El Barça ha salvado la pretemporada y ha viajado a Japón una vez solucionada la enésima crisis provocada por una manera deliberadamente opaca, arbitraria e interesada de dirigir el club. Ha pasado lo de siempre: y en este caso ‘la gestión familiar’ ha correspondido a Enric Masip, que ha puesto a la entidad al borde del ridículo y ha enervado profundamente al siempre profesional y meticuloso Hansi Flick. Desde el regreso de Joan Laporta a la presidencia, el club había confiado a la empresa americana NSN la organización de este tipo de giras: en 2023 el primer equipo disputó en la ciudad japonesa de Kobe un amistoso que sirvió también para despedir a Andrés Iniesta como futbolista profesional en Japón; el verano pasado los Barça Legends se exhibieron en México y en Japón y el Barça femenino en los Estados Unidos. Forma parte de la eficacia NSN la claridad y transparencia en sus cuentas y eso la hacía poco atractiva a según qué apetitos personalistas. Por eso cuando Albert Luque fue despedido como director de la Federación Española de Fútbol y se incorporó al equipo directivo de la empresa D-Drive, como responsable de ‘tour project’, enseguida pudo entenderse con Enric Masip. La complicidad entre los dos exdeportistas nace de su parecida adscripción ideológica: Albert Luque fue una de las caras visibles de Ciudadanos y Masip se ha expresado políticamente en los términos que abarca el marco mental de Vox. A través de esta relación personal, Enric Masip convirtió al Barça en el primer gran cliente que Luque ofrecía a la empresa D-Drive, cuya CEO es Ham Seoul, otra vieja cara conocida de la afición, en este caso por la especial y fluida relación que tuvo con Luis Rubiales mientras estuvo al frente de la Federación. Luque pronto formó parte del círculo y de ahí que fuera inmediatamente contratado cuando perdió su anterior trabajo.Noticias relacionadas opinion Si Todo irá bien No es el Gamper, son 100 millones Salvador Sostres opinion Si Todo irá bien Lamine Yamal, entre gánsteres y enanos Salvador SostresPara favorecer a Enric Masip y a su amigo Luque, el Barça desdeñó ofertas de empresas mucho más sólidas –no sólo NSN– y desoyó a los numerosos agentes del sector que repetidamente advirtieron de que lo único que había hecho D-Drive es firmar el contrato con el club y que por detrás no tenía nada cerrado, como dramáticamente pudo constatarse la tarde del martes. Otro detalle revelador es que Laporta había limitado a 8 el número de directivos que podían acompañar al equipo en la gira y que Masip, por lo menos hasta el escándalo de ayer, tenía planeado viajar con su esposa e hijos. Albert Luque es un recién llegado al negocio. D-Drive no tenía ninguna experiencia con el Barça y además tiene como otro de sus directivos al extenista Fernando Soler, que aparece junto a Gerard Piqué en los informes de la UCO de la Guardia Civil como intermediario entre Arabia Saudita y la RFEF para la disputa de la Supercopa de España en el país árabe. No es lo mismo, ni las magnitudes del negocio son comparables, pero el ‘cambiazo’ Luque recuerda al ‘cambiazo’ Limak: los turcos, sin ninguna experiencia en la construcción de grandes estadios, fueron elegidos por Laporta en detrimento de las constructoras españolas bajo la promesa de ser más rápidos y baratos: y ni el Barça pudo celebrar su 125 aniversario en el Camp Nou –como prometió Laporta– ni regresó en mayo ni podrá disputar el Gamper, como también aseguró el presidente. Además, el presupuesto que tenía que servir para construir todo el Espai Barça se gastará sólo en el estadio y veremos si alcanza. En el mismo sentido, Luque ha dicho que la culpa es de la mala praxis de los sponsors, pero es razonable preguntarse si una empresa más seria como NSN, y con directivos de más solvencia y menos enredos poco claros, se habría dejado engañar por unos incumplidores tan elementales; tal como hay que preguntarse también si unos directivos –los del Barça– de gestión más elaborada no habrían podido ver el drama, o si lo que realmente pasó es que lo vieron pero prefirieron arriesgar para asegurarse objetivos menos confesables. El Barça ha salvado la