El Ministerio de Cultura ha lanzado este lunes la cuarta edición del bono cultural , una ayuda de 400 euros que los jóvenes que cumplan o hayan cumplido 18 años en 2025 podrán gastar en productos culturales. Desde hoy, las personas nacidas en 2007 que tengan nacionalidad española o posean residencia legal en España podrán solicitar esta tarjeta prepago que Pedro Sánchez puso en marcha hace cuatro años. En total, según el INE, hasta 534.526 jóvenes podrán acceder a estas ayudas, pero el Ministerio de Cultura no ha presupuesto 210 millones de euros, como en anteriores ediciones, sino 170 millones (150 ampliables por otros 20). El ministro Urtasun da por hecho que no todos los posibles beneficiarios van a solicitar las ayudas, y que quienes accedan a ellas no las van a gastar en su integridad. Esta ha sido la tónica habitual en las tres ediciones anteriores: el bono cultural no está funcionando todo lo bien que el Gobierno desearía.En la primera edición, la de 2022, solo se apuntaron el 54,3 por ciento del medio millón de jóvenes que podían haberlo hecho. Y además, lejos de apurar los 400 euros que les daba el Gobierno, el gasto medio fue de 259 euros, para un total de 72 millones de euros. El Ejecutivo contaba con inyectar alrededor de 200 millones de euros en el tejido cultural. En la segunda edición, la del año 2023, la tasa de beneficiarios ascendió al 66 por ciento del total. Pero el gasto medio se quedó en 268 euros, de nuevo muy lejos de los 400 euros del bono, según datos proporcionados por el Portal de Transparencia. El gasto total fue de 87 millones de euros. Es decir, la inyección económica de las dos primeras ediciones ha sido de 159 millones, una cifra muy pobre para el presupuesto total de esta iniciativa. En la edición de 2024 no hay cifras definitivas. Se ha apuntado alrededor del 65 por ciento y en los primeros meses, según Cultura, el porcentaje de gasto fue mayor.El bono cultural joven funciona con una tarjeta de prepago que el beneficiario puede tener de forma virtual en su móvil o recibir de forma física en su domicilio. A partir de la concesión se debe usar en el plazo de un año en productos o servicios culturales en los establecimientos adheridos, 3.700 en toda España. Los productos se dividen en tres categorías para favorecer la diversificación del gasto: 100 euros para productos físicos –libros, prensa o discos–, 100 euros para productos digitales –suscripciones a plataformas, prensa digital, podcast o videojuegos en línea–, y 200 euros para artes escénicas como teatro, ópera, cine, danza o museos. Noticia Relacionada estandar No Urtasun hace oficial la supresión del premio Nacional de Tauromaquia Jaime G. Mora Cultura publica en el BOE la orden que hace oficial la supresión del galardón que impulsó Zapatero en 2011. El ministro justifica la decisión en que unas 3.000 personas apoyan la medidaFue hace cuatro años cuando Sánchez anunció el lanzamiento del bono cultural , llamado a ser su gran iniciativa en materia cultural. Seguramente el presidente contaba con ganarse al sector cultural, muy necesitado tras el desastre de la pandemia, y ya de paso ganarse unos cuantos votos de más entre el electorado debutante, como le criticó en su día la oposición; pero el balance es mejorable. Su implementación llegó tarde, con retrasos, hubo un sinfín de problemas técnicos, el porcentaje de jóvenes que se han adherido al plan se ha quedado por debajo del 65 por ciento y la inyección económica al sector ha estado lejos, muy lejos, de los 200 millones de euros que prometió aportar cada año a las empresas culturales. Por el camino, Sánchez le ha entregado la cartera de Cultura a Sumar.Esta batalla interna que tienen PSOE y Sumar (y antes Podemos) por los temas culturales estuvo también en los inicios del bono joven. Sánchez lo anunció en una comparecencia en Eslovenia para que no se le adelantaran sus socios de Podemos, que no tardaron en decir que la iniciativa se les había ocurrido a ellos. Así que a Iceta le llevó unos meses poner en marcha aquel anuncio precipitado, y lo hizo con no pocos problemas. A los recién entrados en la mayoría de edad se les exigía tener el certificado digital, y esto fue una primera barrera para un sector de la población poco acostumbrado a la burocracia. «El mecanismo no es sencillo, es verdad», llegó a conceder Iceta, que luego tuvo que afrontar un torrente de quejas por los errores técnicos de la página web habilitada. «No sabía que hacían falta tres carreras