Yara Ashour (Gaza, 27 años) piensa en su familia cada vez que se lleva a la boca un trozo de comida. Desde la primavera del año pasado vive en El Cairo (Egipto), pero su cabeza sigue en la Franja, dice. Ella nació, creció y estudió Medicina en el enclave palestino. Y allí estaba terminando su año de prácticas cuando estalló la guerra, en el otoño de 2023. Embarazada entonces de pocas semanas, vivió entre bombardeos del ejército israelí durante seis meses, medio año en el que estuvo ejerciendo de voluntaria en los hospitales de la Franja y, como centenares de miles de gazatíes, también se vio obligada a desplazarse en varias ocasiones. “Debido a los graves riesgos para mi embarazo y al colapso total del sistema sanitario, tuve que evacuar Gaza con mi marido en abril de 2024. Era la primera vez que salía de mi país”, cuenta a este diario.
Esta doctora de 27 años, que se tuvo que ir de Gaza el año pasado, es una de las tres firmantes de una carta en la prestigiosa revista científica ‘The Lancet’ donde alerta de que Israel está usando la hambruna como “arma de guerra”
Yara Ashour (Gaza, 27 años) piensa en su familia cada vez que se lleva a la boca un trozo de comida. Desde la primavera del año pasado vive en El Cairo (Egipto), pero su cabeza sigue en la Franja, dice. Ella nació, creció y estudió Medicina en el enclave palestino. Y allí estaba terminando su año de prácticas cuando estalló la guerra, en el otoño de 2023. Embarazada entonces de pocas semanas, vivió entre bombardeos del ejército israelí durante seis meses, medio año en el que estuvo ejerciendo de voluntaria en los hospitales de la Franja y, como centenares de miles de gazatíes, también se vio obligada a desplazarse en varias ocasiones. “Debido a los graves riesgos para mi embarazo y al colapso total del sistema sanitario, tuve que evacuar Gaza con mi marido en abril de 2024. Era la primera vez que salía de mi país”, cuenta a este diario.
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