Han pasado más de 60 años desde que el Pasaje Begoña se convirtió en la cuna de los derechos y libertades de las personas del colectivo LGBT. Este estrecho callejón ubicado en el centro de Torremolinos fue entre 1961 y 1971 el principal punto europeo de la libertad sexual y afectiva . Ahora, con locales cerrados, el suelo sucio y cables a la vista, poco queda de lo que vivió este lugar. Pero su comunidad de propietarios acaba de recibir una subvención de 2,2 millones de euros para una rehabilitación integral del entorno y que, así, este lugar pueda recuperar su memoria. «Pienso que ya era hora . Aunque hace poco han puesto un cartel que le da algo de vida, pero es una pena que el pasaje como tal esté tan estropeado y olvidado porque, además, sigue habiendo discriminación, agresiones… », cuenta a ABC Cristina Márquez, una cordobesa de 39 años que vive en Torremolinos desde hace 14 años. Aunque ella no vivió los años de esplendor del Pasaje Begoña, asegura que conoce su historia y, por ello, celebra que se vaya a rehabilitar. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, visitó a finales de mayo el callejón y anunció que el Gobierno ha concedido esta subvención de 2,2 millones de euros que permitirá devolver la dignidad a este espacio . Como detalló a los medios de comunicación, la actuación afectará a un total de 105 viviendas y 1.096 metros cuadrados de locales comerciales.Imagen del exterior del Pasaje Begoña este junio MARÍA ALONSODe hecho, aunque el uso del edificio del pasaje es fundamentalmente residencial, la asociación Pasaje Begoña ha iniciado un proceso para la recuperación de los espacios comerciales con el fin de ubicar el Centro Europeo de Memoria LGTBI . Y el enclave es candidato a su reconocimiento como lugar de memoria histórica también por la Comisión Europea.Como afirma Cristina, esta medida probablemente no habría sido posible sin el trabajo conjunto de varias asociaciones y empresas locales que llevan años demandando que este lugar, declarado Lugar de Memoria Histórica por el Parlamento de Andalucía en 2018 y por el Congreso de los Diputados en 2019, se preservara y revitalizara.Un lugar de libertadEl presidente de la asociación Colega, Santiago Rubio , vive en Torremolinos desde 1983. No conoció directamente la época dorada del Pasaje Begoña pero, como asegura, está lo suficientemente enamorado de su ciudad como para haber aprendido su historia. «No lo viví directamente, pero sé bien lo que fue», cuenta. «En el pasaje había bares gay, bares de todo tipo . Era un sitio de libertad, no solo para Torremolinos, sino para España».Eran los años 60 y 70. Mientras la dictadura de Franco reprimía la libertad de amar a quien se quisiera, Torremolinos era un oasis de modernidad y encuentro. El Pasaje Begoña se convirtió en el epicentro de una pequeña revolución de libertad , sobre todo para el colectivo LGTBI, cuando todavía ni existían esas siglas. Hasta que el 24 de junio 1971 se realizó una redada policial. Ordenada por el entonces gobernador civil de Málaga, Víctor Arroyo, afectó a más de 300 personas, de las que 114 fueron arrestadas al considerarse que atentaban contra la moral y «las buenas costumbres».Imágenes del exterior del Pasaje Begoña este junio MARÍA ALONSODécadas después, Santiago recuerda cómo ha visto languidecer el pasaje . «Está un poco dejado… Lo único nuevo son unos carteles que han puesto. Y los locales, todos cerrados, salvo una óptica y una cafetería, Begobe, que está en la esquina», enumera con un suspiro. «Intentaron reabrir algunos antes de la pandemia, pero nada cuajó », lamenta.Una segunda oportunidadLa rehabilitación anunciada se percibe para muchos vecinos como una segunda oportunidad : una posibilidad de transformar el pasado en presente, y el presente en compromiso. «Si el Gobierno quiere tener el pasaje como un sitio de memoria, lo lógico es que lo adecente y lo ponga bien», resume Santiago.Y no se queda ahí. Él, que ha convivido con la diversidad en su día a día, defiende con firmeza que Torremolinos sigue siendo un bastión de libertad . «Aquí tenemos una aceptación y una inclusión como en pocos sitios de España», afirma. «Pero si me preguntas a nivel de Estado, pues creo que estamos yendo un poco para atrás debido al avance de que los jóvenes no miran la historia ni lo que ha pasado hace años, sino que solamente se creen lo que viven hoy por hoy en las redes sociales y los que algún partido o persona de ultraderecha les cuenta», ha expresado.Por ello, subraya que le gustaría que los jóvenes estudien la historia y vean «cómo estamos» y «de dónde venimos» para que, de esta manera, no se caiga en los errores del pasado . Con la rehabilitación -para la que aún no hay fecha- Pasaje Begoña espera volver ser un lugar en el que no haya que imaginar lo que fue: bastará con mirar alrededor para recordar la importancia de conservar derechos que costó mucho conseguir. Han pasado más de 