y dos másteres para solicitar el bono cultural», se desahogaban los chavales en las redes sociales… «Al final voy a conseguir antes los 400 euros trabajando que con el puto bono cultural joven».Y así fueron pasando los meses hasta octubre de 2022, cuando se cerraba el plazo para apuntarse a la primera edición del bono cultural. Debido a estas dificultades y el bajo porcentaje de jóvenes que se había apuntado, Cultura hizo una «repesca» de unas semanas más y metió a Correos en el juego. El ministerio permitió solicitar también el bono cultural a través de las oficinas de Correos rellenando los datos personales en un formulario. Los problemas no acabaron ahí. Cuando a finales de año por fin los chicos empezaron a usar las tarjetas, quienes se quejaron fueron las empresas proveedoras de cultura. Cientos de puntos de venta (librerías, cines…) reportaron errores en los datáfonos: no estaban correctamente dados de alta, con lo que no se podía cobrar. «Tendría que haber estado activado a finales de agosto. A mediados de diciembre seguimos así. No somos los únicos», dijo un librero a ABC.Pasado este viacrucis, el bono cultural se ha consolidado como la iniciativa a la que el Ministerio de Cultura dedica más dinero. Está regulada por el real decreto que el Consejo de Ministros aprobó en marzo de 2023, cuando Urtasun aún no era ministro de Cultura, y se ha ido renovando de la mano de las sucesivas prórrogas de los Presupuestos Generales del Estado. El Ministerio de Cultura ha lanzado este lunes la cuarta edición del bono cultural , una ayuda de 400 euros que los jóvenes que cumplan o hayan cumplido 18 años en 2025 podrán gastar en productos culturales. Desde hoy, las personas nacidas en 2007 que tengan nacionalidad española o posean residencia legal en España podrán solicitar esta tarjeta prepago que Pedro Sánchez puso en marcha hace cuatro años. En total, según el INE, hasta 534.526 jóvenes podrán acceder a estas ayudas, pero el Ministerio de Cultura no ha presupuesto 210 millones de euros, como en anteriores ediciones, sino 170 millones (150 ampliables por otros 20). El ministro Urtasun da por hecho que no todos los posibles beneficiarios van a solicitar las ayudas, y que quienes accedan a ellas no las van a gastar en su integridad. Esta ha sido la tónica habitual en las tres ediciones anteriores: el bono cultural no está funcionando todo lo bien que el Gobierno desearía.En la primera edición, la de 2022, solo se apuntaron el 54,3 por ciento del medio millón de jóvenes que podían haberlo hecho. Y además, lejos de apurar los 400 euros que les daba el Gobierno, el gasto medio fue de 259 euros, para un total de 72 millones de euros. El Ejecutivo contaba con inyectar alrededor de 200 millones de euros en el tejido cultural. En la segunda edición, la del año 2023, la tasa de beneficiarios ascendió al 66 por ciento del total. Pero el gasto medio se quedó en 268 euros, de nuevo muy lejos de los 400 euros del bono, según datos proporcionados por el Portal de Transparencia. El gasto total fue de 87 millones de euros. Es decir, la inyección económica de las dos primeras ediciones ha sido de 159 millones, una cifra muy pobre para el presupuesto total de esta iniciativa. En la edición de 2024 no hay cifras definitivas. Se ha apuntado alrededor del 65 por ciento y en los primeros meses, según Cultura, el porcentaje de gasto fue mayor.El bono cultural joven funciona con una tarjeta de prepago que el beneficiario puede tener de forma virtual en su móvil o recibir de forma física en su domicilio. A partir de la concesión se debe usar en el plazo de un año en productos o servicios culturales en los establecimientos adheridos, 3.700 en toda España. Los productos se dividen en tres categorías para favorecer la diversificación del gasto: 100 euros para productos físicos –libros, prensa o discos–, 100 euros para productos digitales –suscripciones a plataformas, prensa digital, podcast o videojuegos en línea–, y 200 euros para artes escénicas como teatro, ópera, cine, danza o museos. Noticia Relacionada estandar No Urtasun hace oficial la supresión del premio Nacional de Tauromaquia Jaime G. Mora Cultura publica en el BOE la orden que hace oficial la supresión del galardón que impulsó Zapatero en 2011. El ministro justifica la decisión en que unas 3.000 personas apoyan la medidaFue hace cuatro años cuando Sánchez anunció el lanzamiento del bono cultural , llamado a ser su gran iniciativa en materia cultural. Seguramente