RickCrawford, presidente del Comité Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, ha redactado un comunicado oficial, sin precedentes en fondo y forma, en el que muestra su honda preocupación por la decisión del Gobierno de España de entregar a la compañía china Huawei nada menos que el servicio de escuchas judiciales. Crawford asegura que la actitud del Ejecutivo de Pedro Sánchez resulta «casi inimaginable» y advierte de que se «está jugando con fuego». «Al confiar a un conocido agente del Partido Popular Chino la recopilación y custodia de una ingente cantidad de datos sensibles, España se ha expuesto a amenazas claras contra su soberanía y la de sus aliados», detalla. Cabe imaginar que en la preocupación del congresista americano pesa más el peligro que supone para los aliados que para los españolitos, y por eso precisa que «con cada oportunidad que se le da a Huawei se le da una victoria al Gobierno chino» para conseguir sus metas geopolíticas.Los movimientos de Huawei no se ciñen al plano de la contratación pública, sino que se expanden entre el tejido corporativo supuestamente privado donde el expresidente socialista Rodríguez Zapatero y el Grupo de Puebla se han hecho fuertes.La delegación comercial americana está especialmente preocupada por la información que China podría estar recabando de compañías estratégicas estadounidenses a través de acuerdos con terceras empresas españolas que lejos de aplicar las cautelas de la Administración Trump les han abierto las puertas de par en par con una mezcla de frivolidad, desconocimiento e indolencia.Entre bambalinas, la alargada sombra del propio Zapatero , de Pepiño Blanco –vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento con el anterior–, y de Antonio Hernando (secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales desde septiembre pasado) en el sector de las telecomunicaciones patrio –lo que queda de sector y de patrio– son casi tan comentadas como las visitas a la sede de Telefónica del exdirigente socialista Antonio Miguel Carmona (hoy miembro de la junta directiva de CEOE) y una delegación del lobby chino que maneja (Acceder, la Asociación para la Cooperación chino-española para el Desarrollo Empresarial Responsable). Seguro que es todo todito todo transparente, pero por si acaso la Embajada de Estados Unidos sigue con precisión quirúrgica estas situaciones e informa con seguridad a los cuarteles generales de Washington.La fotografía de Sánchez con el presidente chino, Xi Jinpin, los esfuerzos monclovitas por limpiar la imagen de China en Europa y el reciente ‘aquelarre’ con Lula y Boric digamos que no ayudan precisamente a que los norteamericanos nos vean como unos aliados fiables y a nuestras compañías con intereses estratégicos como unos actores confiables con las que avanzar en una relación fructífera de negocio. Máxime cuando los principales focos de inversión de algunos son la Venezuela de Maduro y el Brasil de Lula, epicentro de un Grupo de Puebla que ha clavado sus colmillos en España bajo la capa del PSOE y no le importa comprometer los intereses nacionales con tal de satisfacer al pagador. EE.UU. se fija también en los accionistas de referencia que sostienen tales entramados y que alientan o consienten que se siga «jugando con fuego», en palabras de Crawford.Como obras son amores y no buenas razones, Trump se llevó un domingo a la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, a su campo de Turnberry Golf para escenificar la rendición de Europa –faltó hacerse la foto con los pies sobre la mesa y fumándose un puro; tiempo al tiempo– y de paso recordar a quienes juegan con fuego que pueden acabar en la unidad de quemados. Tres días después el propio Trump utilizaba sus potestades presidenciales para imponer al Brasil de Lula los aranceles más altos del planeta, del 50%.Así avanza este agosto, con el PSOE en su particular ‘operación salida’ de legislatura desde La Mareta y el PP a lo suyo, ‘pan moreno y rica luna’. Lo que tampoco cambian son las intenciones, malas, del Ejecutivo de seguir controlando y manipulando a compañías clave, como las energéticas. Cautivos y desarmados los sectores de Defensa y Telecomunicaciones, Moncloa ha puesto los ojos sobre Iberdrola, Naturgy y Endesa. Un nuevo decreto exprés antiapagones , aprobado esta semana por vía de urgencia, para intentar atar en corto a estas empresas y pasarlas por la túrmix de la CNMC. Tengo mis dudas, y esperanzas, de que a la presidenta del regulador, Cani Fernández, le hagan comulgar con ruedas de molino. En cualquier caso, la libre empresa estrellándose contra el muro sanchista del intervencionismo.Lo que queda de canícula agosteña pasa por el BBVA coqueteando con retirar la opa y ver si aquí no pasa nada –se equivocan Carlos Torres y Onur Genç si de verdad piensan eso, que seguro que no– y con Indra viendo cómo le ha salido un ‘triple bogey’ con Escribano –ni se cierra la operación antes de verano, ni por 1.500 millones, ni en ‘cash’– mientras Trump cierra el curso con un ‘hoyo en uno’ en un campo geopolítico reinventado a base de aranceles. Seguiremos bien atentos en este verano abierto por vacaciones en el que el prestigioso ‘The Economist’ tiene claro quién se ha quemado , no sabemos si por jugar con fuego. RickCrawford, presidente