Invitándose a sí mismo a una visita a las obras de la Reserva Federal, en medio de presiones para que su presidente baje los tipos o dimita, Donald Trump se presentó este jueves con casco blanco y unos papeles en el bolsillo de la chaqueta. Jerome Powell, el anfitrión a su pesar, lo fue guiando con cara de circunstancia y el aire de quien preferiría estar en cualquier otro sitio.En plena visita, entre andamios y paneles de madera, Trump lanzó una de sus habituales andanadas: le recriminó a Powell los sobrecostes de la obra . Le hablaba no solo como presidente, sino también como empresario de la construcción y, sobre todo, como estrella de la telerrealidad. De todas sus destrezas echó mano Trump en ese paseo por los pasillos en obras de la Fed.La conversación fue, por describirla de algún modo, tensa . Powell, más bajo que Trump, más encogido en su traje y corbata oscuros, con su casco blanco calado, negaba con la cabeza visiblemente incómodo.Trump: Parece que son unos 3.100 millones de dólares.Powell: No tengo constancia de eso.Trump: Acaba de salir.Powell: Acaban de añadir un tercer edificio.Trump: Es un edificio que se está construyendo.Powell: Se construyó hace cinco años.Para intentar zanjar la discusión, Trump se sacó un documento con los sobrecostes del bolsillo y se lo entregó en mano. Powell se mantuvo en que no habría sobrecostes.La escena quedó registrada por las cámaras: el presidente, con traje azul y gruesa corbata fucsia, enfrentado en directo a quien aún encabeza la política monetaria del país. Powell, visiblemente incómodo, sostenía sus propios papeles con cifras y trataba de mantener un tono técnico. Trump, en cambio, recurrió a su manual de promotor inmobiliario: «¿Qué haría yo con un gestor que se pasa del presupuesto? Lo despediría», sentenció, sin mirarle directamente .La Reserva Federal está llevando a cabo una renovación presupuestada inicialmente en 2.500 millones de dólares en su sede central de Washington, que incluye el histórico edificio Eccles y otro en la Avenida de la Constitución. Las obras comenzaron en torno a 2022 y se prevé que concluyan a finales de 2027. El proyecto, según Powell, busca modernizar unas instalaciones envejecidas , mejorar la seguridad y accesibilidad, y centralizar operaciones actualmente dispersas.Entre los trabajos destacan la renovación integral de sistemas eléctricos, fontanería, climatización y seguridad contra incendios, así como la retirada de materiales contaminantes como asbesto y plomo. También se realizan complejas obras subterráneas, complicadas por las condiciones geológicas del terreno y las restricciones urbanísticas de la capital. Una renovación de fondo que, por ejemplo, no le vendría mal a la propia Casa Blanca, a solo unas manzanas de distancia.El coste ha generado críticas, sobre todo de Trump, que acusa a la Fed de sobrecostes y mala gestión .La escena, más propia de un episodio de telerrealidad política que de una inspección presidencial, refleja algo más profundo: l a tensión latente entre la Casa Blanca y la Reserva Federal, justo cuando Trump presiona para una bajada urgente de los tipos de interés.En su improvisada intervención ante los periodistas, Trump declaró que el proyecto «probablemente nunca debió empezar» y criticó su lentitud: «Esto va a tardar mucho más».Acto seguido, desvió la atención hacia su política comercial. Aseguró que Japón aceptó invertir 550.000 millones de dólares como parte de un nuevo acuerdo bilateral, al que llamó «dinero semilla». Se atribuyó haber conseguido tarifas del 0% para EE.UU. y del 15% para las exportaciones japonesas. Todo eso, justo antes de volver a mirar a Powell: «El país va muy bien… pero si bajaran los tipos, iría aún mejor».Fue, en resumen, otro momento Trump. De los que logran, al menos por unas horas, que Washington deje de hablar del caso Epstein y del bloqueo a la publicación de sus archivos.El mandato de Powell acaba en mayo de 2026 . Invitándose a sí mismo a una