el presidente contaba con ganarse al sector cultural, muy necesitado tras el desastre de la pandemia, y ya de paso ganarse unos cuantos votos de más entre el electorado debutante, como le criticó en su día la oposición; pero el balance es mejorable. Su implementación llegó tarde, con retrasos, hubo un sinfín de problemas técnicos, el porcentaje de jóvenes que se han adherido al plan se ha quedado por debajo del 65 por ciento y la inyección económica al sector ha estado lejos, muy lejos, de los 200 millones de euros que prometió aportar cada año a las empresas culturales. Por el camino, Sánchez le ha entregado la cartera de Cultura a Sumar.Esta batalla interna que tienen PSOE y Sumar (y antes Podemos) por los temas culturales estuvo también en los inicios del bono joven. Sánchez lo anunció en una comparecencia en Eslovenia para que no se le adelantaran sus socios de Podemos, que no tardaron en decir que la iniciativa se les había ocurrido a ellos. Así que a Iceta le llevó unos meses poner en marcha aquel anuncio precipitado, y lo hizo con no pocos problemas. A los recién entrados en la mayoría de edad se les exigía tener el certificado digital, y esto fue una primera barrera para un sector de la población poco acostumbrado a la burocracia. «El mecanismo no es sencillo, es verdad», llegó a conceder Iceta, que luego tuvo que afrontar un torrente de quejas por los errores técnicos de la página web habilitada. «No sabía que hacían falta tres carreras y dos másteres para solicitar el bono cultural», se desahogaban los chavales en las redes sociales… «Al final voy a conseguir antes los 400 euros trabajando que con el puto bono cultural joven».Y así fueron pasando los meses hasta octubre de 2022, cuando se cerraba el plazo para apuntarse a la primera edición del bono cultural. Debido a estas dificultades y el bajo porcentaje de jóvenes que se había apuntado, Cultura hizo una «repesca» de unas semanas más y metió a Correos en el juego. El ministerio permitió solicitar también el bono cultural a través de las oficinas de Correos rellenando los datos personales en un formulario. Los problemas no acabaron ahí. Cuando a finales de año por fin los chicos empezaron a usar las tarjetas, quienes se quejaron fueron las empresas proveedoras de cultura. Cientos de puntos de venta (librerías, cines…) reportaron errores en los datáfonos: no estaban correctamente dados de alta, con lo que no se podía cobrar. «Tendría que haber estado activado a finales de agosto. A mediados de diciembre seguimos así. No somos los únicos», dijo un librero a ABC.Pasado este viacrucis, el bono cultural se ha consolidado como la iniciativa a la que el Ministerio de Cultura dedica más dinero. Está regulada por el real decreto que el Consejo de Ministros aprobó en marzo de 2023, cuando Urtasun aún no era ministro de Cultura, y se ha ido renovando de la mano de las sucesivas prórrogas de los Presupuestos Generales del Estado. El Ministerio de Cultura ha lanzado este lunes la cuarta edición del bono cultural , una ayuda de 400 euros que los jóvenes que cumplan o hayan cumplido 18 años en 2025 podrán gastar en productos culturales. Desde hoy, las personas nacidas en 2007 que tengan nacionalidad española o posean residencia legal en España podrán solicitar esta tarjeta prepago que Pedro Sánchez puso en marcha hace cuatro años. En total, según el INE, hasta 534.526 jóvenes podrán acceder a estas ayudas, pero el Ministerio de Cultura no ha presupuesto 210 millones de euros, como en anteriores ediciones, sino 170 millones (150 ampliables por otros 20). El ministro Urtasun da por hecho que no todos los posibles beneficiarios van a solicitar las ayudas, y que quienes accedan a ellas no las van a gastar en su integridad. Esta ha sido la tónica habitual en las tres ediciones anteriores: el bono cultural no está funcionando todo lo bien que el Gobierno desearía.En la primera edición, la de 2022, solo se apuntaron el 54,3 por ciento del medio millón de jóvenes que podían haberlo hecho. Y además, lejos de apurar los 400 euros que les daba el Gobierno, el gasto medio fue de 259 euros, para un total de 72 millones de euros. El Ejecutivo contaba con inyectar alrededor de 200 millones de euros en el tejido cultural. En la segunda edición, la del año 2023, la tasa de beneficiarios ascendió al 66 por ciento del total. Pero el gasto medio se quedó en 268 euros, de nuevo muy lejos de los 400 euros del bono, según datos proporcionados por el Portal de Transparencia. El