<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>Tuvalu</strong> se sumerge bajo el mar y sus habitantes no quieren hundirse con ella. Su acceso al <strong>agua potable es ínfimo</strong> porque sus acuíferos están prácticamente salinizados y en tiempos de sequía no pueden recolectar agua dulce. Por eso la única opción viable de su gente es la de <strong>marcharse en cuanto puedan</strong>. Se quedan sin hortalizas, sus frutas se echan a perder y su día a día pende de los caprichos del océano Pacífico.</p>
«Se presenta un pronóstico muy inquietante», dice su primer ministro. Australia ofrece una vía de escape a sus ciudadanos
<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>Tuvalu</strong> se sumerge bajo el mar y sus habitantes no quieren hundirse con ella. Su acceso al <strong>agua potable es ínfimo</strong> porque sus acuíferos están prácticamente salinizados y en tiempos de sequía no pueden recolectar agua dulce. Por eso la única opción viable de su gente es la de <strong>marcharse en cuanto puedan</strong>. Se quedan sin hortalizas, sus frutas se echan a perder y su día a día pende de los caprichos del océano Pacífico.</p>
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