<p>A principios de julio, Donald Trump reavivó su guerra comercial apuntando sobre todo hacia los socios asiáticos de Estados Unidos. Un inesperado golpe arancelario, otro más, que buscaba principalmente castigar a las naciones del Sudeste Asiático que estaban<strong> sirviendo a China como puentes intermedios</strong> para continuar enviando grandes volúmenes de bienes al mercado estadounidense sorteando los altos gravámenes impuestos a los productos importados directamente desde la segunda potencia mundial.</p>
Mientras que en Pekín han continuado plantando cara a Trump, sin ceder durante la nueva guerra comercial, los negociadores del resto de países asiáticos han mantenido un perfil más conciliador
<p>A principios de julio, Donald Trump reavivó su guerra comercial apuntando sobre todo hacia los socios asiáticos de Estados Unidos. Un inesperado golpe arancelario, otro más, que buscaba principalmente castigar a las naciones del Sudeste Asiático que estaban<strong> sirviendo a China como puentes intermedios</strong> para continuar enviando grandes volúmenes de bienes al mercado estadounidense sorteando los altos gravámenes impuestos a los productos importados directamente desde la segunda potencia mundial.</p>
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