visita a las obras de la Reserva Federal, en medio de presiones para que su presidente baje los tipos o dimita, Donald Trump se presentó este jueves con casco blanco y unos papeles en el bolsillo de la chaqueta. Jerome Powell, el anfitrión a su pesar, lo fue guiando con cara de circunstancia y el aire de quien preferiría estar en cualquier otro sitio.En plena visita, entre andamios y paneles de madera, Trump lanzó una de sus habituales andanadas: le recriminó a Powell los sobrecostes de la obra . Le hablaba no solo como presidente, sino también como empresario de la construcción y, sobre todo, como estrella de la telerrealidad. De todas sus destrezas echó mano Trump en ese paseo por los pasillos en obras de la Fed.La conversación fue, por describirla de algún modo, tensa . Powell, más bajo que Trump, más encogido en su traje y corbata oscuros, con su casco blanco calado, negaba con la cabeza visiblemente incómodo.Trump: Parece que son unos 3.100 millones de dólares.Powell: No tengo constancia de eso.Trump: Acaba de salir.Powell: Acaban de añadir un tercer edificio.Trump: Es un edificio que se está construyendo.Powell: Se construyó hace cinco años.Para intentar zanjar la discusión, Trump se sacó un documento con los sobrecostes del bolsillo y se lo entregó en mano. Powell se mantuvo en que no habría sobrecostes.La escena quedó registrada por las cámaras: el presidente, con traje azul y gruesa corbata fucsia, enfrentado en directo a quien aún encabeza la política monetaria del país. Powell, visiblemente incómodo, sostenía sus propios papeles con cifras y trataba de mantener un tono técnico. Trump, en cambio, recurrió a su manual de promotor inmobiliario: «¿Qué haría yo con un gestor que se pasa del presupuesto? Lo despediría», sentenció, sin mirarle directamente .La Reserva Federal está llevando a cabo una renovación presupuestada inicialmente en 2.500 millones de dólares en su sede central de Washington, que incluye el histórico edificio Eccles y otro en la Avenida de la Constitución. Las obras comenzaron en torno a 2022 y se prevé que concluyan a finales de 2027. El proyecto, según Powell, busca modernizar unas instalaciones envejecidas , mejorar la seguridad y accesibilidad, y centralizar operaciones actualmente dispersas.Entre los trabajos destacan la renovación integral de sistemas eléctricos, fontanería, climatización y seguridad contra incendios, así como la retirada de materiales contaminantes como asbesto y plomo. También se realizan complejas obras subterráneas, complicadas por las condiciones geológicas del terreno y las restricciones urbanísticas de la capital. Una renovación de fondo que, por ejemplo, no le vendría mal a la propia Casa Blanca, a solo unas manzanas de distancia.El coste ha generado críticas, sobre todo de Trump, que acusa a la Fed de sobrecostes y mala gestión .La escena, más propia de un episodio de telerrealidad política que de una inspección presidencial, refleja algo más profundo: l a tensión latente entre la Casa Blanca y la Reserva Federal, justo cuando Trump presiona para una bajada urgente de los tipos de interés.En su improvisada intervención ante los periodistas, Trump declaró que el proyecto «probablemente nunca debió empezar» y criticó su lentitud: «Esto va a tardar mucho más».Acto seguido, desvió la atención hacia su política comercial. Aseguró que Japón aceptó invertir 550.000 millones de dólares como parte de un nuevo acuerdo bilateral, al que llamó «dinero semilla». Se atribuyó haber conseguido tarifas del 0% para EE.UU. y del 15% para las exportaciones japonesas. Todo eso, justo antes de volver a mirar a Powell: «El país va muy bien… pero si bajaran los tipos, iría aún mejor».Fue, en resumen, otro momento Trump. De los que logran, al menos por unas horas, que Washington deje de hablar del caso Epstein y del bloqueo a la publicación de sus archivos.El mandato de Powell acaba en mayo de 2026 . Invitándose a sí mismo a una visita a las obras de la