60 años desde que el Pasaje Begoña se convirtió en la cuna de los derechos y libertades de las personas del colectivo LGBT. Este estrecho callejón ubicado en el centro de Torremolinos fue entre 1961 y 1971 el principal punto europeo de la libertad sexual y afectiva . Ahora, con locales cerrados, el suelo sucio y cables a la vista, poco queda de lo que vivió este lugar. Pero su comunidad de propietarios acaba de recibir una subvención de 2,2 millones de euros para una rehabilitación integral del entorno y que, así, este lugar pueda recuperar su memoria. «Pienso que ya era hora . Aunque hace poco han puesto un cartel que le da algo de vida, pero es una pena que el pasaje como tal esté tan estropeado y olvidado porque, además, sigue habiendo discriminación, agresiones… », cuenta a ABC Cristina Márquez, una cordobesa de 39 años que vive en Torremolinos desde hace 14 años. Aunque ella no vivió los años de esplendor del Pasaje Begoña, asegura que conoce su historia y, por ello, celebra que se vaya a rehabilitar. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, visitó a finales de mayo el callejón y anunció que el Gobierno ha concedido esta subvención de 2,2 millones de euros que permitirá devolver la dignidad a este espacio . Como detalló a los medios de comunicación, la actuación afectará a un total de 105 viviendas y 1.096 metros cuadrados de locales comerciales.Imagen del exterior del Pasaje Begoña este junio MARÍA ALONSODe hecho, aunque el uso del edificio del pasaje es fundamentalmente residencial, la asociación Pasaje Begoña ha iniciado un proceso para la recuperación de los espacios comerciales con el fin de ubicar el Centro Europeo de Memoria LGTBI . Y el enclave es candidato a su reconocimiento como lugar de memoria histórica también por la Comisión Europea.Como afirma Cristina, esta medida probablemente no habría sido posible sin el trabajo conjunto de varias asociaciones y empresas locales que llevan años demandando que este lugar, declarado Lugar de Memoria Histórica por el Parlamento de Andalucía en 2018 y por el Congreso de los Diputados en 2019, se preservara y revitalizara.Un lugar de libertadEl presidente de la asociación Colega, Santiago Rubio , vive en Torremolinos desde 1983. No conoció directamente la época dorada del Pasaje Begoña pero, como asegura, está lo suficientemente enamorado de su ciudad como para haber aprendido su historia. «No lo viví directamente, pero sé bien lo que fue», cuenta. «En el pasaje había bares gay, bares de todo tipo . Era un sitio de libertad, no solo para Torremolinos, sino para España».Eran los años 60 y 70. Mientras la dictadura de Franco reprimía la libertad de amar a quien se quisiera, Torremolinos era un oasis de modernidad y encuentro. El Pasaje Begoña se convirtió en el epicentro de una pequeña revolución de libertad , sobre todo para el colectivo LGTBI, cuando todavía ni existían esas siglas. Hasta que el 24 de junio 1971 se realizó una redada policial. Ordenada por el entonces gobernador civil de Málaga, Víctor Arroyo, afectó a más de 300 personas, de las que 114 fueron arrestadas al considerarse que atentaban contra la moral y «las buenas costumbres».Imágenes del exterior del Pasaje Begoña este junio MARÍA ALONSODécadas después, Santiago recuerda cómo ha visto languidecer el pasaje . «Está un poco dejado… Lo único nuevo son unos carteles que han puesto. Y los locales, todos cerrados, salvo una óptica y una cafetería, Begobe, que está en la esquina», enumera con un suspiro. «Intentaron reabrir algunos antes de la pandemia, pero nada cuajó », lamenta.Una segunda oportunidadLa rehabilitación anunciada se percibe para muchos vecinos como una segunda oportunidad : una posibilidad de transformar el pasado en presente, y el presente en compromiso. «Si el Gobierno quiere tener el pasaje como un sitio de memoria, lo lógico es que lo adecente y lo ponga bien», resume Santiago.Y no se queda ahí. Él, que ha convivido con la diversidad en su día a día, defiende con firmeza que Torremolinos sigue siendo un bastión de libertad . «Aquí tenemos una aceptación y una inclusión como en pocos sitios de España», afirma. «Pero si me preguntas a nivel de Estado, pues creo que estamos yendo un poco para atrás debido al avance de que los jóvenes no miran la historia ni lo que ha pasado hace años, sino que solamente se creen lo que viven hoy por hoy en las redes sociales y los que algún partido o persona de ultraderecha les cuenta», ha expresado.Por ello, subraya que le gustaría que los jóvenes estudien la historia y vean «cómo estamos» y «de dónde venimos» para que, de esta manera, no se caiga en los errores del pasado . Con la rehabilitación -para la que aún no hay fecha- Pasaje Begoña espera volver ser un lugar en el que no haya que imaginar lo que fue: bastará con mirar alrededor para recordar la importancia de conservar derechos que costó mucho conseguir. Han pasado más de 60 años desde que