Los bares ya no son lo que eran. Hubo un tiempo en que servían como lugar de encuentro y comunidad, pero, cada vez más, se convierten en meros despachos de comida y bebida, escenario del postureo generalizado y huertos de rentabilidad para grandes grupos inversores. Se extienden los bares hipster y canallitas, los gastrobares, las vinotecas o las tiendas de café de especialidad. Los vecinos ya no son bienvenidos, los precios suben y los tiempos son regulados. Algunos bares no admiten personas solas en las mesas. ¡Hasta las barras están desapareciendo! Ay… ¿qué será de los parroquianos?
El sociólogo Javier Rueda gana un premio de ensayo con una propuesta para revitalizar la España vaciada con estos establecimientos
Los bares ya no son lo que eran. Hubo un tiempo en que servían como lugar de encuentro y comunidad, pero, cada vez más, se convierten en meros despachos de comida y bebida, escenario del postureo generalizado y huertos de rentabilidad para grandes grupos inversores. Se extienden los bares hipster y canallitas, los gastrobares, las vinotecas o las tiendas de café de especialidad. Los vecinos ya no son bienvenidos, los precios suben y los tiempos son regulados. Algunos bares no admiten personas solas en las mesas. ¡Hasta las barras están desapareciendo! Ay… ¿qué será de los parroquianos?
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