Reserva Federal, en medio de presiones para que su presidente baje los tipos o dimita, Donald Trump se presentó este jueves con casco blanco y unos papeles en el bolsillo de la chaqueta. Jerome Powell, el anfitrión a su pesar, lo fue guiando con cara de circunstancia y el aire de quien preferiría estar en cualquier otro sitio.En plena visita, entre andamios y paneles de madera, Trump lanzó una de sus habituales andanadas: le recriminó a Powell los sobrecostes de la obra . Le hablaba no solo como presidente, sino también como empresario de la construcción y, sobre todo, como estrella de la telerrealidad. De todas sus destrezas echó mano Trump en ese paseo por los pasillos en obras de la Fed.La conversación fue, por describirla de algún modo, tensa . Powell, más bajo que Trump, más encogido en su traje y corbata oscuros, con su casco blanco calado, negaba con la cabeza visiblemente incómodo.Trump: Parece que son unos 3.100 millones de dólares.Powell: No tengo constancia de eso.Trump: Acaba de salir.Powell: Acaban de añadir un tercer edificio.Trump: Es un edificio que se está construyendo.Powell: Se construyó hace cinco años.Para intentar zanjar la discusión, Trump se sacó un documento con los sobrecostes del bolsillo y se lo entregó en mano. Powell se mantuvo en que no habría sobrecostes.La escena quedó registrada por las cámaras: el presidente, con traje azul y gruesa corbata fucsia, enfrentado en directo a quien aún encabeza la política monetaria del país. Powell, visiblemente incómodo, sostenía sus propios papeles con cifras y trataba de mantener un tono técnico. Trump, en cambio, recurrió a su manual de promotor inmobiliario: «¿Qué haría yo con un gestor que se pasa del presupuesto? Lo despediría», sentenció, sin mirarle directamente .La Reserva Federal está llevando a cabo una renovación presupuestada inicialmente en 2.500 millones de dólares en su sede central de Washington, que incluye el histórico edificio Eccles y otro en la Avenida de la Constitución. Las obras comenzaron en torno a 2022 y se prevé que concluyan a finales de 2027. El proyecto, según Powell, busca modernizar unas instalaciones envejecidas , mejorar la seguridad y accesibilidad, y centralizar operaciones actualmente dispersas.Entre los trabajos destacan la renovación integral de sistemas eléctricos, fontanería, climatización y seguridad contra incendios, así como la retirada de materiales contaminantes como asbesto y plomo. También se realizan complejas obras subterráneas, complicadas por las condiciones geológicas del terreno y las restricciones urbanísticas de la capital. Una renovación de fondo que, por ejemplo, no le vendría mal a la propia Casa Blanca, a solo unas manzanas de distancia.El coste ha generado críticas, sobre todo de Trump, que acusa a la Fed de sobrecostes y mala gestión .La escena, más propia de un episodio de telerrealidad política que de una inspección presidencial, refleja algo más profundo: l a tensión latente entre la Casa Blanca y la Reserva Federal, justo cuando Trump presiona para una bajada urgente de los tipos de interés.En su improvisada intervención ante los periodistas, Trump declaró que el proyecto «probablemente nunca debió empezar» y criticó su lentitud: «Esto va a tardar mucho más».Acto seguido, desvió la atención hacia su política comercial. Aseguró que Japón aceptó invertir 550.000 millones de dólares como parte de un nuevo acuerdo bilateral, al que llamó «dinero semilla». Se atribuyó haber conseguido tarifas del 0% para EE.UU. y del 15% para las exportaciones japonesas. Todo eso, justo antes de volver a mirar a Powell: «El país va muy bien… pero si bajaran los tipos, iría aún mejor».Fue, en resumen, otro momento Trump. De los que logran, al menos por unas horas, que Washington deje de hablar del caso Epstein y del bloqueo a la publicación de sus archivos.El mandato de Powell acaba en mayo de 2026 . RSS de noticias de internacional
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