del Comité Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, ha redactado un comunicado oficial, sin precedentes en fondo y forma, en el que muestra su honda preocupación por la decisión del Gobierno de España de entregar a la compañía china Huawei nada menos que el servicio de escuchas judiciales. Crawford asegura que la actitud del Ejecutivo de Pedro Sánchez resulta «casi inimaginable» y advierte de que se «está jugando con fuego». «Al confiar a un conocido agente del Partido Popular Chino la recopilación y custodia de una ingente cantidad de datos sensibles, España se ha expuesto a amenazas claras contra su soberanía y la de sus aliados», detalla. Cabe imaginar que en la preocupación del congresista americano pesa más el peligro que supone para los aliados que para los españolitos, y por eso precisa que «con cada oportunidad que se le da a Huawei se le da una victoria al Gobierno chino» para conseguir sus metas geopolíticas.Los movimientos de Huawei no se ciñen al plano de la contratación pública, sino que se expanden entre el tejido corporativo supuestamente privado donde el expresidente socialista Rodríguez Zapatero y el Grupo de Puebla se han hecho fuertes.La delegación comercial americana está especialmente preocupada por la información que China podría estar recabando de compañías estratégicas estadounidenses a través de acuerdos con terceras empresas españolas que lejos de aplicar las cautelas de la Administración Trump les han abierto las puertas de par en par con una mezcla de frivolidad, desconocimiento e indolencia.Entre bambalinas, la alargada sombra del propio Zapatero , de Pepiño Blanco –vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento con el anterior–, y de Antonio Hernando (secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales desde septiembre pasado) en el sector de las telecomunicaciones patrio –lo que queda de sector y de patrio– son casi tan comentadas como las visitas a la sede de Telefónica del exdirigente socialista Antonio Miguel Carmona (hoy miembro de la junta directiva de CEOE) y una delegación del lobby chino que maneja (Acceder, la Asociación para la Cooperación chino-española para el Desarrollo Empresarial Responsable). Seguro que es todo todito todo transparente, pero por si acaso la Embajada de Estados Unidos sigue con precisión quirúrgica estas situaciones e informa con seguridad a los cuarteles generales de Washington.La fotografía de Sánchez con el presidente chino, Xi Jinpin, los esfuerzos monclovitas por limpiar la imagen de China en Europa y el reciente ‘aquelarre’ con Lula y Boric digamos que no ayudan precisamente a que los norteamericanos nos vean como unos aliados fiables y a nuestras compañías con intereses estratégicos como unos actores confiables con las que avanzar en una relación fructífera de negocio. Máxime cuando los principales focos de inversión de algunos son la Venezuela de Maduro y el Brasil de Lula, epicentro de un Grupo de Puebla que ha clavado sus colmillos en España bajo la capa del PSOE y no le importa comprometer los intereses nacionales con tal de satisfacer al pagador. EE.UU. se fija también en los accionistas de referencia que sostienen tales entramados y que alientan o consienten que se siga «jugando con fuego», en palabras de Crawford.Como obras son amores y no buenas razones, Trump se llevó un domingo a la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, a su campo de Turnberry Golf para escenificar la rendición de Europa –faltó hacerse la foto con los pies sobre la mesa y fumándose un puro; tiempo al tiempo– y de paso recordar a quienes juegan con fuego que pueden acabar en la unidad de quemados. Tres días después el propio Trump utilizaba sus potestades presidenciales para imponer al Brasil de Lula los aranceles más altos del planeta, del 50%.Así avanza este agosto, con el PSOE en su particular ‘operación salida’ de legislatura desde La Mareta y el PP a lo suyo, ‘pan moreno y rica luna’. Lo que tampoco cambian son las intenciones, malas, del Ejecutivo de seguir controlando y manipulando a compañías clave, como las energéticas. Cautivos y desarmados los sectores de Defensa y Telecomunicaciones, Moncloa ha puesto los ojos sobre Iberdrola, Naturgy y Endesa. Un nuevo decreto exprés antiapagones , aprobado esta semana por vía de urgencia, para intentar atar en corto a estas empresas y pasarlas por la túrmix de la CNMC. Tengo mis dudas, y esperanzas, de que a la presidenta del regulador, Cani Fernández, le hagan comulgar con ruedas de molino. En cualquier caso, la libre empresa estrellándose contra el muro sanchista del intervencionismo.Lo que queda de canícula agosteña pasa por el BBVA coqueteando con retirar la opa y ver si aquí no pasa nada –se equivocan Carlos Torres y Onur Genç si de verdad piensan eso, que seguro que no– y con Indra viendo cómo le ha salido un ‘triple bogey’ con Escribano –ni se cierra la operación antes de verano, ni por 1.500 millones, ni en ‘cash’– mientras Trump cierra el curso con un ‘hoyo en uno’ en un campo geopolítico reinventado a base de aranceles. Seguiremos bien atentos en este verano abierto por vacaciones en el que el prestigioso ‘The Economist’ tiene claro quién se ha quemado , no sabemos si por jugar con fuego. RickCrawford, presidente del