas a pagarlos, y a mejorar condiciones con el teletrabajo, horarios flexibles…».FormaciónUna situación que obligará a muchos profesionales a reciclarse. Y hay diversas formas de hacerlo. «Cursar módulos, microcredenciales, máster, cursos de varios meses muy especializados… Un técnico cualificado que ha trabajo en una fábrica con un módulo de robótica industrial de unos meses tiene prolongada su vida laboral muchísimo. Un profesional del marketing con una capa de formación más técnica puede reciclarse en marketing digital, un contable en analítica de datos financieros… No son ingenieros y licenciados universitarios los que más se necesitan, son perfiles técnicos con una cualificación», indica Servizio. «Existen un gran oferta de cursos gratuitos, privados, público-privados para recapacitarse», afirma Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs.Las otras habilidades que cobran fuerza El conocimiento de un segundo idioma (sobre todo inglés) y el desarrollo de las conocidas habilidades blandas (‘soft skills’) son los otros puntos en los que tenemos que hacernos fuertes para competir en el mercado laboral. «La capacidad de adaptarse, de ser curioso, la agilidad para adquirir nuevos conocimientos, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, la inteligencia emocional y la resolución de problemas son competencias que miran mucho las empresas», asegura Servizio. «Las competencias personales tendrán mayor protagonismo a medida que la tecnología se desarrolla», asegura Mónica Pérez.En esta reinvención la Formación Profesional juega un papel crucial. Más de un millón de alumnos estudian hoy en la FP, desde jóvenes hasta personas mayores de 45 años en busca de nuevas oportunidades. «Permite especializarse en áreas que van a tener mucha demanda», asegura Servizio. Una gran oportunidad porque la formación continua será la tónica en este nuevo escenario laboral. «Los empleos no van a ser estáticos y monolíticos, van a requerir una formación continua, esto es la única ley que va a funcionar», asegura Miranda. «Cualquier perfil es reciclable y todos tenemos que incorporar el concepto de aprendizaje continuo, es fundamental», también cree Mónica Pérez.El sector TIC es un caladero de nuevos perfiles profesionales. Según el informe «Radiografía de empleos y sectores emergentes 2025», realizado por Infojobs y DigitalES, el empleo en estas actividades ha crecido un 47,4% en la última década en nuestro país frente al 18% del conjunto de la economía. Pero el 45% de las compañías advierten que faltan trabajadores cualificados en áreas como la inteligencia artificial, la seguridad, el análisis de datos y el ‘cloud computing’. Las necesidades de estos perfiles puramente tecnológicos y digitales es enorme. Con datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el número de especialistas TIC en España debe aumentar en más de 1,39 millones para cumplir con los objetivos de la Década Digital de la Comisión Europea. Sin embargo, entre 2019 y 2020, este número solo ha experimentado un modesto incremento del 2%. Hoy los especialistas TIC representan el 4,30% del total de trabajadores. «Después de un gran crecimiento de la demanda de estos perfiles durante los años de pandemia, ahora se ha contraído. En 2023 y 2024 se solicitaron muy determinados puestos en computación en la nube y en seguridad. Y la oferta de empleo se ha multiplicado por 12 para la IA generativa», indica Mónica Pérez. Perfiles tecnológicosHacia esas direcciones apuntan las ofertas de las empresas. «El ‘cloud computing’ es lo más solicitado porque todo se está subiendo a la nube. Necesitamos muchos profesionales para trabajar en programación, ciberseguridad, gestión de almacenamiento masivo de datos y todo lo que vaya asociado a un centro de datos, que son modelos tecnológicos muy avanzados donde trabajan muchos profesionales de muy diversas disciplinas: desde energéticos a desarrolladores de software», especifica Javier Miranda. En esta misma línea, un informe de Randstad Research de 2004 destaca que los programadores informáticos con trabajo habían aumentado un 27,2% y los analistas y diseñadores de software y multimedia un 7,5%. Según Randstad 9,8% de los empleos están en riesgo de ser automatizados por la llegada de la IALas infraestructuras de telecomunicaciones también es un foco de empleo. Somos un ‘hub’ de interconexión hacia Latinoamérica, al norte de África y a Europa; punteros en cables submarinos, en fibra óptica… «Necesitamos desde ingenieros que estén en la capa de diseño e investigación hasta gente de mantenimiento y despliegue de redes», añade Javier Miranda. Y también habrá que disponer de profesionales para desarrollar la nueva generación de dispositivos IoT, otra tecnología ya imprescindible.Y la IA, todavía con una modesta penetración en el tejido productivo, va a provocar otra revolución. «Es la vanguardia, está modificando el mapa de cómo las empresas realizan sus actividades. Necesitamos ingenieros de ‘machine