gasto total fue de 87 millones de euros. Es decir, la inyección económica de las dos primeras ediciones ha sido de 159 millones, una cifra muy pobre para el presupuesto total de esta iniciativa. En la edición de 2024 no hay cifras definitivas. Se ha apuntado alrededor del 65 por ciento y en los primeros meses, según Cultura, el porcentaje de gasto fue mayor.El bono cultural joven funciona con una tarjeta de prepago que el beneficiario puede tener de forma virtual en su móvil o recibir de forma física en su domicilio. A partir de la concesión se debe usar en el plazo de un año en productos o servicios culturales en los establecimientos adheridos, 3.700 en toda España. Los productos se dividen en tres categorías para favorecer la diversificación del gasto: 100 euros para productos físicos –libros, prensa o discos–, 100 euros para productos digitales –suscripciones a plataformas, prensa digital, podcast o videojuegos en línea–, y 200 euros para artes escénicas como teatro, ópera, cine, danza o museos. Noticia Relacionada estandar No Urtasun hace oficial la supresión del premio Nacional de Tauromaquia Jaime G. Mora Cultura publica en el BOE la orden que hace oficial la supresión del galardón que impulsó Zapatero en 2011. El ministro justifica la decisión en que unas 3.000 personas apoyan la medidaFue hace cuatro años cuando Sánchez anunció el lanzamiento del bono cultural , llamado a ser su gran iniciativa en materia cultural. Seguramente el presidente contaba con ganarse al sector cultural, muy necesitado tras el desastre de la pandemia, y ya de paso ganarse unos cuantos votos de más entre el electorado debutante, como le criticó en su día la oposición; pero el balance es mejorable. Su implementación llegó tarde, con retrasos, hubo un sinfín de problemas técnicos, el porcentaje de jóvenes que se han adherido al plan se ha quedado por debajo del 65 por ciento y la inyección económica al sector ha estado lejos, muy lejos, de los 200 millones de euros que prometió aportar cada año a las empresas culturales. Por el camino, Sánchez le ha entregado la cartera de Cultura a Sumar.Esta batalla interna que tienen PSOE y Sumar (y antes Podemos) por los temas culturales estuvo también en los inicios del bono joven. Sánchez lo anunció en una comparecencia en Eslovenia para que no se le adelantaran sus socios de Podemos, que no tardaron en decir que la iniciativa se les había ocurrido a ellos. Así que a Iceta le llevó unos meses poner en marcha aquel anuncio precipitado, y lo hizo con no pocos problemas. A los recién entrados en la mayoría de edad se les exigía tener el certificado digital, y esto fue una primera barrera para un sector de la población poco acostumbrado a la burocracia. «El mecanismo no es sencillo, es verdad», llegó a conceder Iceta, que luego tuvo que afrontar un torrente de quejas por los errores técnicos de la página web habilitada. «No sabía que hacían falta tres carreras y dos másteres para solicitar el bono cultural», se desahogaban los chavales en las redes sociales… «Al final voy a conseguir antes los 400 euros trabajando que con el puto bono cultural joven».Y así fueron pasando los meses hasta octubre de 2022, cuando se cerraba el plazo para apuntarse a la primera edición del bono cultural. Debido a estas dificultades y el bajo porcentaje de jóvenes que se había apuntado, Cultura hizo una «repesca» de unas semanas más y metió a Correos en el juego. El ministerio permitió solicitar también el bono cultural a través de las oficinas de Correos rellenando los datos personales en un formulario. Los problemas no acabaron ahí. Cuando a finales de año por fin los chicos empezaron a usar las tarjetas, quienes se quejaron fueron las empresas proveedoras de cultura. Cientos de puntos de venta (librerías, cines…) reportaron errores en los datáfonos: no estaban correctamente dados de alta, con lo que no se podía cobrar. «Tendría que haber estado activado a finales de agosto. A mediados de diciembre seguimos así. No somos los únicos», dijo un librero a ABC.Pasado este viacrucis, el bono cultural se ha consolidado como la iniciativa a la que el Ministerio de Cultura dedica más dinero. Está regulada por el real decreto que el Consejo de Ministros aprobó en marzo de 2023, cuando Urtasun aún no era ministro de Cultura, y se ha ido renovando de la mano de las sucesivas prórrogas de los Presupuestos Generales del Estado. RSS de noticias de cultura
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