Comité Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, ha redactado un comunicado oficial, sin precedentes en fondo y forma, en el que muestra su honda preocupación por la decisión del Gobierno de España de entregar a la compañía china Huawei nada menos que el servicio de escuchas judiciales. Crawford asegura que la actitud del Ejecutivo de Pedro Sánchez resulta «casi inimaginable» y advierte de que se «está jugando con fuego». «Al confiar a un conocido agente del Partido Popular Chino la recopilación y custodia de una ingente cantidad de datos sensibles, España se ha expuesto a amenazas claras contra su soberanía y la de sus aliados», detalla. Cabe imaginar que en la preocupación del congresista americano pesa más el peligro que supone para los aliados que para los españolitos, y por eso precisa que «con cada oportunidad que se le da a Huawei se le da una victoria al Gobierno chino» para conseguir sus metas geopolíticas.Los movimientos de Huawei no se ciñen al plano de la contratación pública, sino que se expanden entre el tejido corporativo supuestamente privado donde el expresidente socialista Rodríguez Zapatero y el Grupo de Puebla se han hecho fuertes.La delegación comercial americana está especialmente preocupada por la información que China podría estar recabando de compañías estratégicas estadounidenses a través de acuerdos con terceras empresas españolas que lejos de aplicar las cautelas de la Administración Trump les han abierto las puertas de par en par con una mezcla de frivolidad, desconocimiento e indolencia.Entre bambalinas, la alargada sombra del propio Zapatero , de Pepiño Blanco –vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento con el anterior–, y de Antonio Hernando (secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales desde septiembre pasado) en el sector de las telecomunicaciones patrio –lo que queda de sector y de patrio– son casi tan comentadas como las visitas a la sede de Telefónica del exdirigente socialista Antonio Miguel Carmona (hoy miembro de la junta directiva de CEOE) y una delegación del lobby chino que maneja (Acceder, la Asociación para la Cooperación chino-española para el Desarrollo Empresarial Responsable). Seguro que es todo todito todo transparente, pero por si acaso la Embajada de Estados Unidos sigue con precisión quirúrgica estas situaciones e informa con seguridad a los cuarteles generales de Washington.La fotografía de Sánchez con el presidente chino, Xi Jinpin, los esfuerzos monclovitas por limpiar la imagen de China en Europa y el reciente ‘aquelarre’ con Lula y Boric digamos que no ayudan precisamente a que los norteamericanos nos vean como unos aliados fiables y a nuestras compañías con intereses estratégicos como unos actores confiables con las que avanzar en una relación fructífera de negocio. Máxime cuando los principales focos de inversión de algunos son la Venezuela de Maduro y el Brasil de Lula, epicentro de un Grupo de Puebla que ha clavado sus colmillos en España bajo la capa del PSOE y no le importa comprometer los intereses nacionales con tal de satisfacer al pagador. EE.UU. se fija también en los accionistas de referencia que sostienen tales entramados y que alientan o consienten que se siga «jugando con fuego», en palabras de Crawford.Como obras son amores y no buenas razones, Trump se llevó un domingo a la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, a su campo de Turnberry Golf para escenificar la rendición de Europa –faltó hacerse la foto con los pies sobre la mesa y fumándose un puro; tiempo al tiempo– y de paso recordar a quienes juegan con fuego que pueden acabar en la unidad de quemados. Tres días después el propio Trump utilizaba sus potestades presidenciales para imponer al Brasil de Lula los aranceles más altos del planeta, del 50%.Así avanza este agosto, con el PSOE en su particular ‘operación salida’ de legislatura desde La Mareta y el PP a lo suyo, ‘pan moreno y rica luna’. Lo que tampoco cambian son las intenciones, malas, del Ejecutivo de seguir controlando y manipulando a compañías clave, como las energéticas. Cautivos y desarmados los sectores de Defensa y Telecomunicaciones, Moncloa ha puesto los ojos sobre Iberdrola, Naturgy y Endesa. Un nuevo decreto exprés antiapagones , aprobado esta semana por vía de urgencia, para intentar atar en corto a estas empresas y pasarlas por la túrmix de la CNMC. Tengo mis dudas, y esperanzas, de que a la presidenta del regulador, Cani Fernández, le hagan comulgar con ruedas de molino. En cualquier caso, la libre empresa estrellándose contra el muro sanchista del intervencionismo.Lo que queda de canícula agosteña pasa por el BBVA coqueteando con retirar la opa y ver si aquí no pasa nada –se equivocan Carlos Torres y Onur Genç si de verdad piensan eso, que seguro que no– y con Indra viendo cómo le ha salido un ‘triple bogey’ con Escribano –ni se cierra la operación antes de verano, ni por 1.500 millones, ni en ‘cash’– mientras Trump cierra el curso con un ‘hoyo en uno’ en un campo geopolítico reinventado a base de aranceles. Seguiremos bien atentos en este verano abierto por vacaciones en el que el prestigioso ‘The Economist’ tiene claro quién se ha quemado , no sabemos si por jugar con fuego. RSS de noticias de economia
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