learning’ y todo tipo de ocupaciones que sepan desarrollar, diseñar y manejarse con la IA. Muchos egresados de Filología Hispánica han sido reclutados por empresas tecnológicas para convertirles en desarrolladores del proceso de lenguaje natural», expone Miranda.Todas esas herramientas tecnológicas ya están calando en la industria, comercio, agricultura, ganadería, servicios… «Tecnología y digitalización es el gran transatlántico de empleo no solo en empresas tecnológicas sino también para aplicar esas herramientas en sectores tradicionales, como logística y alimentación», cree Samantha Servizio.En el sector TIC se precisan 1,39 millones de trabajadores y en renovables entre 362.000 y 560.000Así que resulta enorme la demanda de perfiles que lleven de la mano las TIC y la digitalización a lo más recóndito de nuestro modelo económico. Solo hay que mirar las ofertas de empleo. Hay ocupaciones como técnico para operar y mantener impresoras 3D y otros equipos necesarios en la fabricación aditiva; operario de maquinaria agrícola que maneje tecnología de precisión; gestor de almacenes inteligentes; responsable de comunidades digitales para fortalecer la fidelidad a una marca o experto en telemedicina. «En logística hay un auge tremendo del comercio electrónico y necesitamos expertos en ecommerce, gestores y planificadores de rutas… En marketing digital, la capacidad de conectar con el cliente es oro. Se necesitan creadores de contenido, expertos en SEO…», añade Servizio.Transición energéticaLa transición a una economía neutra en carbono ofrece un abanico de posibilidades de empleo que parecen infinitas. Abarca un vasto campo de actividades y conocimientos porque la sostenibilidad también va a calar en todos los sectores económicos. No solo se trata de desplegar plantas fotovoltaicas y parques eólicos sino también de conseguir que empresas, industrias y procesos sean más verdes y adaptarse a toda la maquinaria normativa sobre descarbonización que llega desde Bruselas. Y eso requiere hordas de talento con diferentes niveles de cualificación. Desde un instalador de paneles fotovoltaicos hasta el directivo que pueda liderar la estrategia de sostenibilidad en una empresa o abogados especializados en derecho ambiental.En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) ya prevé un aumento neto del empleo entre 362.000 y 560.000 personas por año de 2025 a 2030 para alcanzar la transición energética. Abarca muy diversas áreas: energía fotovoltaica, parques eólicos terrestres y marinos, centrales de biomasa y biogás, hidrógeno verde, autoconsumo, vehículo eléctrico, reciclaje, economía circular, investigación de nuevos materiales…Hoy día cerca de 128.000 personas trabajan en España en el sector renovable. «Esperamos un incremento en los empleos. Son puestos de trabajo de calidad, en su mayoría cualificados, vinculados a la industria, la operación y mantenimiento, la digitalización o el desarrollo de proyectos. Además, muchos de ellos se crearán en las distintas regiones, especialmente los relacionados con instalaciones distribuidas como el autoconsumo o las redes de calor renovables», apunta José María González Moya, director general de APPA Renovables.Para desplegar una economía descarbonizada necesitamos ingenieros energéticos, técnicos en instalación y mantenimiento, especialistas en digitalización, gestores de proyectos, expertos en normativa… «Uno de los grandes retos es la falta de profesionales cualificados para cubrir la demanda creciente. Perfiles intermedios, como técnicos de FP en energías renovables, instaladores de sistemas fotovoltaicos o expertos en almacenamiento, redes de calor y redes inteligentes, tienen una gran proyección y hoy no se cubren completamente», añade Moya.Los cuidadosPor último, el sector de la salud y el bienestar es otro filón de empleo. «Con una población cada vez más envejecida hay mayor conciencia sobre el cuidado personal y se disparan las necesidades de profesionales relacionados con la salud y el bienestar: médicos, enfermeras, fisioterapeutas, expertos en telemedicina, nutricionistas… Y en biotecnología y farmacia necesitamos profesionales de alta cualificación en investigación y desarrollo de todo lo que tenga que ver con la salud», concreta Servizio.