el Pasaje Begoña se convirtió en la cuna de los derechos y libertades de las personas del colectivo LGBT. Este estrecho callejón ubicado en el centro de Torremolinos fue entre 1961 y 1971 el principal punto europeo de la libertad sexual y afectiva . Ahora, con locales cerrados, el suelo sucio y cables a la vista, poco queda de lo que vivió este lugar. Pero su comunidad de propietarios acaba de recibir una subvención de 2,2 millones de euros para una rehabilitación integral del entorno y que, así, este lugar pueda recuperar su memoria. «Pienso que ya era hora . Aunque hace poco han puesto un cartel que le da algo de vida, pero es una pena que el pasaje como tal esté tan estropeado y olvidado porque, además, sigue habiendo discriminación, agresiones… », cuenta a ABC Cristina Márquez, una cordobesa de 39 años que vive en Torremolinos desde hace 14 años. Aunque ella no vivió los años de esplendor del Pasaje Begoña, asegura que conoce su historia y, por ello, celebra que se vaya a rehabilitar. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, visitó a finales de mayo el callejón y anunció que el Gobierno ha concedido esta subvención de 2,2 millones de euros que permitirá devolver la dignidad a este espacio . Como detalló a los medios de comunicación, la actuación afectará a un total de 105 viviendas y 1.096 metros cuadrados de locales comerciales.Imagen del exterior del Pasaje Begoña este junio MARÍA ALONSODe hecho, aunque el uso del edificio del pasaje es fundamentalmente residencial, la asociación Pasaje Begoña ha iniciado un proceso para la recuperación de los espacios comerciales con el fin de ubicar el Centro Europeo de Memoria LGTBI . Y el enclave es candidato a su reconocimiento como lugar de memoria histórica también por la Comisión Europea.Como afirma Cristina, esta medida probablemente no habría sido posible sin el trabajo conjunto de varias asociaciones y empresas locales que llevan años demandando que este lugar, declarado Lugar de Memoria Histórica por el Parlamento de Andalucía en 2018 y por el Congreso de los Diputados en 2019, se preservara y revitalizara.Un lugar de libertadEl presidente de la asociación Colega, Santiago Rubio , vive en Torremolinos desde 1983. No conoció directamente la época dorada del Pasaje Begoña pero, como asegura, está lo suficientemente enamorado de su ciudad como para haber aprendido su historia. «No lo viví directamente, pero sé bien lo que fue», cuenta. «En el pasaje había bares gay, bares de todo tipo . Era un sitio de libertad, no solo para Torremolinos, sino para España».Eran los años 60 y 70. Mientras la dictadura de Franco reprimía la libertad de amar a quien se quisiera, Torremolinos era un oasis de modernidad y encuentro. El Pasaje Begoña se convirtió en el epicentro de una pequeña revolución de libertad , sobre todo para el colectivo LGTBI, cuando todavía ni existían esas siglas. Hasta que el 24 de junio 1971 se realizó una redada policial. Ordenada por el entonces gobernador civil de Málaga, Víctor Arroyo, afectó a más de 300 personas, de las que 114 fueron arrestadas al considerarse que atentaban contra la moral y «las buenas costumbres».Imágenes del exterior del Pasaje Begoña este junio MARÍA ALONSODécadas después, Santiago recuerda cómo ha visto languidecer el pasaje . «Está un poco dejado… Lo único nuevo son unos carteles que han puesto. Y los locales, todos cerrados, salvo una óptica y una cafetería, Begobe, que está en la esquina», enumera con un suspiro. «Intentaron reabrir algunos antes de la pandemia, pero nada cuajó », lamenta.Una segunda oportunidadLa rehabilitación anunciada se percibe para muchos vecinos como una segunda oportunidad : una posibilidad de transformar el pasado en presente, y el presente en compromiso. «Si el Gobierno quiere tener el pasaje como un sitio de memoria, lo lógico es que lo adecente y lo ponga bien», resume Santiago.Y no se queda ahí. Él, que ha convivido con la diversidad en su día a día, defiende con firmeza que Torremolinos sigue siendo un bastión de libertad . «Aquí tenemos una aceptación y una inclusión como en pocos sitios de España», afirma. «Pero si me preguntas a nivel de Estado, pues creo que estamos yendo un poco para atrás debido al avance de que los jóvenes no miran la historia ni lo que ha pasado hace años, sino que solamente se creen lo que viven hoy por hoy en las redes sociales y los que algún partido o persona de ultraderecha les cuenta», ha expresado.Por ello, subraya que le gustaría que los jóvenes estudien la historia y vean «cómo estamos» y «de dónde venimos» para que, de esta manera, no se caiga en los errores del pasado . Con la rehabilitación -para la que aún no hay fecha- Pasaje Begoña espera volver ser un lugar en el que no haya que imaginar lo que fue: bastará con mirar alrededor para recordar la importancia de conservar derechos que costó mucho conseguir. 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