pretemporada y ha viajado a Japón una vez solucionada la enésima crisis provocada por una manera deliberadamente opaca, arbitraria e interesada de dirigir el club. Ha pasado lo de siempre: y en este caso ‘la gestión familiar’ ha correspondido a Enric Masip, que ha puesto a la entidad al borde del ridículo y ha enervado profundamente al siempre profesional y meticuloso Hansi Flick. Desde el regreso de Joan Laporta a la presidencia, el club había confiado a la empresa americana NSN la organización de este tipo de giras: en 2023 el primer equipo disputó en la ciudad japonesa de Kobe un amistoso que sirvió también para despedir a Andrés Iniesta como futbolista profesional en Japón; el verano pasado los Barça Legends se exhibieron en México y en Japón y el Barça femenino en los Estados Unidos. Forma parte de la eficacia NSN la claridad y transparencia en sus cuentas y eso la hacía poco atractiva a según qué apetitos personalistas. Por eso cuando Albert Luque fue despedido como director de la Federación Española de Fútbol y se incorporó al equipo directivo de la empresa D-Drive, como responsable de ‘tour project’, enseguida pudo entenderse con Enric Masip. La complicidad entre los dos exdeportistas nace de su parecida adscripción ideológica: Albert Luque fue una de las caras visibles de Ciudadanos y Masip se ha expresado políticamente en los términos que abarca el marco mental de Vox. A través de esta relación personal, Enric Masip convirtió al Barça en el primer gran cliente que Luque ofrecía a la empresa D-Drive, cuya CEO es Ham Seoul, otra vieja cara conocida de la afición, en este caso por la especial y fluida relación que tuvo con Luis Rubiales mientras estuvo al frente de la Federación. Luque pronto formó parte del círculo y de ahí que fuera inmediatamente contratado cuando perdió su anterior trabajo.Noticias relacionadas opinion Si Todo irá bien No es el Gamper, son 100 millones Salvador Sostres opinion Si Todo irá bien Lamine Yamal, entre gánsteres y enanos Salvador SostresPara favorecer a Enric Masip y a su amigo Luque, el Barça desdeñó ofertas de empresas mucho más sólidas –no sólo NSN– y desoyó a los numerosos agentes del sector que repetidamente advirtieron de que lo único que había hecho D-Drive es firmar el contrato con el club y que por detrás no tenía nada cerrado, como dramáticamente pudo constatarse la tarde del martes. Otro detalle revelador es que Laporta había limitado a 8 el número de directivos que podían acompañar al equipo en la gira y que Masip, por lo menos hasta el escándalo de ayer, tenía planeado viajar con su esposa e hijos. Albert Luque es un recién llegado al negocio. D-Drive no tenía ninguna experiencia con el Barça y además tiene como otro de sus directivos al extenista Fernando Soler, que aparece junto a Gerard Piqué en los informes de la UCO de la Guardia Civil como intermediario entre Arabia Saudita y la RFEF para la disputa de la Supercopa de España en el país árabe. No es lo mismo, ni las magnitudes del negocio son comparables, pero el ‘cambiazo’ Luque recuerda al ‘cambiazo’ Limak: los turcos, sin ninguna experiencia en la construcción de grandes estadios, fueron elegidos por Laporta en detrimento de las constructoras españolas bajo la promesa de ser más rápidos y baratos: y ni el Barça pudo celebrar su 125 aniversario en el Camp Nou –como prometió Laporta– ni regresó en mayo ni podrá disputar el Gamper, como también aseguró el presidente. Además, el presupuesto que tenía que servir para construir todo el Espai Barça se gastará sólo en el estadio y veremos si alcanza. En el mismo sentido, Luque ha dicho que la culpa es de la mala praxis de los sponsors, pero es razonable preguntarse si una empresa más seria como NSN, y con directivos de más solvencia y menos enredos poco claros, se habría dejado engañar por unos incumplidores tan elementales; tal como hay que preguntarse también si unos directivos –los del Barça– de gestión más elaborada no habrían podido ver el drama, o si lo que realmente pasó es que lo vieron pero prefirieron arriesgar para asegurarse objetivos menos confesables. El Barça ha salvado la pretemporada y ha viajado a