«En volumen el sector de los cuidados es el que más crece», asegura Mónica Pérez. Este mismo año la Secretaría de Estado de Derechos Sociales advertía que para mantener la cobertura actual del SAAD (Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia) se necesitará 751.000 trabajadores, lo que requiere incorporar a 261.400 personas más de aquí a 2030. Hoy este sistema cuenta con 489.900 empleados. Ahora, con el descanso del verano, cuenta con tiempo de reconexión con esta larga lista de trabajos que trae la nueva economía para cambiar el chip profesional.Lecciones de evolución para reconfigurar el futuroEl salto hacia los sectores troncales de la nueva economía supone activar un viaje de recapacitación que se alargará ya durante toda nuestra vida laboral.El proceso de recapacitación de Marcos González, un joven ingeniero de IA generativa de 27 años, ha sido un salto de gigantes y uno de los muchos ejemplos que existen en el mercado. Pasó de ganarse la vida como jugador profesional en el Club Balonmano Villa de Aranda, tras haber terminado la carrera de Economía, a trabajar en una de las tecnologías más disruptoras que existen. «Empecé a aprender a programar por mi cuenta, me atraía el análisis de datos y los modelos de predicción. Al acabar mi carrera deportiva decidí dar un cambio radical», recuerda. Y así lo hizo. Un máster en Big Data y Analítica de Datos en la Escuela de Organización Industrial le cambió la vida. Fue el mejor estudiante de su promoción. Desde entonces trabaja en la empresa Logixs, que desarrolla soluciones personalizadas basadas en IA generativa.Marcos GonzálezPara explicar en qué consiste su trabajo lo ilustra con un ejemplo: ha configurado un agente conversacional que funciona como un comercial de un concesionario de coches y puede atender a un consumidor en todo el proceso de compra de un vehículo. «Podrías comprarte el coche con este asistente», asegura.Lo que más le apasiona: «Desarrollar es un proceso creativo. Es emocionante pertenecer a un sector que evoluciona tan rápido. En diez días aparecen muchísimas herramientas nuevas. Siempre tienes que mantenerte curioso y en constante aprendizaje», destaca. Un requerimiento que también tiene su recompensa, como reconoce. «En cualquier empleo tecnológico las condiciones son mejores, está mejor remunerado. Y permite trabajar desde cualquier lugar». ReprogramarseLa explosión de la burbuja inmobiliaria a finales de los años dos mil, se llevó por delante los primeros intentos de Pablo Portillo (36 años) para incorporarse al mercado de trabajo como programador. Tras unas prácticas en una gran empresa tecnológica en Berlín, la crisis en España le cerró las puertas de conseguir un empleo. Así que de sus estudios de FP en programación -«entonces se denominaba Desarrollo de aplicaciones informáticas», recuerda- dió un salto a realizar un grado en Turismo en la Universidad Complutense de Madrid. «Durante cinco años trabajé como recepcionista en varias grandes cadenas hoteleras», detalla. Hasta que cansado de turnos y horarios, volvió a reciclarse como auxiliar administrativo en una pequeña empresa inmobiliaria. «Pensé en el futuro y veía que aquella situación podía acabar cualquier día y solo tenía un puesto de administrativo. Así que empecé de nuevo a programar, dejé la empresa y realicé un ‘bootcamp’ en programación. Son cursos muy intensos de unos tres meses de duración».Pablo PortilloHoy, después de muchas reinvenciones, ha conseguido trabajar como programador para una gran consultora. Lo que pretendía en su más inocente juventud. «Me dedico a resolver las incidencias de la página web de una empresa del sector bancario y de los servicios online que presta. Poco a poco me van dando nuevos desarrollos para realizar nuevas funcionalidades», explica. Lo que más le apasiona: «No es un trabajo repetitivo, cada día te enfrentas a un nuevo reto, por eso te tienes que reciclar constantemente. Da mucha satisfacción crear un nuevo desarrollo que funciona».Silvia García (32 años) ahora es técnico en prevención de riesgos laborales. En el sector se denomina HSE Technician y trabaja para la empresa SotySolar, dedicada a instalaciones fotovoltaicas llave en mano. Pero inició su trayectoria profesional trabajando en el sector financiero mientras cursaba Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. «Después pasé a un despacho de abogados», señala. Hasta que cursó un máster en prevención de riesgos laborales por la Universidad Camilo José Cela. «Y me apasionó la construcción», un sector todavía muy masculinizado como reconoce. En la consultora Laboral Group aterrizó sobre terreno. «Trabajaba en seguridad laboral, higiene industrial, psicosociología, ergonomía aplicada, documentación obligatoria, información de novedades legales, recomendaciones para el cumplimiento de las normas, mediciones higiénicas, formaciones… Mientras buscaba y muchas empresas me contactaban por LinkedIn».Silvia GarcíaSotySolar contactó con Silvia García para crear un departamento de prevención de riesgos laborales desde cero. «Era un reto en el sector de las renovables, que está en auge. Tiene sede central en Asturias y mi puesto era para la sede de Navalcarnero, en Madrid, donde tenemos casi todos los instaladores. Y tenía que arrancar el nuevo departamento: ver cuál es la normativa que nos aplican, ponerla en marcha a través de procedimientos, ver el día a día de los trabajadores, sus riesgos, los instaladores trabajan en alturas, buscar más seguridad para ellos, los EPIS que mejor se adaptan, sus necesidades… en un sector que va a avanzar y se va a mantener». Todo un desafío al que hacer frente. RSS de noticias de economia
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