Japón una vez solucionada la enésima crisis provocada por una manera deliberadamente opaca, arbitraria e interesada de dirigir el club. Ha pasado lo de siempre: y en este caso ‘la gestión familiar’ ha correspondido a Enric Masip, que ha puesto a la entidad al borde del ridículo y ha enervado profundamente al siempre profesional y meticuloso Hansi Flick. Desde el regreso de Joan Laporta a la presidencia, el club había confiado a la empresa americana NSN la organización de este tipo de giras: en 2023 el primer equipo disputó en la ciudad japonesa de Kobe un amistoso que sirvió también para despedir a Andrés Iniesta como futbolista profesional en Japón; el verano pasado los Barça Legends se exhibieron en México y en Japón y el Barça femenino en los Estados Unidos. Forma parte de la eficacia NSN la claridad y transparencia en sus cuentas y eso la hacía poco atractiva a según qué apetitos personalistas. Por eso cuando Albert Luque fue despedido como director de la Federación Española de Fútbol y se incorporó al equipo directivo de la empresa D-Drive, como responsable de ‘tour project’, enseguida pudo entenderse con Enric Masip. La complicidad entre los dos exdeportistas nace de su parecida adscripción ideológica: Albert Luque fue una de las caras visibles de Ciudadanos y Masip se ha expresado políticamente en los términos que abarca el marco mental de Vox. A través de esta relación personal, Enric Masip convirtió al Barça en el primer gran cliente que Luque ofrecía a la empresa D-Drive, cuya CEO es Ham Seoul, otra vieja cara conocida de la afición, en este caso por la especial y fluida relación que tuvo con Luis Rubiales mientras estuvo al frente de la Federación. Luque pronto formó parte del círculo y de ahí que fuera inmediatamente contratado cuando perdió su anterior trabajo.Noticias relacionadas opinion Si Todo irá bien No es el Gamper, son 100 millones Salvador Sostres opinion Si Todo irá bien Lamine Yamal, entre gánsteres y enanos Salvador SostresPara favorecer a Enric Masip y a su amigo Luque, el Barça desdeñó ofertas de empresas mucho más sólidas –no sólo NSN– y desoyó a los numerosos agentes del sector que repetidamente advirtieron de que lo único que había hecho D-Drive es firmar el contrato con el club y que por detrás no tenía nada cerrado, como dramáticamente pudo constatarse la tarde del martes. Otro detalle revelador es que Laporta había limitado a 8 el número de directivos que podían acompañar al equipo en la gira y que Masip, por lo menos hasta el escándalo de ayer, tenía planeado viajar con su esposa e hijos. Albert Luque es un recién llegado al negocio. D-Drive no tenía ninguna experiencia con el Barça y además tiene como otro de sus directivos al extenista Fernando Soler, que aparece junto a Gerard Piqué en los informes de la UCO de la Guardia Civil como intermediario entre Arabia Saudita y la RFEF para la disputa de la Supercopa de España en el país árabe. No es lo mismo, ni las magnitudes del negocio son comparables, pero el ‘cambiazo’ Luque recuerda al ‘cambiazo’ Limak: los turcos, sin ninguna experiencia en la construcción de grandes estadios, fueron elegidos por Laporta en detrimento de las constructoras españolas bajo la promesa de ser más rápidos y baratos: y ni el Barça pudo celebrar su 125 aniversario en el Camp Nou –como prometió Laporta– ni regresó en mayo ni podrá disputar el Gamper, como también aseguró el presidente. Además, el presupuesto que tenía que servir para construir todo el Espai Barça se gastará sólo en el estadio y veremos si alcanza. En el mismo sentido, Luque ha dicho que la culpa es de la mala praxis de los sponsors, pero es razonable preguntarse si una empresa más seria como NSN, y con directivos de más solvencia y menos enredos poco claros, se habría dejado engañar por unos incumplidores tan elementales; tal como hay que preguntarse también si unos directivos –los del Barça– de gestión más elaborada no habrían podido ver el drama, o si lo que realmente pasó es que lo vieron pero prefirieron arriesgar para asegurarse objetivos menos confesables. RSS de noticias de deportes
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